Biotecnología para frenar al hongo que amenaza a la castañicultura
Cesefor-Inbiotec logra detener el crecimiento del patógeno que ha mermado las dos últimas cosechas
Primero fue la avispilla y después, la presencia de un hongo oportunista, el Gnoniopsis smithogilvy i, que se aprovechó de la debilidad de los castaños para propagarse, provocando daños importantes en la cosecha. El sector de la castañicultura del Bierzo ha encadenado, por ello, dos años de pérdidas y bajo rendimiento productivo que ha llevado a la Mesa del Castaño a reforzar la investigación, de la mano de Cesefor-Inbiotec, para buscar soluciones que permitan mejorar la cosecha de castaña en cantidad y calidad. La biotecnología está siendo, ahora, el arma más eficaz y ya ha permitido identificar varios agentes de control biológico que se han demostrado eficaces para detener el crecimiento del Gnoniopsis smithogilvy i, que provoca un debilitamiento generalizado del castaño y pudre el fruto.
«Estamos trabajando en la búsqueda de soluciones biológicas como alternativa a la utilización de fertilizantes y antifúngicos tradicionales para mejorar la salud de nuestro medio ambiente y de los sistemas agrícolas y forestales. Una vez identificada la plaga de G. smithogilvyi en los sotos de castaños, se está estudiando la aplicabilidad de distintos agentes de control biológico contra este hongo patógeno. En condiciones de laboratorio, se ha conseguido detener su crecimiento utilizando otros hongos, bacterias o extractos vegetales», explicó el secretario técnico de la Mesa del Castaño del Bierzo, Roberto Rubio.
El dado es el primer paso para iniciar la lucha biológica contra el hongo que fue detectado primero en sotos del Bierzo Oeste, donde también apareció antes la avispilla dentro del marco geográfico del Bierzo. «Nuestro objetivo es que estas soluciones puedan transferirse a campo con éxito y ayudar a la conservación del castaño, que no solo proporciona recursos económicos, sino que también contribuye al mantenimiento del paisaje y su biodiversidad asociada, lo que hace de este árbol una especie característica y singular», recalcó Roberto Rubio.
El hongo que ahora está en el punto de mira de los castañicultores y de los investigadores del área de biotecnología de Cesefor causa chancros en la corteza del árbol, necrosis en las hojas y los erizos se vuelven marrones prematuramente y caen al suelo. Las castañas afectadas a veces tienen apariencia sana, otras presentan lesiones oscurecidas y, en un estadio más grave, están momificadas. «Incluso cuando el fruto se ve sano, su sabor puede ser desagradable, lo que redunda en la desconfianza de productores y consumidores a la hora de comercializar las castañas», explicó el secretario técnico de la Mesa del Castaño.
Los estudios para la identificación del G. smithogilvyi en el laboratorio de Cesefor-Inbiotec se iniciaron a finales de 2021. Se analizaron todos los organismos presentes en las hojas de castaño y en el interior de las castañas recogidas en varios puntos de la comarca y se aislaron e identificaron una serie de hongos. «La mayor parte de estos microorganismos habitan sobre o dentro de las plantas sin causarles perjuicio aparente. Sin embargo, en ocasiones se producen condiciones adversas que estimulan la agresividad de alguno de ellos y debilitan los árboles. Entre estas condiciones están el incremento de la temperatura media, las sequías y incluso la presencia de avispilla», detalló Rubio.
Lo que los investigadores hicieron fue extraer el ADN de las muestras y secuenciarlo para identificar al hongo. El en 80% de ellas había presencia del G. smithogilvyi . «Lleva una década afectando a los sotos de castaños en toda Europa y también causa estragos en Australia o Asia», apuntó Roberto Rubio.