«Salvo el mar, el Bierzo lo tiene todo, pero seguimos pensando en el carbón»

—¿A quién dedicas este premio?

—A mi padre, porque gracias a él conozco el sacrificio que impone el trabajo en el campo y lo importante que es que alguien lo cuente. Soy hija y nieta de ganaderos, sé bien lo que hay detrás de un sector no pocas veces infravalorado y poder contarlo y dar voz a quienes viven de ello me parece un privilegio que asumo con orgullo.

—¿Por qué decidiste presentarte justo con este reportaje?

—Porque ofrece una imagen optimista y vital del Bierzo, muestra su enorme potencial y demuestra que la agricultura es perfectamente viable para ser el punto de partida de un nuevo comienzo. Es un reportaje bien montando, visualmente atractivo, con numerosas fuentes y un tono abiertamente sentimental.

—Es la primera vez que ganas un premio de periodismo. Sin duda es un paso importante.

—Supongo que sí. Que sean periodistas quienes valoran mi trabajo es una enorme satisfacción y ver reconocido el esfuerzo no disgusta a nadie. Los que nos dedicamos a esto solemos estar más acostumbrados a recibir críticas. Pero para mí, premios de periodismo también son las veces que he ayudado a alguien con mi trabajo.

—La verdad es que el reportaje es muy elocuente, porque muestra el antes y el después de un entorno rural abandonado hace años y puesto ahora en valor gracias al auge de la DO Bierzo.

—Muestra la realidad, que no es otra que el arduo trabajo que están haciendo muchos viticultores por recuperar terreno perdido y viñedo viejo que, pese a los esfuerzos, sigue en progresión negativa.

—¿Es el vino un buen ejemplo de esa necesidad vital de esta comarca de creer en sí misma?

—El vino, la agroalimentación en general, el paisaje, el patrimonio (también industrial), la gastronomía. Salvo mar, el Bierzo tiene todo. Y ya nos lo creemos, pero seguimos sin saber ejecutarlo y ahí tiene mucho que ver la mentalidad individualista y que tendemos a cerrarnos a nuevos horizontes, quizás porque seguimos pensando en el carbón.