La falta de sacerdotes obliga a contar ya con voluntarios en 90 parroquias

La falta de párrocos y la despoblación ponen en riesgo el futuro de la Diócesis de Astorga. Los funerales superan en número al resto de celebraciones religiosas que se ofician; y, cada vez, es más habitual que las celebraciones dominicales sean a cargo de voluntarios. De hecho, en el Bierzo son ya 90 parroquias las que se encuentran en esta situación. Y para hacer frente a este escenario, el Obispado de Astorga ha creado cuatro unidades pastorales en el Bierzo: Ponferrada, Bembibre, Ribas del Sil y Villafranca; para impulsar «un trabajo común entre sacerdotes y seglares» defendió el ecónomo de la Diócesis de Astorga, Celestino Mielgo.

Esa cooperación evitará el abandono de las parroquias y permitirá, según Mielgo, que en los pueblos sigan «tocando las campanas el domingo» y «la gente acuda a misa que también es una forma de reunión entre vecinos».

En el Bierzo Alto, desde hace más de 18 años, un grupo de voluntarios sustituyen al párroco cuando no puede acudir a oficiar misa. Una de esas voluntarias es María Elena Rodríguez, de Folgoso de la Ribera, que ayer confesaba que cuando empezó «tenía miedo» y «ahora no sabría que hacer si no tuviese que ir los domingos».

Dicho en la presentación de la conmemoración, mañana, del Día de la Iglesia Diocesana que, además, coincide con una jornada de recuerdo a los mártires de la Diócesis. Son sesenta en total, once de ellos del Bierzo.

Además, en esta comparecencia, el ecónomo de la Diócesis de Astorga también detalló el balance de actividad y la cuenta de resultados del año 2021, con un remanente de casi 300.000 euros. La mayoría de los recursos de la iglesia, casi 3’6 millones de euros, provienen de la asignación tributaria, por la casilla del IRPF.

Lo más destacable es que, a través de la diócesis, fueron atendidas más de 28.000 personas en situación vulnerable, en 35 centros.