Más de 70 antiguas minas del Bierzo Alto pueden ser almacén energético
Investigadores de la ULE estudian el acopio de aire comprimido procedente de renovables
Demostrar las posibilidades que ofrecen antiguas explotaciones mineras subterráneas para almacenar la energía procedente de fuentes renovables es el objetivo del proyecto desarrollado por un equipo de investigación formado por profesores e ingenieros de la Escuela Superior y Técnica de Ingenieros de Minas de la Universidad de León (ULE) y del Departamento de Energía de la Universidad de Oviedo. Un estudio iniciado hace ya tres años que ha permitido localizar en un mapa 73 posibles ubicaciones que cumplen con los criterios a priori establecidos para poder servir al fin descrito. Todas están en el entorno de Bembibre, según explicó el director de la Escuela de Ingenieros de Minas de León, Antonio Bernardo Sánchez.
«Nos centramos en el análisis del sistema de almacenamiento energético de aire comprimido en minas abandonadas y en su potencial de usos en la provincia de León, mediante sistemas de información geográfica, para determinar posibles ubicaciones en minas abandonadas. Hemos localizado 73 y ahora tenemos por delante un trabajo de obtención de datos de estas ubicaciones. En paralelo, seguimos trabajando para determinar las condiciones termodinámicas y constructivas para tener la máxima eficiencia de almacenamiento», detalló el también director de la Cátedra Extraordinaria Rennova de Energías Renovables e Ingeniería Ambiental de la ULE, que junto a Laura Álvarez de Prado y Javier Menéndez conforman el grupo de investigación de la Universidad de León integrado en el proyecto.
Los 73 puntos subterráneos óptimos para el almacenamiento energético de aire comprimido son el resultado de una criba realizada entre los 2.446 permisos mineros que hay en la provincia de León. En concreto, se estudiaron los 642 permisos mineros de la denominada Sección C, es decir, la correspondiente a minerales industriales y minería metálica; y los 1.824 permisos mineros de la sección D, que es la que se corresponde con el carbón.
El tiempo que dichas explotaciones subterráneas llevan cerradas, dado que en principio ello conlleva un peor estado de conservación; la proximidad de estos puntos a zonas con protección medioambiental, la lejanía de infraestructuras que resultan básicas, como la red eléctrica y carreteras; y la cercanía a fuentes de energía renovables, en este caso solo eólica por la disponibilidad de datos. Todos ellos son los criterios que se han tenido en cuenta a la hora de desestimar la gran mayoría de permisos mineros. De hecho, los que en principio pueden ser aptos para el almacén de energía mediante aire comprimido no alcanzan el 3% del total.
Eso sí, «quedaría por hacer un análisis detallado del estado de conservación de las posibles galerías para ver cuáles son finalmente viables», apuntó Antonio Bernardo Sánchez. Para ello, el grupo de investigadores visitará las instalaciones en una siguiente fase del proyecto y recabará más información en los planes de labores que estén disponibles en el Servicio de Minas de la Junta de Castilla León.
Actualmente, no existe ningún almacén energético de las características del modelo descrito en el proyecto. «Sí que hay dos plantas en Estados Unidos y Alemania, pero no son de las mismas características ni eficiencia que las que nosotros tratamos, ni están en galerías de minas», puntualizó el director de la Escuela de Ingenieros de Minas de León.
Sí se están realizando, en cambio, otras investigaciones sobre esta materia en otros puntos de España, con las que el grupo de las universidades de León y Oviedo valora establecer sinergias. «Sabemos que en la Escuela de Minas de Madrid han iniciado trabajos en este campo, con algún proyecto con los que teníamos intención de colaborar», dijo Bernardo Sánchez.
Además de las ventajas propias de los almacenes energéticos, que «permiten una gestión adecuada del ajuste del sistema eléctrico», en un momento de transformación del modelo vigente y en plena expansión de las energías renovables; el sistema propuesto por el grupo de investigadores de la ULE tiene otras ventajas reseñables, como la de «poder dar nueva a vida a mina cerradas, creando un empleo estable y productivo», subrayó Antonio Bernardo Sánchez. «La fase de construcción de los almacenes requerirá de abundante mano de obra y la de explotación generaría un empleo calidad», defendió.