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Fiestas de la Encina

Memoria de las aldeas sumergidas

Gerardo Fernández reúne en ‘Un pueblo nuevo’ la historia de la mudanza de Bárcena y Posada del Río, inundados por el pantano en 1958, y de la construcción de la térmica de Endesa y la presa

Gerardo Fernández, Mariola Estrada y Luis del Olmo, ayer en la Casa de la Cultura. L. DE LA MATA

Ponferrada

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«Quiero que se sepa que debajo del pantano de Bárcena hay dos pueblos sumergidos, porque mucha gente joven todavía lo desconoce», decía ayer, emocionado, el vecino de Bárcena del Bierzo Gerardo Fernández. El también presidente del Canal Alto del Bierzo de regantes acababa de presentar en la Casa de la Cultura de Ponferrada, y dentro del programa de las Fiestas de la Encina, un voluminoso libro titulado Un pueblo nuevo donde recoge la historia de una mudanza; la de los 400 vecinos de Bárcena y Posada del río que en 1958 tuvieron que dejar sus pueblos para dejar sitio al agua del nuevo embalse de Bárcena.

En el libro editado por el Instituto de Estudios Bercianos (IEB), Fernández, que dejó Bárcena del Río con su familia a los siete años, rememora aquel éxodo forzoso hacia el nuevo Bárcena del Caudillo (con el tiempo cambiaría el apellido), pero también aborda las circunstancias que rodearon la construcción de una presa que hoy, con la térmica de Cubillos cerrada, sirve de fuente de riego y suministro de agua para la zona, pero que a mediados del siglo pasado nacía para abastecer a la primera central térmica de Compostilla en Ponferrada en vista del escaso caudal de la Presa del Azufre. La presentación de la obra de 570 páginas y más de quinientas fotografías prácticamenete llenó la Casa de la Cultura de antiguos vecinos y sus descendientes, en un acto que contó con la presencia de la vicepresidenta del IEB, Mariola Estrada, la concejala de Cultura , Concepción de Vega y el locutor Luis del Olmo.

«Me acuerdo de todas las calles del pueblo», recordaba ayer Gerardo Fernández, con cierta nostalgia. El traslado forzoso de los vecinos de Bárcena y Posada al nuevo emplazamiento —aunque el autor calcula que la mitad emigró más lejos— fue «traumático» para las familias de los dos pueblos, que tuvieron que iniciar una nueva vida. La mitad de los que optaron por asentarse en el nuevo pueblo de Bárcena del Caudillo, hoy Bárcena del Bierzo, que construía el Instituto Nacional de la Colonización también acabaron por irse en poco tiempo ante la falta de un título de propiedad que les acreditara.

«No tenían claro que aquellas viviendas fueran suyas. Solo después de cinco o seis años ya pudieron comprarse», explicaba Fernández. Así fue como quienes se dedicaban a la agricultura (los ‘colonos’) pudieron adquirir por medio millón de euros una casa y una finca de tres hectáreas, mientras que los ‘obreros’ compraron por 105.000 pesetas una vivienda con una pequeña parcela s para huerta.

La Casa de la Cultra también acoge una exposición de fotografías de los pueblos inundados y la construcción de la térmica y de la presa.