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DOS MILLONES DE AÑOS ATRÁS

La mina de oro de Puente desvela la historia del Sil

Viaje al interior del yacimiento aurífero

Entrada al yacimiento de las Ferreiruscas. FERNÁNDEZ LOZANO

Ponferrada

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Los recientes hallazgos de explotación aurífera dados a conocer en una mina de Puente de Domingo Flórez, en el paraje de las Ferreiruscas y a la que se suman otros tres puntos en las riberas del río Sil (zona de Puente, frente a Quereño y cerca de Sobredo y Salas de la Ribera) tienen un alto valor por su singularidad: enseñan y revelan información geológica que indica que los buscadores de oro utilizaban estos enclaves fluviales como puerta o paso previo para llegar a los grandes yacimientos como el de Las Médulas.

Javier Fernández Lozano, profesor de la Escuela de Minas de la Universidad de León (Ule) —geólogo experto en minería aurífera de la provincia, que imparte la docencia sobre Ingeniería y Prospección—, junto al minero de interior ahora jubilado, Ángel González Abajo, inspeccionaron y estudiaron esta semana de acueducto festivo la mina de oro de Puente de Domingo Flórez. Sus conclusiones arrojan luz y mayor conocimiento sobre todo el conjunto aurífero declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

Javier Fernández asegura que no despunta por ser una gran mina de oro, dado que las hay más grandes en la provincia, como puede ser la existente en la Valduerna, de casi un kilómetro de longitud. Pero este yacimiento arqueológico de Puente de Domingo Flórez tiene una peculiaridad. Y es que, en primer lugar, no presenta los mismos depósitos que los que forman Las Médulas. Es diferente. Son depósitos que tienen que ver con los ríos. «En este caso de Puente se trata de una antigua terraza fluvial. Por tanto, relativamente reciente. Pensamos que es de la edad cuaternaria», reseña el doctor universitario.

Singular por diferente

El yacimiento aurífero de Puente es peculiar por su formación geológica diferente al de Médulas

Obviamente la cota de esta mina de Puente es diferente a la de Las Médulas. En esta última, los depósitos rojizos aparecen entre 800 y 900 metros de altitud, y van asociados a abanicos aluviales, que se forman en la sierra de la Cabrera (la zona del Teleno y Aquilianos). Mientras que los que hay en Puente son antiguas terrazas del río Sil, que han quedado colgadas a 400 metros por debajo de las Médulas.

«Esto nos quiere decir algo, y es que no es el mismo depósito geológico. Son conglomerados que abandonó ahí el río Sil en su trayectoria, antes de iniciarse, o en el momento de iniciarse el encajonamiento prematuro del río, y que hoy han quedado colgados en una ladera soleada a más de 400 metros de altitud,.Mientras que la cota del Sil está a 360 metros en Puente», explica Fernández Lozano.

Además, es singular porque se ven las huellas de impacto de otros cantos transportados por el mismo cauce. Aparecen formas de media luna, característica de golpes de gubia. «Lo importante de este espacio, más que la mina en sí, es la información geológica que nos aporta, los materiales en los que se encuentra son muy distintos a los del resto de minas romanas de interior en la provincia», resalta el experto estudioso de esta materia.

Informa Fernández Lozano que dentro de la mina de Puente han observado que hay dos galerías que están taponadas; habría que excavar y entrar para conocer más. «Hay dos galerías laterales y probablemente hubiera alguna más. El método que han utilizado aquí para explotar y que en época romana también se usaba era entrar por dos galerías paralelas y tirar el muro medianero, haciendo así una gran sala, aumentando la superficie del interior de la galería», reseña.

Palabra de experto

«A los grandes yacimientos de Las Médulas llegaron a partir de los ríos»

«Esto se ve muy bien en Puente. Y luego hay otras dos galerías laterales que se intentaron abrir y que probablemente pudieron haber intentado unirlas, pero quedaron ahí», indica el profesor universitario de ingeniería minera. «No sabemos lo que hay porque están taponadas por el sedimento», expresa.

Lo que si se confirma es que de ahí sacaron oro. «Es verdad que tiene mucho óxido de hierro, pero la mina de Puente era de oro y estaban explotando el conglomerado, que son los mismos que vemos en otros valles que están paralelos, como el gallego de Montefurado», reafirma.

La particularidad de estos depósitos de terraza de Puente es que tienen una importante precipitación de óxido de hierro, que le aporta ese color rojizo y que produce un compacto de óxido de hierro que está cementando la roca. Se conforma así una roca muy dura que sostiene la cavidad de la mina.

Tres minas más

No lejos de la mina de las Ferreiruscas de Puente hay tres minas más, ubicadas en el fondo del valle, junto al Sil. Son yacimientos de los que hoy sólo quedan los estériles, pero que se estima que es donde más oro pudo quedar, donde explotaron la terraza de forma superficial, a diferencia de la de las Ferreiruscas. Todas fueron explotadas por los romanos.

Las minas de oro de Puente están todas determinadas e influenciadas por la evolución de millones de años del río Sil. Es en la zona del Sil y el Cabrera, limítrofe de las provincias de León y Orense (Valdeorras).

Dato importante

«Lo que nos está indicando también la mina de Puente es la historia del río Sil. Nos habla de cómo en los últimos dos millones de años la red fluvial se ha encajado y ha dejado retazos de ese Paleosil, a cien metros de altura del cauce actual que ha quedado preservado. Es patrimonio geológico de interés», resalta Javier Fernández Lozano.

Pero, no sólo eso, todo esto ofrece unas características especiales para el sustrato sobre el que se desarrollan las viñas (cabe recordar que en esta zona están los viñedos Ventua, el vino que tanta fama está dando a la zona). Es un terreno favorable al drenaje del agua y estos suelos contienen una rica gama de oligoelementos, necesarios para organismos vivos, como son las plantas de la vid en este caso.

«Eso también enriquece el terreno. Más allá, los conglomerados tienen un papel muy importante de la temperatura, acumulan calor durante el día y lo sueltan lentamente durante la noche, favoreciendo que las heladas no afecten a la cepa en beneficio de la maduración y acidez de la uva. El sustrato geológico tiene un valor incalculable», explica este experto geólogo.