Diario de León

El control del impacto del derribo de la presa de San Facundo será estricto

El Miteco rechaza el proceso simplificado por no poder descartar efectos medioambientales nocivos

La presa de San Facundo, en una imagen de archivo. L. DE LA MATA

La presa de San Facundo, en una imagen de archivo. L. DE LA MATA

Ponferrada

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La intención de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil y el Ayuntamiento de Bembibre cuando firmaron, en diciembre del pasado año, el primer protocolo de colaboración con el que se inició el proceso para la demolición de la presa de San Facundo era el de poder licitar el proyecto a principios de este mismo año. Pero esto no solo ha sido así, sino que el plan ideado todavía no está garantizado. La Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), ha determinado que la demolición de la presa de San Facundo ha de ser sometida a una evaluación de impacto ambiental ordinaria y no simplificada, como así lo había solicitado el organismo de cuenca.

La «envergadura» de la actuación y «dado que no se pueden descartar efectos adversos significativos sobre el medio ambiente», obligan a realizar un análisis más concienzudo del grado de afección al entorno.

«Una vez analizado el documento ambiental y los informes de distintas administraciones, este órgano ambiental entiende que se pueden producir impactos sobre distintos elementos del medio ambiente que no han sido suficientemente tratados y/o pueden ser de una mayor magnitud a la estimada», recoge la resolución de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental.

La presa de San Facundo fue construida entre los años 1985 y 1986 y, hasta hace uno años, fue la principal fuente de abastecimiento de agua de las localidades de Bembibre, San Román de Bembibre y Albares de la Ribera. De manera progresiva a sufrido un proceso paulatino de colmatación hasta ver reducida su capacidad a un tercio de la inicial. Además, se ha puesto en servicio un sistema de bombeo desde el embalse de Bárcena que permite suministrar el doble de consumo a estas poblaciones. Por eso, la Miño-Sil estimó su eliminación.

El proyecto consiste en la demolición del cuerpo de la presa por medios mecánicos, sin descartar el uso de explosivos para una voladura controlada, previa retirada de los lodos y sedimentos acumulados en la presa y en los dos azudes existentes entre esta y San Facundo, para los que también se contempla la demolición.

«Se trata de un proyecto de gran envergadura que va a suponer la generación de importantes cantidades de residuos debido a los lodos presentes en el embalse y a los restos de hormigón derivados de la demolición de la presa y los azudes y, a menor escala, movimientos de tierras como consecuencia de las excavaciones para ejecutar los accesos e instalar las plataformas», subraya la resolución del organismo dependiente del Miteco.

Lodos y residuos

Los sedimentos que colmatan la denominada presa del Real, ubicada en el arroyo del Rial (afluente del río Tremor), son de una tipología limosa-arenosa y de alta plasticidad, por lo que en caso de que viertan aguas abajo «impregnarían toda la superficie del cauce, así como la vegetación que se encuentre en contacto con el agua». Además, presentan «gran cantidad de metales», sobre todo hierro, níquel, zinc y plomo.

En el proyecto se estima la generación de 17.445 metros cúbicos de lodos del embalse, 2.607 metros cúbicos de sedimentos en los azudes, 1.584 metros cúbicos de residuos de demolición del hormigón del presa y otros 1.584 metros cúbicos de residuos de la demolición de los azudes.

«Las dimensiones de la infraestructura a demoler, la necesidad de emplear maquinaria pesada y el gran volumen de residuos generados, con un alto potencial contaminante, podrían ocasionar graves impactos aguas abajo de la presa de San Facundo», se detalla también en la resolución de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental que ayer se publicó en el BOE.

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