El Ponfeblino volverá a recorrer el valle del Sil con una inversión de 4 millones de euros

Casi cuatro millones de euros de fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia permitirán hacer realidad uno de los sueños compartidos del Bierzo y Laciana. El tren minero volverá a recorrer el valle del Sil. La primera fase del Ponfeblino será una realidad en un plazo de tres años, que es el período de ejecución de las obras de rehabilitación y adecuación de la infraestructura ferroviaria contempladas en el proyecto que el Consorcio del Ponfeblino presentó, el pasado mes de julio, a la convocatoria de una línea de ayudas dirigida a iniciativas de infraestructuras ambientales, sociales y digitales en municipios de zonas afectadas por la transición energética.

El Instituto de Transición Justa (ITJ), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, no solo ha seleccionado el Ponfeblino entre las opciones financiables, sino que cubrirá el total de la intervención prevista en esta primera incursión. Se trata de la primera piedra de un proyecto mucho más ambicioso que comienza en el plano turístico y prevé dar el salto también al aprovechamiento industrial en materia ferroviaria. Una gran noticia para los municipios integrados en el Consorcio (Ponferrada, Cubillos del Sil, Toreno, Páramo del Sil, Palacios del Sil y Villablino). Dos comarcas unidas con un objetivo común, todo un valle vertebrado en torno a una iniciativa en la que muchos nunca creyeron y que no solo se ha demostrado viable, sino que ha obtenido un respaldo económico sin precedentes por parte ITJ.

3.999.189 euros es la cantidad exacta adjudicada para la ejecución de la primera fase del Ponfeblino, que se centrará en la rehabilitación del trazado ferroviario ya existente, entre Cubillos del Sil y Villablino, pero que no renuncia a extender la vía hasta su origen histórico —Ponferrada— en fases posteriores. De hecho ese es un objetivo irrenunciable, según las palabras de la presidenta del Consorcio del Ponfeblino, Alicia García, que ayer compareció públicamente, junto al resto de representantes del ente, para dejar constancia de la satisfacción por la financiación obtenida. En actuaciones complementarias habrá que acometer también el arreglo y puesta en valor de las estaciones y apeaderos, que no entran en la partida ahora consignada.

El proyecto validado por el ITJ incluye la recuperación de la infraestructura, el material móvil y los trabajos técnicos especializados. También se tiene previsto la recuperación de las instalaciones de seguridad, de pasos a nivel y de comunicaciones, paralelamente a la implantación de un Sistema de Gestión de Seguridad (SGS), un Plan de Protección Civil (PPC) y un Reglamento General de Circulación.

El objetivo es dejar la vía en condiciones óptimas y de seguridad para que el tren vuelva a correr por ella. Se intervendrá, especialmente, en los puntos más conflictivos en lo que ha habido derrumbes y/o desprendimientos, como es el caso de la parte de trazado ferroviario a la altura de la carretera de Librán (Toreno), donde habrá que hacer una escollera. «Una parte importante de la inversión se quedará ahí», aseguró la presidenta del Consorcio. También se rehabilitarán e iluminarán los doce túneles y las pasarelas. «Todos los puentes se van a renovar para que el trazado sea seguro», dijo Alicia García.

El cambio de algunas traviesas por otras más modernas, la intervención en los puntos que han sido objeto de vandalismo, la instalación de pasos a nivel, semáforos y señalización, trabajos de desbroce, eliminación de los escombros en algunas zonas, arreglos de los corrimientos de tierra como los que se han producido en Matarrosa del Sil o en Santa Cruz del Sil, donde «la línea está llena de agua por el mal estado de las cunetas». Todo ello forma parte del proyecto, como también la renovación de una parte del parque móvil existente y la transformación de algunas locomotoras para cambiar el tipo de combustible por uno más sostenible. En este sentido, cabe señalar la propuesta de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), que ha ofrecido la Badlwin PV 9 Wagner, que tiró del tren minero 60 años y podría tirar del tren turístico, para que vuelva a circular adaptada al hidrógeno verde.

