Cerrar

Desconfianza, venganza y miedo en Fonfría

Vecinos de esta aldea se vigilan y turnan en patrullas nocturnas para evitar sabotajes en sus bienes

Estado en el que quedó la vivienda quemada de noche, con todos los enseres a la intemperie y el pueblo de Fonfría, al fondo. DL

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

Esta es la historia de un pueblo perdido en las montañas de Torre del Bierzo, llamado Fonfría, en donde hubo paz y ahora se ha extendido el miedo, la desconfianza y la venganza. Los pocos vecinos que allí residen se temen y vigilan unos a otros. De noche —entrada la madrugada— realizan patrullas de rastreo disuasorio por los caminos y sus bienes. De día, reina la ley del silencio.

En el pueblo suceden cosas extrañas. Lo más grave pasaba en las últimas semanas, en días separados. Una noche de viernes a sábado apareció quemada la vivienda temporal que utilizaban una mujer y su  pareja, de origen alemán. La casa en precario de herramientas —ese día deshabitada— fue pasto de las llamas y se quedó sin paredes, con todos los enseres mirando al cielo. No hubo heridos. También ardió un chabolo destinado a retrete.

Luego, otra madrugada, ocurría un suceso no menos grave. La furgoneta de uno de los gestores políticos del pueblo —la del pedáneo Salvador Argüello— ardía por todos los costados. Terminó en siniestro total y el vehículo aún permanece inerte en la pista de tierra, cerca de esta aldea abandonada en la década de los sesenta y rehabitada luego por oriundos y extranjeros.

Lejos del mundanal ruido
El presidente de la Junta Vecinal prefiere no hablar, pero dice que «no es normal» lo que sucede

En un primer momento, con la quema de la casa hubo llamada al 112 por el incendio, pero no denuncia en la Guardia Civil, conocedora de la situación de enfrentamientos soterrados. «Lo que sucede en Fonfría se queda y resuelve en Fonfría», parecía ser el lema. Al menos en los primeros días, en ninguno de los dos casos hubo denuncias por los destrozos, aunque sí sospechas de todo tipo. Ayer sábado, el pedáneo de Fonfría confirmaba que el asunto está denunciado judicialmente.

Con todos estos ingredientes y otros, —salvo que aquí no se ha registrado una muerte, aunque sí hubo ya agresiones físicas— la aldea berciana de Fonfría tiene mucho de lo que refleja la premiada película de Rodrigo Sorogoyen, ‘As bestas’.

En el pueblo hay intereses confrontados y la convivencia se ha enrarecido. Es una aldea apartada del mundanal ruido (cuesta mucho llegar a ella por pistas de tierra, desde el puerto del Manzanal o desde Santa Cruz de Montes), y tiene potencial de ingresos para sus vecinos por la producción eléctrica de las palas eólicas y otras actividades.

Lo último, denuncia judicial

La última escena reseñable de salir publicada en este periódico sucedía esta misma semana, el pasado miércoles en el Juzgado de Instrucción número 3 de Ponferrada. Ese día, un residente de Fonfría presentaba denuncia judicial. En ella, el denunciante, tras jurar decir la verdad se quejaba y manifestaba lo siguiente: «En Fonfría hay patrullas nocturnas de vecinos porque hace unos días quemaron una vivienda, y poco después (no sabe precisar exactamente cuando) un vehículo». En la denuncia se señala sospechoso y se añade lo siguiente: «Desde hace una semana aproximadamente,  vienen teniendo lugar hechos del tipo navajazos en ruedas de vehículos, quema de letrinas y duchas públicas. A raíz de estos hechos, los vecinos hacen patrullas enemigas y el alcalde pedáneo terminó hospitalizado. Al declarante le da miedo la existencia de las referidas patrullas porque le generan inseguridad». Postura del pedáneo

Este periódico hablaba ayer con uno de los afectados, al que le quemaron el coche. El pedáneo de Fonfría, Salvador Argüello, decía lo siguiente: «En principio no tenemos intención de publicar nada. Es una historia un poco  desagradable, porque fui de testigo a un juicio que fue ayer (por el pasado viernes); me han atacado, ... y hoy sábado tenemos una reunión y se lo comentaré a la gente si quiere salir en los medios». Preguntado sobre los daños que causaron a su propiedad, a su coche, el pedáneo manifiesta que «no es normal». «Está metido en el juzgado. Se han quemado dos casas, aunque no llegaban a ser casas, no vivía nadie allí; en una han visto a una persona hacerlo, pero bueno, eran casas de herramientas», añadía.

 En Fonfría brota la primavera, pero su química de paz no ha mermado la crispación vecinal.