Diario de León

Antonio Cachón, el héroe que salvó a sus dos vecinos de morir abrasados por las llamas en Berlanga

Ponferrada

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No le gusta el protagonismo y mucho menos se considera héroe de nada, pero la realidad es tozuda. Su acción, su arrojo humano, logró salvar la vida de dos de los tres inquilinos —vecinos de la casa colindante— que ardía en el pueblo de Berlanga del Bierzo en la madrugada del pasado viernes.

Se llama Antonio Cachón, tiene 67 años, nació en Pereda de Ancares y se casó con una vecina de Berlanga, donde vive como jubilado de una empresa de montajes metálicos. Se puede decir con certeza que gracias a Antonio, su vecina María del Carmen Martínez Guerra, de 63 años, y  también su hermano Francisco, de 61,  hoy están vivos y se recuperan en el Hospital del Bierzo por la intoxicación del humo de la vivienda.

La tercera inquilina del inmueble quemado es la madre de los dos afectados. Se llama Antolina Guerra Pérez, tiene 88 años, y la salvó la profesionalidad y pericia de tres bomberos de Ponferrada, llamados Jesús, Álvaro y Borja.

El reloj marcaba la una de la madrugada del pasado viernes. Antonio Cachón estaba viendo la televisión en su casa. La mayoría de su familia se había ido a dormir. En un momento dado, la paz del barrio de La Pasada de Berlanga se vio alterada por unos gritos de auxilio que sonaban cerca.  Antonio salió a la calle y se topó con todo el percal.

«Sentí voces. Las llamas salían por la ventanaz y en ella estaba Maricarmen pidiendo socorro. Cogí una escalera de mi casa, la posé sobre la ventana, subí sin pensar en nada y la bajé a costillas como pude. Recuerdo que ella se abrazó a mí, la agarré con dificultad por la cintura del pantalón para sacarla de allí y, marcha atrás, la pude bajar por la escalera portátil», explicaba Cachón, ya más tranquilo, aunque aún inquieto por lo que había vivido y no haber pegado ojo en toda la noche.

Una vez rescatada María del Carmen, aún faltaba su hermano y su madre, que permanecían dentro. Las llamas se embravecían y el tejado se estaba desconchando, con las pizarras y maderos cayendo por todas partes.

Francisco Martínez no quería salir de la casa y no dejaba de gritar: «¡Mi madre. Mi madre!». El  humo lo invadía todo. Su vecino, Antonio Cachón decidió entonces entrar por el acceso principal de la casa en llamas. Allí estaba tirado en el suelo, sangrando por la cara y casi inconsciente Francisco Martínez, que no había sido capaz de sacar a su anciana madre de la cama.

El tiempo apremiaba, así que, —según relató Antonio Cachón a este periódico— junto con su cuñado Francisco Díez, logran arrastar de la escalera y sacar fuera de la casa al herido, a Francisco Martínez.

Entre tanto, la esposa de Antonio Cachón ya había dado aviso a los bomberos de Ponferrada, que estaban a toda prisa de camino a Berlanga. La noche era complicada, porque la niebla no dejaba ver bien.

La tragedia que no fue
Con la madre impedida en la cama, primero se rescató a su hija y luego a su hijo, ensangrentado

Llagados los bomberos, entraron con urgencia dentro del edificio, que se descomponía en cenizas por el tejado. Lograron sacar de la cama a la mujer de 88 años, meterla a resguardo debajo de una mesa hasta que finalmente pudieron sacarla por la ventana con todo el aparataje mecánico de  los bomberos. Por fin, los tres inquilinos quedaban a salvo y fueron trasladados en ambulancia al Hospital del Bierzo, donde este viernes se recuperaban del susto y la intoxicación. Su vida no corre peligro.

El alcalde de Berlanga, el socialista César Ávarez estuvo al tanto de lo sucedido. Ayer decía que por fortuna no hubo víctimas. «Pudo haber sido una tragedia muy grande», indicaba, al tiempo que ensalzaba la labor de los vecinos y los bomberos. En Ponferrada se felicitaba el trabajo de los bomberos.

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