«Se pretende contar con locomotoras diésel de dos tipos diferentes, así como de un parque de unas 20 tolvas. En cuanto al material remolcado, será necesario recuperar diversos coches de viajeros que, en una primera fase, deban ser traídos de fuera del ferrocarril y, posteriormente, rehabilitar y recuperar vehículos originales que formen una composición histórica», recoge el proyecto, en el que también se hace hincapié en la existencia de «un gran número de locomotoras de vapor aún conservadas, en mayor o menor estado de conservación, y que pertenecieron al ferrocarril de Ponferrada a Villablino». Algunas ellas están restauradas en el Museo del Ferrocarril y otras, en cambio, abandonadas y vandalizadas en La Placa (Ponferrada).

El publicado ayer es un hecho histórico para el Bierzo y Laciana y así lo señalaron los alcaldes y representantes de los ayuntamientos integrados en el Consorcio. Los casi cuatro millones de euros concedidos por el Instituto de Transición Justa son vistos como la oportunidad de un nuevo comienzo en torno a un proyecto turístico llamado a sentar las bases de un nuevo modelo económico en el valle del Sil. La inversión es necesaria para poner freno al deterioro de una infraestructura ferroviaria por la que no circula un tren desde 2014.

«Desde 1996 no se han realizado obras en todo el tramo y las actuaciones acometidas por la Junta de Castilla y León y del Consejo Comarcal del Bierzo se pueden considerar como inversiones menores de poco impacto o relevancia y no relacionadas con la infraestructura del proyecto», subraya el Consorcio del Ponfeblino en el informe que presentó a la convocatoria de fondos europeos, que también pone de relieve la iniciativa privada de la empresa ARMF SL, que sí ha invertido dinero en la rehabilitación del taller de Villablino y de su puesta al día como centro de trabajo y pruebas de maquinaria ferroviaria, tras resultar adjudicataria de un contrato licitado por el Ayuntamiento de la capital lacianiega.

De hecho, el alcalde, Mario Rivas, destacó la importancia de esta iniciativa privada en la consecución de los fondos europeos, ya que «una de las necesidades básicas para su desarrollo es que exista personal cualificado en la zona para poder restaurar el Ponfeblino», dijo. Precisamente, respecto a la ejecución de las obras de rehabilitación, el objetivo es sacar el contrato a licitación lo antes posible, una vez que se publiquen las bases con la resolución definitiva, dando prioridad a empresas ya asentadas en la zona, aseguró la presidenta del Consorcio. Y entre los requisito —añadió— estará también la contratación d emano de obra local.

Un día histórico

Ninguno de los representantes políticos del valle del Sil ocultó su satisfacción por un logro conseguido después de décadas de pelea. «Esa es la primera piedra para que el Ponfeblino sea una realidad y veamos, de una vez por todas, un proyecto regenerador», dijo el concejal de Medio Rural de Ponferrada y representante de este Ayuntamiento en el Consorcio, Iván Alonso.

«Hoy es un día  muy importante para nuestro municipio, que siempre ha estado muy vinculado a la línea del ferrocarril. Este proyecto es la piedra angular de todo», defendió el alcalde de Palacios, Roberto Fernández, que también puso en valor el «espectacular medio natural» del suyo y del resto de municipios del Alto Sil y cómo en Ponfeblino puede ser el eje vertebrador de una oferta todavía por desarrollar. En ello incidió, de hecho, el alcalde de Villablino, en la necesidad de seguir trabajando por conseguir más fondos que «enriquezcan este proyecto con infraestructuras complementarias». «Hoy es un día para felicitarnos todos. Si algo tiene grande este proyecto es que es vertebrador, que vertebra un valle entero», subrayó el alcalde de Páramo del Sil, Ángel Calvo.

Así, 2023 pasará a ser un año fundamental en la cronología de la historia del tren minero del Sil junto a 1919, año que entró en servicio para garantizar el suministro de carbón después de la Primera Guerra Mundial; 1980, cuando se eliminó el transporte de viajeros, y 2014, año en el que se vio el último tren.