El tipo de suelo puede amortiguar el impacto por la falta de lluvias

La sequía ha hecho mella en el castaño, al menos en lo que a las variedades más tempranas se refiere; pero la situación generalizada puede variar de una zona a otra de la comarca en función del volumen de precipitaciones caídas durante el mes de septiembre. «Cada sitio es un mundo y está condicionado por variables como la capacidad de retención de agua del suelo, la orientación, la pendiente, la insolación que haya recibido y la altitud. Todos esos parámetros del terreno influyen en que el árbol haya tenido más o menos recursos hídricos para hacer frente a la sequía», explicó el secretario de la Mesa del Castaño del Bierzo, Roberto Rubio.

Son los árboles más jóvenes, los recién plantados, quienes enfrentan las mayores dificultades por la falta de agua y ello provoca que muchos no logren salir adelante. En los cinco primeros años, los riegos suplementarios son obligado; pero además, «hay que ser muy exquisito» con el cuidado del área en la que se planta, porque el injerto es muy sensible al chancro, controlar que no haya tinta en el suelo y mantener a raya a los barrenadores.