Diario de León

CULTIVOS

La sequía impone un cambio en el modelo de gestión de los castaños

Los sistemas de riego serán vitales para evitar mermas de producción como la de este año

Erizos de un castaño en un soto del Bierzo. L. DE LA MATA

Erizos de un castaño en un soto del Bierzo. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Para que la cosecha de castañas sea homogénea y óptima es preciso que caigan en torno a 150 litros de precipitación por metro cuadrado. De no ser así, será necesario aportar el agua mediante riego hasta cubrir la diferencia para evitar que los castaños puedan secarse, especialmente los de nueva plantación, o sufrir estrés hídrico que comprometa su producción en caso de que el suelo no tenga reserva suficiente de nutrientes. Teniendo en cuenta que este año ha caído un diez por ciento de la precipitación normal de manera generalizada, el déficit ha sido muy grande y ello lleva inevitablemente a una pérdida de producción. Para saber el grado de merma habrá que esperar entre una o dos semanas, explicaron fuentes de la Mesa del Castaño del Bierzo, pero las previsiones apuntan claramente en esa dirección y la realidad actual del clima marca obligatoriamente un cambio en el modelo de gestión de los sotos. Habrá que dejar el cultivo tradicional y pasar a uno más intensivo, con más cuidados y seguimiento, como se hace con los árboles frutales.

Pero la caída de la producción de castaña ya confirmada a las puertas del inicio de la campaña de recogida en el Bierzo no está únicamente vinculada al déficit de precipitaciones que se arrastra desde la pasada primavera, sino también a la afección de un hongo que provoca defoliaciones y se puede trasladar al fruto. Se llama Gnomoniopsis y es un ventajista, ya que ha aprovechado la debilidad de los castaños por la acción de la avispilla para propagarse. Por eso, desde la Mesa del Castaño advierten a los castañicultores de la importancia de una recogida y venta tempranas para que los gestores de los almacenes puedan bloquear el hongo. Lo harán mediante la aplicación de vapor de agua a una determinada temperatura y durante un tiempo concreto, para luego enfriar la castaña y sacarla.

"En las zonas donde se hicieron las primeras sueltas de Torymus, la plaga de la avispilla ya está controlada"
ROBERTO RUBIO
Secretario Mesa del Castaño

Este género de hongos ya estaba presente en el hábitat, pero el árbol era capaz de controlarlo. Ha sido el debilitamiento provocado por la avispilla lo que le ha permitido crecer de manera importante justo ahora que en las zonas productoras donde se realizaron las sueltas más tempranas de Torymus Sinensis —el enemigo natural de la avispilla— ya se ha dado por superada la plaga. Es el caso del Oeste de la comarca. «Ya se puede hablar de un control de la población en las zonas donde las inoculaciones empezaron más pronto. Aquí, la avispilla se detectó en 2017 y las sueltas comenzaron inmediatamente, en 2018. El éxito de las mismas ya es patente y se está alcanzando el equilibrio entre la plaga y el parasitoide», explicó el secretario de la Mesa del Castaño del Bierzo, Roberto Rubio. En todo caso, «esto no quita que a futuro pueda haber recaídas y que haya que seguir insistiendo en nuevas sueltas», añadió.

La situación derivada de la afección por Gnomoniopsis «no va a durar mucho, porque según vayan superando la plaga de la avispilla, los castaños recobrarán fuerza y vigor y eso va a ayudar a controlar al hongo», aseguró Rubio. No será inmediato, pero sí a medio plazo y, además, la Mesa del Castaño ya está trabajando para complementar esa lucha natural de los propios árboles y acelerar la recuperación en la medida de lo posible. «Estamos trabajando en soluciones de biocontrol y de gestión del castaño para poder dominar al hongo y adelantarnos, es decir, que no haya que esperar dos o tres años para hablar de recuperación. Para ello, mantenemos contacto con varios grupos de investigación a nivel europeo», dijo.

Los enemigos del sector

La sequía, las plagas y las enfermedades son los enemigos de la castañicultura y el escenario es inestable por la influencia del cambio climático. Este año volverá a haber menos producción de la que debiera en una comarca con alrededor de 19.000 hectáreas de castaños y donde, en la última campaña, se recogieron cerca de 7.000 toneladas de castañas que son, aproximadamente, el 80% de la producción total recolectada en Castilla y León. Por eso, para evitar la climatología siga condicionando los resultados, el único camino es la profesionalización. Se acabó lo de desbrozar una vez al año para recoger la castañas y no volver al soto hasta el año siguiente.

«Estamos acostumbrados a un sistema de cultivo tradicional donde la inversión es mínima. El castaño puede ser un cultivo muy rentable, eso lo tenemos muy claro, pero hay que invertir para modernizarse y dedicarle tiempo, porque ahí está la clave de la rentabilidad. La inversión realizada se recupera diez años después de haber plantado, pero a partir de ahí lo recuperamos con creces», apuntó Roberto Rubio.

Invertir en sistemas de riego es el primer paso y en el estudio de cuáles son los mejores también ha avanzado la Mesa del Castaño del Bierzo. «Estamos viendo que en las zonas más bajas del Bierzo el riego es imprescindible tanto para mantener una cosecha homogénea como para sacar adelante la propia plantación. Con estos veranos que estamos teniendo con una precipitación tan irregular, lo que no cae del cielo lo tenemos que aportar mediante el riego», aseguró el secretario de la Mesa del Castaño. Así, en los primeros estadios de la plantación, el riego por goteo es «el sistema que mejor optimiza la cantidad de agua que se aporta al castaño»; mientras que cuando el árbol ya entra en producción, a partir del séptimo año, «el riego por microaspersión puede ser el más adecuado», aclaró Roberto Rubio. Siempre, eso sí, «buscando sistemas que también optimicen el gasto del recurso».

«Hay que profesionalizarse y estaría bien que la gente se asesore con expertos a la hora de iniciar una plantación o resolver cualquier duda que tenga en la gestión de su soto, incluso si es tradicional», defendió Roberto Rubio.

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