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El Camarín recupera sus espejos

La Basílica de la Encina vuelve a colgar los vidrios venecianos donados por Felipe V e Isabel de Farnesio al inicio del siglo XVIII después de 25 años descolgados para su restauración y una limpieza fondo que ha dirigido Sofía Anta

El Camarín de la Encina lucía ayer como lo hizo durante tres siglos, con los seis espejos venecianos colgados de nuevo en el lugar del que los habían retirado en 1997 para ser restaurados. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Han tenido que pasar 25 años para que los seis espejos venecianos que el rey Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio donaron allá por las primeras década del siglo XVIII a la Basílica de la Encina vuelvan a colgar de las paredes del Camarín del templo que abandonaron en 1996 para someterse a una rehabilitación. Una limpieza a fondo dirigida por la restauradora Sofía Anta, que ha contado con la colaboración de un equipo de diez voluntarias, le ha devuelto el brillo a los cinco espejos que esperaban la oportunidad de ser restaurados desde entonces. El sexto ya fue rehabilitado en 2016 en un taller especializado de Simancas con una ayuda de 23.000 euros la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León.

La imposibilidad de la parroquia de la Encina de reunir en torno a cien mil euros o más para acometer la misma restauración en el resto de espejos de la histórica colección y el tiempo transcurrido desde que los descolgaron, ha llevado a la Basílica a optar por una limpieza del vidrio de los marcos y los espejos, sin descartar en un futuro una recuperación más ambiciosa, explicó ayer Sofía Anta.

El rector de La Encina, Antolín de Cela, posaba ayer en el Camarín con algunas de las voluntarias que, dirigidas por Sofía Antón, han limpiado cinco espejos. El sexto fue restaurado en 2016. L. DE LA MATA

Fue en 1997, un año después de las obras para renovar la cubierta del Camarín de la Encina—el lugar donde las ‘camareras’ visten a la Virgen de la Encina con sus mantos antes de las procesiones— y durante la restauración de la cúpula y la sillería por parte del taller astorgano Ave María, cuando el arquitecto que dirigía los trabajos, Gerardo Arias, decidió descolgar y embalar los seis espejos; seis joyas de la orfebrería fabricadas por los artesanos de Venecia seguramente muchas décadas antes de la donación de Isabel de Farnesio y Felipe V y que el primer Borbón que reinó en España retiró de alguno de los palacios reales para donarlo a la Basílica de la Encina. Cuenta la historia y repetía ayer el rector de Basílica Antolín de Cela, que la reina se había sentido indispuesta al salir de Ponferrada durante un viaje a Galicia, le había rezado a la Virgen de la Encina y, reconfortada, había continuado su trayecto sin más problemas de salud. En agradecimiento, el rey donó los seis espejos.

De Cela reconoció ayer, poco después de la presentación a la prensa de las seis joyas de la orfebrería de nuevo colgadas en el lugar que ocuparon durante casi tres siglos de forma ininterrumpida, que el Patrimonio del Estado ha tratado en alguna ocasión de reclamar la propiedad de los espejos, pero la Basílica se ha negado argumentando que fue un regalo de los reyes. «Santa Rita Rita, lo que se da no se quita», decía ayer De Cela.

A los espejos, coincidían el rector y la restauradora, les ha venido bien coger polvo en el mismo lugar donde estuvieron tres siglos colgados, a diferencia de otros conjuntos similares que se han perdido o dividido en herencias. Las voluntarias que han ayudado a Anta se ha tenido que emplear a fondo, eso sí, para quitarle toda la capa que oscurecía las enormes piezas de 1,85 por 1,40 metros. Concluida la limpieza después de más de 900 horas de trabajo, han sido profesionales quienes han subido y fijado los seis pesados espejos venecianos en los lugares del Camarín que habían ocupado durante tres siglos. Cuatro de los espejos son exactamente iguales y dos tiene ligeras diferencias con el resto, explicó Anta.

El Camarín, uno de los espacios más emblemáticos de la Basílica de la Encina, recupera así el lustre que había tenido hasta 1997. Mañana Día de la Encina en las fiestas de Ponferrada, quienes se acerquen a visitar el cuarto situado tras el altar solo tendrán que levantar la cabeza para encontrar el reflejo de la Virgen y dejarse llevar por la sugestión.