Diario de León

Cuando la llegada del tren a Ponferrada era un acontecimiento

El Archivo Histórico ‘desempolva’ viejas imágenes de la estación tras la donación anónima de una fotografía de finales del siglo XIX

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Ponferrada

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Era un día de boda y todos iban bien trajeados en el andén de la vieja estación de trenes de Ponferrada. Las señoras lucían sombrero, falda larga hasta los tobillos y sombrilla para el sol. Los señores, encopetados, también usaban chistera, o sombrero de paja a lo Harold Lloyd, y paraguas negro. Se casaba Ernestina, cuenta la Biblioteca Municipal de Ponferrada en sus redes sociales, y quizá por eso había por allí un fotógrafo que los retrató a todos ¿después de despedir a los novios?

La de la boda de Ernestina es una de las imágenes de la primitiva estación del ferrocarril de la capital berciana en los albores del siglo XX —el edificio fue derribado en los años cincuenta— que la Biblioteca y el Archivo Histórico Municipal han ‘desempolvado’ estos días para acompañar una buena noticia; un anónimo ha donado a la institución local la fotografía de la estación con un grupo de ferroviarios y una niña, fechada el año 1900 según su primer propietario, que llevaba un tiempo a la venta en el portal todocolección. La publicación de la imagen antigua en un reportaje de Diario de León sobre el Archivo Municipal ha llevado al particular a adquirir la fotografía en blanco y negro y cederla al Archivo, que ya la ha añadido a la colección de casi tres mil imágenes de Ponferrada que ha digitalizado desde que comenzara su labor de rastreo del pasado fotográfico de la ciudad.

En el Archivo, sin embargo, creen que es una de las imágenes más antiguas que se conservan de la primera estación ferroviaria, anterior incluso al año 1900 que aparece en la reseña del portal todocolección. «Posiblemente sea anterior a esa fecha, ya que la estación no tiene instalada todavía la marquesina que figura en otras instantáneas posteriores, tanto en postales de comienzos de siglo como en fotografías de colecciones privadas», explican desde el Archivo Histórico que dirige Jesús Álvarez Courel. La imagen, en cualquier caso es «espléndida» y se añade a otras vistas de la vieja estación cuando pertenecía a la Compañía de los Caminos del Hierro del Norte de España, propietaria entonces de la línea ferroviaria entre Palencia y La Coruña.

El tren había llegado por primera vez a Ponferrada un 4 de febrero de 1882, después de catorce años de obras para trazar un trayecto en forma de lazo y cuajado de túneles con el que salvar el desnivel del puerto de Manzanal. Y fue todo un acontecimiento. El viaje de cinco días y medio por carretera y con medios de tracción animal quedaba reducido a un día redondo con el nuevo ferrocarril. Ernestina podía irse de luna de miel en tren si así lo quería.

Por entonces la estación se encontraba enfrente del actual edificio (a espaldas de lo que hoy es la avenida del Castillo). Y ahí seguiría hasta mediados del siglo XX, cuando se trasladó al otro lado de las vías y en su lugar se construyeron muelles de mercancías, la nave de Paquexprés y la fábrica de aceites de Elosúa, que también acabarían demolidas posteriormente.

Cuenta el portavoz de la Asociación Cultura Ferroviaria Berciana, Daniel Pérez Lanuza que para el año 1954 —la estatal Renfe había sustituido desde la década anterior a las compañías ferroviarias privadas— la reforma de la estación de Ponferrada estaba completa. La parada del tren en la capital del Bierzo contaba con un nuevo haz de clasificación, formación y expedición de trenes de mercancías y otro haz exclusivo para trenes de carbón con sus muelles de carga. Había además en la estación una reserva de máquinas y un taller de tracción y material móvil. Todas las instalaciones estaban conectadas con la estación mediante cuatro vías, al margen de la vía general, añade Lanuza en el libro El Ferrocarril de Ponferrada a Villablino y la Minería en el Bierzo (Monografías del Ferrocarril, 2000).

Caminos de hierro

Hoy, cuando la ciudad empieza a recuperar algunos de los servicios de larga distancia suprimidos durante la pandemia, como el Alvia a Madrid, pero todavía echa de menos los convoyes del nocturno Estrella de Galicia, la estación ferroviaria depende del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). La llegada y la salida del tren ya no es una fiesta ni un acontecimiento. Los novios que se casan y los invitados a la boda suelen elegir otros medios de locomoción. Pero los caminos de hierro siguen ahí, igual de fotogénicos.

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