Los comerciantes de Ponferrada denuncian el perjuicio por la multitud de obras en las calles
Los comerciantes de calle del mercado de abastos de los miércoles y sábados se quejan de las dificultades para acceder y la merma de clientes Temor a la Zona de Bajas Emisiones y a que se haga crónico el bajón de las ventas
Es sábado de mercado en Ponferrada. Al otro lado del río Sil suenan las campanas de una iglesia del casco viejo, cerca del castillo: Tintinean la estrofa musical del «...que se secan los pimientos ... ». Sin embargo —anoche— la nieve cubrió de blanco las montañas y los tejados de la ciudad. La brisa del Pajariel y los Aquilianos corta la cara, anestesia la punta de la nariz y los viandantes se amarran a sus abrigos.
En los relojes van a marcar las doce del mediodía. A esa hora, en esta zona del mercado de abastos, un viandante maldice en alto —una y otra vez— su mala fortuna, al retorcer un tobillo en las obras sin terminar de la calle Real. Cae al suelo y como un resorte con muelles se levanta, sacude la arena rojiza del pantalón y sigue camino, acordándose de lo impronunciable. Todo acompañado por un racimo de papás y mamás jóvenes, empujando a trompicones carritos de bebé y de la compra. En la misma calle, una anciana pide ayuda al que pasa, porque está desorientada y no sabe llegar a la zapatería que busca, la misma que hace años conocía de memoria.
Todo eso y más sucedía ayer en el mismo instante en el que el alcalde de Ponferrada, Olegario Ramón, y sus socios de gobierno, los concejales Iván Alonso (CB), Lorena González (Podemos) y también el edil del PRB, Tarsicio Carballo, esperaban delante de la puerta del mercado de abastos para manifestarse contra la violencia machista como cada último sábado de mes. «No ocultan que están ya en elecciones», le decía un tipo a otro al verlos, minutos antes, frente a un puesto de queso.
La nieve y el frío dejó en casa a muchos comerciantes de puestos de calle de este mercado de los sábados. No había ni uno instalado en el tradicional paseo del río, frente a la otra orilla del castillo. Sin embargo —«¡De algo hay que vivir, (...)»— decía uno de los jóvenes con barba perfectamente rasurada, que gritaba a voces: «¡Bolsos a tres euros, bolsos a tres euros!».
En un recorrido por los puestos del mercado, al hablar con ellos, todos coincidían en sus quejas: Venden menos. El gran número de obras que a la vez se están realizando en estos últimos meses previos a las elecciones de mayo, junto con el debate y el temor sobre la mala influencia que acarreará la implantación desde el Ayuntamiento de Ponferrada de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), estiman que agravará el revés económico al comercio de la zona centro. Todos decían eso si hablabas con ellos y no te identificabas como periodista. Si lo hacías, nadie quería que su nombre figurase en este reportaje.
Políticos que no hacen caso
«Desde enero para acá estamos notando cada vez menos gente que viene al mercado. Es verdad que es invierno, pero hay menos gente, tanto los miércoles como los sábados. Tenemos menos ventas y ahora dicen por ahí que la zona esa no contaminada se pondrá en abril, y no se podrá pasar si no tienes un coche moderno». Así resumía ayer uno de los vendedores de calle del mercado de Ponferrada la situación, teniendo al otro lado de la acera a los políticos municipales que disponen en sus manos las decisiones. «¿Porqué no se lo dices al alcalde que tienes ahí?», le comento. Y su respuesta fue: «¡Qué más da, no hacen caso!».