Ponferrada sienta en el banquillo a una banda de ladrones de iglesias
Una investigación de la UCO a partir de un robo en Yebra que sigue impune permitió desarticular a un supuesto grupo organizado que robaba en Burgos, La Rioja y Navarra La Audiencia los juzga tras 16 años La Fiscalía pide tres años y nueve meses para el líder
Robos en iglesias de Burgos, de La Rioja y de Navarra, en las que entraban a las bravas después de dar una patada en la puerta. Angelotes, cuadros, clavos, objetos de barro sustraídos de los templos y revendidos en una tienda de Logroño. Seis mil folios de un proceso interminable en un juzgado de Ponferrada, repartidos en una docena de tomos en papel. Dieciséis años hasta sentar a cuatro acusados en el banquillo. Y todo comienza con un delito que sigue impune en una templo rural del Bierzo; la iglesia de la aldea de Yebra.
Esta es la rocambolesca historia de cómo el hilo suelto de un robo en la iglesia de Yebra (Benuza) durante el mes de marzo de 2007 —un hecho que sigue sin resolverse— sirve para deshacer una madeja de delitos similares ocurridos en las mismas fechas a más de cuatrocientos kilómetros de distancia. La Audiencia Provincial de León juzgará el próximo 20 de marzo a los supuestos integrantes de una banda de cuatro ladrones de iglesias acusados de siete robos en templos situados en un radio de 150 kilómetros de Logroño, donde el presunto cabecilla vendía los objetos sustraídos en su tienda.
El caso ha sido instruido por el juzgado número tres de Ponferrada porque la investigación, explican fuentes judiciales, comenzó en 2007 a raíz del robo en Yebra, pero después no se ha podido probar que los cuatro acusados fueran los responsables del expolio que sufrió el templo berciano. Toda una ‘macrocausa’ que acumula seis mil folios de legajos archivados en papel y que se ha demorado en exceso por el parón que experimentó el proceso entre los años 2009 y 2017.
El juzgado quiso inhibirse
Por el medio hay un intento del juzgado de Ponferrada de inhibirse del caso, en vista de que no había prueba que incriminaran a los acusados en el robo de Yebra, y una negativa de un juzgado de Burgos a aceptar el caso. Finalmente, la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León obligó al juzgado berciano a seguir con la instrucción y el próximo 20 de marzo, los cuatro acusados se sentarán en el banquillo de la Audiencia Provincial de León para responder por delitos cometidos hace entre 15 y 18 años (de 2005 a 2008) en lugares que nada tienen que ver ni con el Bierzo ni con León.
El caso, explican las fuentes consultadas, habría prescrito a estas alturas si no fuera porque la investigación de los agentes de Patrimonio de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, (Greco) que recibieron el visto bueno del juzgado para grabar las conversaciones telefónicas entre los acusados, ha permitido acusarles no solo de robo y receptación, también de formar parte de una asociación ilícita para cometer los delitos.
La iglesia de la pequeña aldea de Yebra, a las puertas de La Cabrera, sufrió en el mes de marzo de 2007 un robo. Era el tercero que ocurría en esas fechas en el Bierzo después de la polémica desaparición de la lápida fundacional de la ermita de la Santa Cruz que iba a exponerse la muestra de Las Edades del Hombre en Ponferrada y de otro robo en la iglesia de Cariseda.
Escuchas autorizadas
El juzgado número tres de Ponferrada comenzó entonces (todavía no se habían digitalizado los procesos) la instrucción del caso, Y aunque la investigación del Greco, con escuchas autorizadas por el juez incluidas, no sirvió para resolver el robo de Yebra —ninguno de los objetos recuperados pertenece al templo berciano—, si llevó hasta los supuestos autores de siete robos en iglesias de La Rioja, Burgos y Logroño por las mismas fechas.
El modus operandi de la supuesta banda era sencillo. El hombre acusado de ser el cabecilla del grupo, dueño de una tienda en la capital de la Rioja y con antecedentes penales por receptación y tenencia de armas prohibidas, encargaba a los otros tres miembros, también con antecedentes penales por robos y hurtos, la sustracción de objetos de arte sacro en iglesias y ermitas ubicadas en lugares aislados o poco habitados del entorno rural y «en un radio como máximo de 150 kilómetros de la localidad de Logroño», explica el Ministerio Fiscal. El supuesto líder , para el que la Fiscalía pide penas que suman tres años y nueve meses de prisión,«enviaba órdenes expresas» para que robaran angelotes, clavos, barros o un determinado objeto que tenía localizado. Y suministraba además a los otros tres acusados los medios materiales para llevar a cabo los robos; gasolina para moverse con un viejo Renault, incluso la compra de un coche para que pudieran desplazarse a las iglesias. Una vez cometido el robo, les pagaba y vendía en su tienda los objetos.
De esta forma, los cuatro hombres están acusados de asaltar el 8 de febrero de 2008 la iglesia de Villalomez (Burgos) donde sustrajeron cinco columnas policromadas y tres crismeras metálicas. En octubre de 2008 reventaron según el fiscal la puerta de la iglesia de Hozabejas, de donde robaron dos guardapolvos, cinco candelabros, dos columnas de madera policromada, tres lámparas de metal, un facistol de madera, un platillo de vinajeras, un portacirios, un incensario y una columna de madera. De nuevo ese mes rompieron la puerta de la ermita de Nuestra Señora de Torrontero en Villalaín. El 22 de agosto había robado en un pajar en Arlanzón y de nuevo en octubre forzaron la puerta de la iglesia de San Roque en Santa Olalla de Valdivieso y robaron un atril. Entre junio y julio robaron en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios en Sesma (Navarra). Y ya en noviembre de 2005, se les acusa de robar una pintura de la Virgen de la Merced en la ermita navarra de Cenicero. Todos los objetos robados han sido recuperados.
El fiscal pide ahora tres años y nueve meses de prisión para cabecilla como director de la asociación ilícita y por los robos, además de 11 meses de multa y tres años y tres meses de prisión y nueve meses de multa para cada uno de los otros tres acusados. Los autores de los robos en el Bierzo, sin embargo, siguen siendo un misterio.