Seis fotos que meten a la vid en el campo de los sueños

Una botella tapizada de uvas como un manto de hiedra sobre una pared de piedra. Una cepa convertida en un reloj que marca las horas. Y un racimo que levita como un fantasma sobre unos zapatos vacíos. Las tres imágenes ganadoras del concurso de fotografía creativa sobre el patrimonio inmaterial organizado por el Instituto de Estudios Bercianos (IEB) y el Ayuntamiento de Villafranca, tomadas y trabajadas en el ordenador por Fernando Beberide (1.000 euros de premio), introducen al mundo del vino en el territorio de las metáforas. A la vid y a las uvas en el campo de los sueños.

Y no le van a la zaga las tres fotografías de las hermanas Rebeca y Mónica González Diñeiro que se han hecho con el accésit de 500 euros; un misterioso paraguas rojo, como vino de la mecía, que protege a una cepa de la nieve; una bola de cristal, que pone la realidad al revés sobre el tronco de una cepa; y un espejo que atrapa la luz del atardecer y con ella el reflejo de una familia y de sus aperos para trabajar el viñedo, como forma de contar que el cuidado de la uva se transmite de padres a hijos.

«Son metáforas del viñedo», explica Beberide de sus tres imágenes. «Un pequeño paseo visual que no está cerrado y tiene varias lecturas». Influido por la pintura y por la ilustración, Fernando Beberide —nieto, del pintor e ilustrador Norberto Beberide (1908-1991)— entiende la fotografía como parte del mismo campo creativo. «Hoy todos los campos están unidos. No distingo entre fotografía e ilustración. El mundo digital te permite hacer es unión que con la fotografía tradicional no puedes hacer», añade. El sábado, al recibir el premio en la sala de exposiciones Divina Pastora de Villafranca donde pueden verse las imágenes premiadas una selección de otras fotografías presentadas al concurso, Beberide tuvo un recuerdo para su abuelo, que desarrolló en la villa del Burbia su obra, siempre pendiente de las metáforas de la poesía.

Llama la atención y dice mucho del poder evocador de los viñedos que un concurso sobre el patrimonio inmaterial del Bierzo las dos series de imágenes premiadas tengan al mundo del vino en el centro.

Era el invierno de 2016 y había caído una enorme nevada cuando a las hermanas González Diñeiro se les ocurrió usar un paraguas rojo sobre una cepa para construir su propia metáfora. «La tarde se convirtió en una tormenta de ideas y no sabemos cómo, pero de repente vimos el contraste del paraguas sobre el blanco. Y vinos que la protección que simboliza es el punto de partida para hacer un gran vino», contaba Mónica ayer.

La siguiente fotografía que han incluido en la serie premiada la tomaron tres años después. Era el año 2019 cuando aprovecharon que se habían puesto de moda las bolas de cristal que invierten la imagen para comprar varias por internet. «En febrero, y durante la poda, hicimos varias fotografías», añade. Después de mucho dudar, escogieron una imagen que convierte la viña en una simetría. La realidad boca arriba, o boca abajo, según se mire. Otra imagen abierta a más de una interpretación que Mónica interpreta como una metáfora del cuidado que necesitan las vides para que la uva madure.

Las hermanas Diñeiro han llamado ‘Legado’ a la tercera imagen de su serie, la más reciente. «Cuando me enteré del concurso y decidimos participar, entré en el ordenador e hice un recorrido por las fotos que tengo guardadas y por los recuerdos que me traen. Tenía claro cuál era la idea que quería transmitir y me faltaba una foto que representase el legado y la transmisión del conocimiento, el amor por la tradición». Pero ninguna le convenció y una tarde se fue con su marido Jesús y con su hija Lucía con un montón de aperos y un espejo para merendar en su viña a la puesta del sol. «La idea es poner en valor que detrás de cada botella hay mucho trabajo, mucho sacrificio y una historia», añade Mónica.