El maestro de Espina de Tremor
Imagínese un maestro novato, un maestro sin coche, que en el año 1983, todavía en los días del carbón, tiene que ir todos los lunes de Otero de Naraguantes a Fabero y tomar un autobús a Ponferrada. Todo para que le le subieran en un coche de las minas hasta Espina de Tremor, donde termina el Bierzo Alto. Ese era José María Alfonso, que había llegado a un acuerdo con la maestra titular, con problemas familiares, para que le ‘supliera’ durante aquel curso.
En Espina estaba de lunes a viernes, vivía en la casa de los maestros y dio clase a media docena de niños de 6 a 12 años Entre ellos dos gemelos. «Me quedaba con ellos después de clase y su padre me llevaba truchas del río», cuenta el hombre que fue pastor y fue mecánico antes de ser maestro.