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El rey saborea la empanada del Bierzo de vuelta a La Zarzuela

Felipe VI quiso pagar los 19 euros de la empanada de carne y acelgas que le regaló la panadería Liébana

El rey Felipe VI recibe una empanada típica del Bierzo. DL

Ponferrada

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El rey se va de Ponferrada con una empanada de carne y acelgas, típica del Bierzo. Regresa a La Zarzuela con una  empanada berciana bajo el brazo (que además de las acelgas y la carne de cerdo, lleva patata, chorizo y panceta) gracias al detalle, y el arrojo, de Tania Fernández Liébana -la 'polilla' de una familia de panaderos que lleva tres generaciones amasando en un obrador con solera abierto pared con pared con uno de los edificios del Ayuntamiento.  Minutos antes de las dos de la tarde, Tania pidió permiso a la seguridad, a su tío Fernando que la acompañara y le entregó el obsequio en una caja de cartón a Felipe VI . "Esta bien para el viaje de vuelta", les dijo el monarca.

El rey quiso pagar los 19 euros que cuesta, pero Tania y Fernando insistieron en que era un regalo. "Nos lo aceptó y es un detalle por su parte, porque me metí en el medio, así se va con el mejor sabor de boca del Bierzo ", decía minutos después de entregarle el obsequio.

Mañueco a las puertas de Liébana. DL

Si en 1996, la reina Sofía se llevó un bocadillo de tortilla del bar Suiza después de inaugurar el Teatro Bergidum, un poco más de un cuarto de siglo después, su hijo Felipe VI se vuelve de su primer viaje oficial al Bierzo como rey con una bomba de calorías de tamaño medio (las hay de hasta 38 euros y el doble de masa, de carne, de patatas y acelgas). Y tanta fue la curiosidad que despertó el regalo, que el presidente de la Junta de Castilla y León tampoco quiso irse sin probarla y antes de fotografiarse con los Liébana, se empeñó en pagar una empanada pequeña y unas pastas de almendras (14 euros en total). Al final, como Mañueco no quiso que le regalaran la compra, Tania, sus tíos Fernando y José y su madre Manoli, descendientes de José Liébana y Anuncia del Palacio, fundadores de la panadería, le regalaron al presidente autonómico unas galletas de castañas. Mañueco, si cabe, se ha ido aún con mejor sabor de boca