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EL ARTISTA 'PROSCRITO'

La mayor donación del pintor Amable Arias: 200 obras de hasta un millón de euros ofrecidas a Bembibre

La que fue su compañera, Maru Rizo, quiere ceder óleos, acuarelas y dibujos con un valor estimado de entre medio y un millón de euros para crear «un proyecto museográfico» en el Bierzo 

La que fue compañera del pintor Amable Arias, Maru Rizo, ha ofrecido una donación de 200 obras al Ayuntamiento de Bembibre para crear un centro dedicado a la figura y la obra del artista.

Ponferrada

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Amable Arias aún no había cumplido los 30 años, vivía con su madre en San Sebastián, pero pasaba una temporada en la casa de sus abuelos, el día en que cogió un caballete, un lienzo y unos pinceles y se plantó en una de las cuestas más empinadas de la Villavieja de Bembibre para pintar su primer óleo. Casas de la Villavieja tituló aquel cuadro de 1956 que retrata una de las calles con más solera de la localidad. Y llamó tanto la atención aquel joven concentrado frente al lienzo —las muletas que le ayudaban a moverse por Bembibre apoyadas en alguna pared o quizá en el propio caballete— mientras le daba color a las escaleras y los tejados de las casas, que poco a poco reunió a una multitud y «un carro de gente se colocó detrás de él para ver cómo pintaba».

La anécdota la contaba este lunes por teléfono quien fue su compañera durante los últimos 14 años de vida del artista en San Sebastián, Maru Rizo, para confirmar a este periódico la que al día de hoy sería la mayor donación de la obra de Amable Arias en el Bierzo; doscientos dibujos, acuarelas y óleos que Rizo ha ofrecido al Ayuntamiento de Bembibre para poner en marcha lo que llama «un proyecto museográfico» en la villa donde nació el artista, o al menos en su comarca.

La colección que llegaría al Bierzo sin ningún coste —tiene un valor estimado de entre medio millón y un millón de euros, según Jesús Palmero, comisario de la ambiciosa exposición sobre Amable Arias (1927-1984) de 2017 en el Musac de León— reúne buena parte de la obra que el artista dedicó a Bembibre y no está en manos privadas o en instituciones, pero también incluye obra posterior para trazar un recorrido de la trayectoria completa de uno de los pintores que en los años sesenta formó parte del grupo Gaur junto a Chillida y Oteiza.

La intención de la propietaria de la obra de Amable Arias, una mujer que ha dedicado su vida a poner en valor la obra del artista fallecido prematuramente en 1984, es que la colección sirva para abrir algo más que un museo; un centro dedicado a ofrecer además información sobre el pintor y poeta de Bembibre. Los primeros contactos con el Ayuntamiento a través de Jesús Palmero comenzaron ya hace unos meses ante la posibilidad de que el Edificio Villarejo en la plaza Mayor pueda dedicarse no solo a la obra del fotógrafo de Bembibre que vivió en el inmueble —una de las condiciones de la cesión del inmueble al Ayuntamiento— sino también acoger un centro sobre el otro gran artista de la villa en el siglo XX como fue Amable Arias. 

'Casas de la Villavieja', primer óleo pintado por Amable Arias en 1956. CORTESÍA DE JESÚS PALMERO

El ‘pintor proscrito’, como lo definió Ernesto Escapa alguna vez . El artista que creció al margen de las convenciones del arte en Donosti-San Sebastián. Aquel niño de Bembibre que en 1936 sufrió un doloroso accidente cuando jugaba entre dos vagones de tren  que le obligó a llevar muletas y a someterse a catorce operaciones. El adolescente que pintaba la Villavieja cuando volvía del País Vasco en verano, el joven que retrataba a los clientes del café Mero con trazos sencillos y expresivos. El poeta, el creador visual. Todo eso fue Amable Arias y todo eso quiere Maru Rizo que no lo olviden los bercianos. Un artista directo, que no perdía el tiempo.

«Amable nunca hacía esbozos ni bocetos de sus obras. Lograba el máximo de expresión con el mínimo de trazo», cuenta Rizo. Y la del Bierzo no sería la única gran donación que tiene en mente Rizo. Ya hay contactos con «una importante institución de Castilla y León», confirma. Y se plantea donar alguna obra más a museos del País Vasco francés que se han dirigido a ella para adquirir determinados cuadros. 

 «Lo que quiero es que el día de mañana, la obra de Amable esté en manos de alguien que sepa manejarla, y no esté desperdigada como le ha ocurrido a otros artista», explica Maru Rizo. Y se prepara para dejar una señal en las Casas de la Villavieja que guarda en el estudio del pintor en San Sebastián  y que no se le olvide que ese cuadro tan especial de Amable, el primer óleo que pinto en su tierra  no se vende.

Amable Arias y Maru Rizo, en 1977. DL

La mirada de Amable sobre Bembibre

Amable Arias nació el 29 de junio de 1927 en la casa de sus abuelos paternos ; un mesón con patio en la antigua calle Escobar de Bembibre (hoy avenida de Villafranca). Fue a la escuela del Palacio y al colegio de La Estación. Acostumbrado a jugar por todo el pueblo con la chiquillería, por las cuestas de la Villavieja y las praderas de Pradoluego, fue en uno de esos juegos en la estación donde sufrió el accidente que lo atrapó entre dos vagones y que le dejaría cojo y le obligaría a someterse a 14 operaciones a lo largo de su vida. Amable se hizo artista en San Sebastián, pero siempre volvía a Bembibre, donde pintó sus primeros lienzos y óleos, y donde dibujó a los parroquianos del Café Mero. Buena parte de esa obra se vendió en vida. Maru Rizo quiere ahora que lo que sigue en sus manos, regrese al Bierzo.