Un mapa de riesgos en 3D controlará el peligro de desprendimientos en Las Médulas
El escaneo del paraje con el láser de la tecnología Lidar que prepara la Fundación medirá la inestabilidad de los frentes de explotación La última caída de un picacho ocurrió en el siglo XVIII, pero ahora solo se temen pequeños derrumbes
Hace casi tres siglos largos que no se desploma ninguno de los picachos de arcilla de Las Médulas. El último del que se tiene constancia documental se vino abajo con gran estrépito en el año 1755, en un eco el terremoto que destruyó Lisboa, y los expertos coinciden en que ahora mismo no hay riesgo de que se produzca un nuevo desplome entre las peculiares agujas de tierra roja. Pero las antiguas minas de oro romanas —el paisaje arcilloso que está a punto de cumplir 25 años en la lista de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco— sufren una degradación «irreversible acentuada por los efectos climáticos», según ha reconocido a este periódico la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, que ya prepara el proyecto de la Fundación Las Médulas financiado con 55.000 euros en los presupuestos de 2023 para escanear en tres dimensiones (3D) el paraje y completar así dos estudios previos sobre la degradación de la zona elaborados por la Escuela de Minas de la Universidad de León de 2013 y más recientemente por la Universidad de Salamanca. El resultado servirá para contar con «un mapa de riesgos» en tres dimensiones que también podría servir de base a una futura visita virtual al paraje.
La Cuevona y la Cueva Encantada son los dos lugares de Las Médulas donde el riesgo de que se produzcan pequeños desprendimientos es «medio alto», según la estimación del ingeniero de Minas y uno de los investigadores de Las Médulas que es miembro del comité del Espacio Cultural del paraje (aunque no participa en el proyecto del escaneo), Roberto Matías , que ya cartografió en su día todo el terreno. De ahí que esté prohibida la visita a las dos cuevas y haya colocados carteles advirtiendo del peligro a los visitantes.
La Junta recuerda que Las Médulas «es un bien patrimonial fruto de la destrucción, no de la construcción» y la degradación irrreversible que sufre es evidente en la acumulación de cantos en la base de picachos y en sendas y «por la puntual destrucción de recursos para la visita» como son los bancos para sentarse y tramos de vallas de seguridad.
La Escuela de Minas de León ya cuantificó en su estudio «el rebote de los cantos en relación con el escarpe y la granulometría de los mismos», explica la Consejería, que considera «imprescindible contar con un detallado mapeado» de los frentes de explotación de la antigua mina. La idea es contar con datos de los frentes cada cuatro meses para comprobar cómo evoluciona el terreno cada vez que hay un cambio de estación. Con la evolución de las superficies más inestables de Las Médulas será posible elaborar «un mapa de riesgos» pormenorizado. El láser de la tecnología Lidar servirá para recoger los datos precisos y sentar las bases para una futura visita virtual en 3D al paraje.