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HISTORIAS CON HISTORIA

El enigma que dejó el papa Ratzinger si pasó por el Bierzo

El hospitalero de Molinaseca guarda bajo llave una enigmática postal del pontífice

La postal, con la felicitación de puño y letra de felicitación de puño y letra de Joseph Aloisius Ratzinger, avalada por estudios caligráficos. DL

Ponferrada

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Una postal, aparentemente una postal más de tantas que envían los peregrinos por la atención que reciben en el Camino de Santiago, ha llevado a Alfredo Álvarez, hospitalero de Molinaseca y gestor del albergue Santa Marina, a ser conocido en todo el mundo. Conocido y hasta cierto punto acosado por tener en sus manos todo un enigma. Una felicitación de puño y letra, avalada por estudios caligráficos, que, supuestamente, Joseph Aloisius Ratzinger firmó con unas palabras enigmáticas —«Futuro papa Benedicto XVI»— años antes de ser elegido sumo pontífice de la Iglesia Católica

«Cogí hasta miedo», confiesa Alfredo Álvarez, que guarda la enigmática postal enviada desde Montpellier, en Francia, en el año 2000, en un lugar seguro. Miedo por lo que se ha llegado a decir en ciertos círculos cercanos a la Iglesia. «O sea, el cardenal alemán predijo cinco años antes que él sería Papa, y se llamaría Benedicto XVI. ¡Increíble!», escribió en su blog el periodista mexicano Fred Álvarez, en un artículo titulado con una pregunta inquietante: «¿Conspiración para matar al papa?», firmado el 5 de marzo de 2012. «Dicen varias fuentes que la postal con matasellos del año 2000, cuya autenticidad ha sido verificada por calígrafos, se guarda en una caja fuerte en el albergue jacobeo de Molinaseca, en el Bierzo. Y es el mayor enigma relacionado con la elección del actual Papa», añade en el artículo. Lo cierto es que Ratzinger estuvo en Montpellier en la fecha en la que se envió la postal.

Alfredo Álvarez, con la postal en sus manos. DL

No es el único que se ha llegado a hacer eco de la postal llegada al Bierzo. Íker Jiménez también. Cuenta Alfredo Álvarez que le llegaron a llamar del mismísimo Vaticano para que se la llevara, «aunque al final no se concretó el viaje».

Ni el Obispado de Astorga, ni el Arzobispado de Santiago de Compostela, ni la Nunciatura Apostólica en Madrid les consta que Benedicto XVI hiciera el Camino de Santiago, y mucho menos que escribiera dicha postal, pero sí han confirmado que Ratzinger estuvo en España en el año 2000. Hasta tal punto ha llegado la enigmática postal que el propio portavoz de pontífice emérito, Federico Lombardi, en octubre de 2010, tras un viaje a Santiago de Compostela de Benedicto XVI, tuvo que desmentirse de sus propias palabras después de decir en periódicos gallegos que ya había estado «en el pasado» en Compostela. «Me he visto apremiado a verificar la información que había recibido y he comprobado que estaba equivocado», justificó Lombardi. ¿Hizo Ratzinger el Camino de Santiago antes de ser Papa? ¿Escribió él mismo la postal? En este caso, ¿cómo podía saber con cinco años de antelación que sería elegido Papa? Si no la escribió él, ¿quien la escribió y como podía saber el nombre del futuro Papa?, son preguntas que se han hecho periodistas de todo el mundo sobre la famosa postal enviada a Alfredo Álvarez.

«No hay motivo para mentir», insistió en su día el Arzobispado de Santiago tras aclarar Lombardi sus palabras.

Según el relato de Alfredo Álvarez, en el año 2000 recibió a un peregrino muy parecido al Papa emérito. Y después recibió la postal agradeciéndole el trato recibido: «Tenemos vida eterna junto al Padre, en el amor. No perdamos la esperanza, y en Roma y Jerusalén, si Dios quiere, rezaremos por tu alma; tú también», dice la postal.

En todos estos años, el Vaticano se ha mantenido al margen de este capítulo de la biografía del Papa y nunca ha facilitado ningún documento manuscrito que permitiese corroborar lo que por ahora sigue siendo una leyenda, han escrito en Religión Digital, uno de los medios con mejor información religiosa. Algunos periodistas como Paloma Gómez Borrero recriminaron al hospitalero berciano por supuestamente mentir. Otros en cambio, han defendido a Alfredo Álvarez con una pregunta muy sencilla. ¿Qué le iba a llevar a mentir? Nadie, de momento, ha podido demostrar que no sea verdad.