MÁS TERRENAL QUE DIVINO
Desaparece la Virgen de Las Nieves a 1.985 metros de altitud
Alguien se llevó la talla de piedra de quince kilos que coronaba el Pico El Miro del Alto Sil
En el Pico El Miro, a 1.985 metros de altitud, en los confines del municipio de Páramo del Sil, había una imagen mariana. Era de piedra arenisca, pesaba unos quince kilos y recibía a los montañeros que hacían cumbre colocada junto al vértice geodésico.
La Virgen de las Nieves, esculpida a imagen y semejanza de la talla de madera dorada de finales del XIII que se conserva en el Museo de los Caminos de Astorga, ha desaparecido. La había labrado Urbano, un minero jubilado vecino de Hospital, a petición de su hijo, militar. Una tarde de mayo que hacía calor, subieron a El Miro y pisaron nieve helada. Allí el clima casi siempre es áspero y ahí nació la idea que se materializó en septiembre de 2016. Un día 11 para más señas.
A la virgen la echaron en falta ya a finales del año pasado y algunos la ubican en el fondo del Pozo Cheiroso, un lago de origen glaciar situado a 1.800 metros de altitud, justo por debajo de la cima en la que estaba la imagen de la patrona. Pocos se creen que fuera un devoto que la metió en la mochila y cargó con ella en la bajada hasta Anllares, Valdeprado o Susañe. La hipótesis más extendida es que alguien la arrancó de donde había sido puesta no con el fin de llevarla consigo, sino con la idea de que dejara de estar allí.
«A alguien le molestaba», se lamenta Azucena. Es la mujer de Urbano. Ella misma ascendió junto a su hijo Diego con la virgen en la mochila hasta la cima de El Miro. Él solo cargo desde abajo con ella. Un hierro que atravesaba, por el interior, parte de la talla estaba clavado en el suelo y sellado con silicona. La imagen mariana reposaba sobre una losa en la que ponía su nombre. «No tuvo que ser fácil quitarla de su sitio», considera Azucena, que reconoce que para su familia esa escultura tenía un gran valor sentimental.
Ni es escultor ni aficionado a la escultura. Urbano se decidió a labrar la virgen para cumplir el deseo de su hijo. Como pudo, trató de imitar la talla policromada original que regresa al Santuario de Nuestra Señora de las Nieves —en la misma carretera que lleva hasta la falda de El Miro— cada 5 de agosto y solo se queda dos días. El resultado fue perfectamente reconocible: La virgen sedente con el niño sentado sobre su pierna izquierda y sin la mano derecha, que está rota también en la original. Él sostiene el globo universal
Casi siete años llevaba la imagen mariana, hierática e inalterable, coronando una de las cimas más espectaculares del Alto Sil. Siete años, hasta que alguien decidió poner fin a su historia y la arrancó del que ya se había convertido en su lugar. Pero ese gesto que casi nadie comparte en la zona —sea creyente o no— ha convertido a la virgen de El Miro en un símbolo de comunidad.
Lo que nació de la iniciativa personal de una unidad familiar es ahora de interés general y la Junta Vecinal de Anllares del Sil ya ha encargado una nueva talla al escultor local Arturo Bruzos, de Artesanos de Luneza. Especialista en el trabajo de la forja, la madera y la piedra, Bruzos creará una nueva virgen que volverá a colocarse a 1.985 metros de altitud, desde donde se ven Los Ancares, Las Ubiñas y Picos de Europa.
«Puedes ser o no devoto de la virgen o religioso, pero creo que el respeto debe estar por encima de todo. Pienso que no molestaba donde estaba y tampoco desentonaba ni alteraba el entorno», defiende Azucena.
La talla de madera del siglo XIII que reproducía la virgen de piedra arenisca fue de las pocas que se salvó de ser quemada en los acontecimientos revolucionarios de 1934, cuando todavía estaba en el santuario que lleva su nombre. Tal vez la imagen de El Miro haya corrido la misma suerte.