El Ponfeblino echa a andar en La Coruña
Un gallego aficionado a los trenes y al modelismo
Ni es berciano ni lacianiego ni leonés, pero se enamoró del ferrocarril minero Ponferrada-Villablino en un viaje que hizo a la zona en la década de los 80 y acaba de cortar la cinta inaugural de un proyecto al que ha dedicado los tres últimos años y que, según sus propias palabras, «hermana al Bierzo con Galicia». José Ramón Lechuga es un gallego de 60 años, electricista de profesión, que dedica sus horas libres al modelismo ferroviario y que acaba de poner en marcha una recreación del Ponfeblino a escala G —que por su tamaño y durabilidad se utiliza en exteriores— en una finca de su propiedad en el pueblo de Ledoño, perteneciente al municipio coruñés de Culleredo. Por allí ya corre el tren que el Bierzo y Laciana esperan, aún cuando hay cuatro millones de euros sobre la mesa.
El ferrocarril minero de José Ramón Lechuga reproduce alguno de los puntos más significativos del original a lo largo de cincuenta metros de vía en un recorrido circular. También el material rodante imprescindible. No faltan las estaciones de Villablino y Palacios del Sil ni los puentes sobre los embalses de Las Rozas y Bárcena. También recrea con alta fidelidad varios edificios e instalaciones auxiliares y, por supuesto, la mítica locomotora PV31. Ella es la joya que, de hecho, le ha reportado varios premios de modelismo. Solo su construcción le llevó mil horas de trabajo en plena pandemia y el resultado ya pudo verse en el Museo de la Energía de Ponferrada en noviembre de 2021, en el marco de una exposición organizada por la Asociación Cultural Ferroviaria Berciana (CFB), de la que el propio Lechuga es socio.
Entre el material móvil del ferrocarril minero que recorre el valle del Sil en territorio gallego también están el Tren Correo entero y la Baldwin PV1. En esta locomotora invirtió 400 horas que le han dado un aire completamente real. Rompiendo la barrera de escala 1:22,5, todo parece cierto en la finca de un aficionado a los trenes que siempre ha tenido claro que el minero que unía las comarcas hermanas del Bierzo y Laciana era una referencia nacional, un destino preferente para los amantes de lo ferroviario que, en aquel viaje que marcó su vida, le permitió ver funcionar varias locomotoras de vapor al mismo tiempo. Todavía con carbón.
Prácticamente todo lo ha hecho desde cero y de manera artesanal, salvo las tolvas, para las que sí adaptó modelos comerciales, según explica el portavoz de Cultural Ferroviaria Berciana, Daniel Pérez Lanuza. Y el proyecto no para aquí. La idea de José Ramón Lechuga es seguir ampliando la línea y ya tiene en mente la recreación de nuevas locomotoras, como las diésel de Macosa. Así irá creciendo este ‘tren de jardín’, demasiado grande para caber dentro de casa, pero suficientemente pequeño como para desplegarse en el jardín.
Silba el tren en un jardín privado de un pueblo de Culleredo. Ya se escucha el traqueteo de las ruedas sobre la vía a más de 200 kilómetros de la que será la estación de salida del Ponfeblino, que espera la orden para salir a licitación casi tres meses después de que se anunciara la concesión de los fondos europeos que permitirán ejecutar el proyecto turístico. La Coruña ha tomado la delantera y, aunque de momento a escala G, ya se puede ver una parte del futuro en el valle del Sil.