Diario de León

Nombres vascos del inventario del Ponfeblino

- El Museo ferroviario con sede en Azpeitia, en Guipúzcoa, tiene como emblema una antigua locomotora de la MSP - Parte de la historia del tren en el País Vasco está olvidada entre las máquinas abandonadas aún hoy en Ponferrada 

Ponferrada

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El Museo Vasco del Ferrocarril bien podría ser el sueño de lo que persigue el Bierzo desde hace dos décadas. Locomotoras de vapor con uso turístico que completan una exposición sobre lo que fue el tren en Euskadi durante más de un siglo. Tiene su sede en Azpeitia (Guipúzcoa) y como otros museos —no es el único— conserva también parte de la memoria del Ponfeblino . En su caso, ha inventariado las locomotoras «Euzkadi», adquiridas por Ferrocarriles Vascongados a la firma alemana Krauss, con sede en Munich, a partir de 1914. Varias acabaron en la línea de Ponferrada a Villablino .

Las «Euzkadi» ofrecían una mayor caldera, dotada de recalentadores de vapor, por lo que su potencia se incrementaba hasta los 865 caballos frente a los 640 de las primeras que tuvo el ferrocarril vasco. «Eran locomotora con un sistema articulado Engerth con eje libre delantero y tres ejes acoplados, más un ténder articulado montado sobre bogie de dos ejes y que distribuye el 25% de su peso sobre los ejes acoplados para aumentar la adherencia», explica la ficha de las «Euzkadi».

Ese año de 1914 se entregó la primera de las dos locomotoras encargadas (tenían los números de fábrica 6.917 y 6.918). Llegó al puerto de Pasajes en julio de 1914 y se bautizó justo como la «Euzkadi». Su número se cambió por el 50. Sin embargo, el estallido de la Primera Guerra Mundial condicionó la llegada de la segunda y Ferrocarriles Vascongados se vio en la obligación de pagar un seguro de transporte marítimo especial. Finalmente, la locomotora, matriculada como número 51, la «Zuria», se descargó en los muelles de Uribitarte en diciembre de 1914.

Ambas están hoy en Ponferrada, en un andén cerca de la estación, oxidadas entre maleza. La locomotora Nº 50 «Euzkadi», tras la electrificación de 1929, quedó relegada al servicio de maniobras en la estación de Durango. Finalizada la Guerra Civil le fueron retiradas, por razones políticas, las placas de identificación, que, afortunadamente, fueron conservadas por un trabajador de la empresa, Francisco Mardaras. El 12 de febrero de 1958 se vendió de segunda mano al Ferrocarril de La Robla, donde se matriculó como la Nº 152. Y más tarde, en 1962 se traspasó al Ferrocarril de Ponferrada a Villablino, donde recibió el número de matrícula Nº 18. En esta línea prestó servicio hasta finales de los años ochenta del siglo pasado. «En la actualidad se conserva en muy deficiente estado en Ponferrada», explica el inventario de la institución vasca.

La Nº 51 «Zuria», tras la electrificación de 1929, tuvo una vida parecida. Fue destinada al servicio de maniobras en la estación de Málzaga. Como en el caso anterior, el 12 de febrero de 1958, se vendió de segunda mano al Ferrocarril de La Robla, donde se matriculó como Nº 151, y pocos años más tarde, en 1962, fue transferida al ferrocarril de Ponferrada a Villablino, donde recibió el número de matrícula Nº 17. Su destino fue el mismo. El abandono entre un montón de hierros.

Y eso que daban tan buen resultado que no fueron las únicas adquiridas por Ferrocarriles Vascongados a la empresa alemana. Tuvieron que esperar hasta acabar el conflicto bélico. En 1921 se adquirieron 12 locomotoras más de este tipo en dos lotes diferenciados. El primero, con los números de fábrica 7.626 a 7.631, fue matriculado con los siguientes números y nombres: Nº 52 «Pagasarri», Nº 53 «Solube», Nº 54 «Urkiola», Nº 55 «Oiz», Nº 56 «Urko» y Nº 57 «Gorbea» respectivamente.

El segundo, con los números de fábrica 7.803 a 7.808, fue bautizado como sigue: Nº 58 «Amboto», Nº 59 «Ernio», Nº 60 «Aralar», Nº 61 «Aitzgorri», Nº 62 «Intzorta» y Nº 63 «Udala». Los nombres de estas locomotoras correspondieron a diversos montes del País Vasco y dieron paso a una tradición que los Ferrocarriles Vascongados mantuvieron posteriormente en sus máquinas de tracción eléctrica. De este lote, la Nº 52 «Pagasarri» también se vendió al Ferrocarril de Ponferrada a Villablino, en este caso el 13 de junio de 1938, donde se matriculó con el Nº 11. En esta línea prestó servicio hasta finales de los años ochenta del siglo pasado y en la actualidad se conserva en un aceptable estado en la capital berciana.

La locomotora Nº 56 «Urko» también fue vendida el 13 de junio de 1938 al Ferrocarril de Ponferrada a Villablino, donde recibió el Nº 12 y acabó su vida útil.

Paradojas del destino, fue recuperada en 1999 por el Museo Vasco del Ferrocarril, tras una permuta con el Museo del Ferrocarril de Ponferrada a cambio de una pequeña locomotora diesel de maniobras de la firma Schoema, procedente de Cementos Rezola. Su completa restauración finalizó en 2001. Dado que se carecía de sus placas originales, el Museo Vasco volvió la mirada a Francisco Mardaras, que había donado las de aquella primera locomotora de «Euzkadi». Lo que se hizo fue rebautizar la máquina y ponerle las placas. Ahora se vuelve a llamar «Euzkadi» y aún arranca en los días de mucha afluencia en las instalaciones de Azpeitia para disfrute de los amantes del tren histórico.

La nueva «Euzkadi»
Gracias a un trabajador se conservaron las placas de la primera locomotora y se pudieron poner a otra

También la locomotora Nº 57 «Gorbea», que quedó relegada al servicio de maniobras en la estación de Amara (San Sebastián) en 1929, tuvo un recorrido en la provincia. El 12 de febrero de 1958 fue vendida de segunda mano al Ferrocarril de La Robla, donde se matriculó como como la Nº 153. Pocos años más tarde, en 1962 fue transferida al Ferrocarril de Ponferrada a Villablino, donde recibió el número 19. En esta línea prestó servicio hasta finales de los años ochenta. En la actualidad se conserva en buen estado en el Museo del Ferrocarril de Ponferrada.

Y es que tan buenas eran aquellas locomotoras de vapor que, en los años cincuenta, la MSP adquirió cuatro locomotoras casi idénticas construidas por la empresa Macosa en sus talleres de Valencia.

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