Las cenizas de Pepe Álvarez de Paz brotan en la sierra de Noceda
La viuda y el hijo del político fallecido hace dos años dejan parte de sus restos a los pies de Gistredo tras el homenaje del PSOE de Ponferrada
Un año antes de morir, justo antes de la pandemia, Pepe Álvarez de Paz mandó labrar una piedra con unos versos que no quiso firmar para colocarla en el mismo lugar, al pie de la Sierra de Gistredo en Noceda del Bierzo, donde desde este viernes reposan una parte de su cenizas. Los versos del antiguo eurodiputado berciano, antiguo gobernador civil de Pontevedra, antiguo diputado nacional, antiguo abogado laboralista y cura obrero, marido de Teresina y padre de David, querido a la derecha y a la izquierda de la política, los leyó con su voz de cantautor acostumbrado a la poesía Amancio Prada en el final del homenaje que el PSOE de Ponferrada le ha organizado a Pepe en el segundo aniversario de su fallecimiento. Y dan una idea de la hondura, la bondad, la inteligencia y la humanidad de José Álvarez de Paz y del legado que ha dejado entre quienes lo conocieron.
Si alzamos la vista de Gistredo/ una noche de estrellas fugitivas/ a cuatro años de la Genciana/ velando por los soles que se apagan/ y millones de estrellas que caminan/ girando en torno al núcleo con nosotros/ me pregunto a qué vienen estas prisas/ por envolver el cielo en cinco letras/ cuando un solo giro del sistema/ tarda millones de años.
Y con las estrellas fugitivas del cielo de Noceda estarán esta noche las cenizas de Pepe Álvarez de Paz, depositadas junto a la piedra con los versos que escribió, y no quiso firmar hace tres años, por su viuda Teresa y su hijo David, emocionados después de escuchar a Amancio Prada.
El cantautor de Dehesas citó al sabio griego Plotino mientras imaginaba las últimas horas de Álvarez de Paz, el antiguo sacerdote que dejó la Iglesia para defender a los pobres desde el socialismo: «estoy tratando de conducir lo divino que hay en mí a lo divino que hay en el universo». Pero la voz y las palabras de Prada en un lugar muy querido por su amigo Pepe al pie de Gistredo fueron el final de una serie de intervenciones que habían comenzado en la casa donde vivió el político socialista, adalid del diálogo. El hijo de Pepe y el alcalde de Ponferrada y secretario general del PSOE de la capital berciana, Olegario Ramón, se encargaron de descorrer la placa con la que los socialistas quieren recordar a uno de sus políticos que más profundo han calado.
Hubo tiempo para que intervinieran un emocionado presidente del Consejo del Bierzo, Gerardo Álvarez Courel, la senadora Carmen Morán, el secretario provincial del PSOE, Javier Cendón, el alcalde de Noceda, Manuel Gómez, la diputada por León, Andrea Fernández, que leyó un texto del amigo del homenajeado Graciliano Palomo, la concejala Mabel Fernández, que leyó otro texto de otro amigo de Pepe Álvarez de Paz, el ex presidente de Castilla y León Demetrio Madrid, o la procuradora Nuria Rubio, que puso voz a las palabras del secretario autonómico socialista Luis Tudanca.
Y destacó, porque define muy bien quién fue Álvarez de Paz, que llegó al Congreso de los Diputados en 1979, el recuerdo que le dedicó un rival político, y a la vez un amigo y compañero de escaño pero en las filas de la vieja Unión de Centro Democrático que entonces gobernaba España; Manuel Ángel Fernández Arias. El centrista recordó el enorme respeto con el que debatían y cómo compartían coche en los viajes de vuelta de Madrid a Ponferrada porque el ex sacerdote se dormía al volante. «Dormía como un bebé», dijo. Y dormido estará desde esta noche Pepe Álvarez de Paz entre las estrellas fugaces de la Sierra de Gistredo.