Experiencia con insignia
La Obrera reconoció la fidelidad de 32 socios con la entrega de medallas y pergaminos en un acto también de unión con la coral Solera Berciana
Socios que ayer fueron reconocidos en el acto de entrega de insignias de La Obrera. L. DE LA MATA
No hay diciembre en Ponferrada sin la entrega de las insignias a los socios más longevos de La Obrera. La asociación que es una institución con identidad propia en Ponferrada repite cada año el homenaje a quienes suman más años de vida y de fidelidad al grupo. 450 mujeres y hombres soportan actualmente los cimientos de La Obrera y muchos de ellos participaron, ayer, en el acto de imposición de las medallas de oro y plata y también de reconocimiento a quienes ya han cumplido los 80 años.
La directora de la formación coral Solera Berciana, María Teresa Portela, llevó la tutela del acto en el papel de mantenedora y subrayó la estrecha relación que siempre ha unido a la coral con La Obrera y a ella misma, como profesora de piano y canto, que en más de una ocasión ha hecho uso de las instalaciones de la sociedad en la histórica calle Paraisín de la capital berciana.
Una decena de socios que acumulan ya cuarenta años de unión directa con La Obrera recogieron las insignias de oro y nueve se llevaron las de plata. Estos últimos son quienes acaban de cumplir 60 años y ya llevan cinco siendo parte de La Obrera. También se hizo entrega de los pergaminos a los trece miembros que ya han vivido 80 primaveras con sus respectivos inviernos.
Mantenerse y, sobre todo, crecer sigue siendo el objetivo marcado por la junta directiva de La Obrera, que llegó a roza los mil asociados en algún momento de su dilatada historia. En procurar que la gente joven tome conciencia del papel que juega la sociedad y participe de su labor es un reto prioritario, mientras se mantiene la agenda social y los talleres y actividades culturales. También se acometen proyecto más ambiciosos, como la mejora de las instalaciones que han sido siempre el lugar de reunión y hermanamiento.