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Maestros que consiguen que el patio no sea un infierno
Marta Prieto e Ignacio Vallejo son los artífices de 'Patios inclusivos', un proyecto nacido en el Bierzo para fomentar la integración de los escolares durante el tiempo de recreo y combatir el bullying y los problemas de socialización
Para algunos niños, la hora del recreo es de todo menos un momento de diversión. Los hay que tienen una discapacidad y se mantienen aislados, los que no encajan en el grupo mayoritario y juegan en solitario y están también los que sufren algún tipo de acoso escolar o bullying.
A todos ellos y, sobre todo, al resto de alumnos que conforman la sociedad de un patio está dirigido el proyecto que han puesto en marcha Marta Prieto e Ignacio Vallejo. Ellos son Maestros de a pie, una empresa nacida en el Bierzo que lleva la diversidad y el ocio bien entendido a los colegios.
Han empezado en Camponaraya, con el patrocinio de la Asociación de Madres y Padres (Ampa) del Colegio San Ildefonso, pero de cara al próximo curso ya tienen nuevos destinos para el despliegue de sus ‘Patios inclusivos’. Así se llama el proyecto que ha sido la tabla de integración para varios menores.
Marta e Ignacio estudiaron Magisterio en la Universidad de Salamanca. Ella, especializada en Pedagogía Terapéutica. Él, en Educación Física. Ella de Ponferrada. Él de Vitoria. Los dos dedican sus horas a la innovación y los servicios educativos a través de talleres y campamentos. Y desde hace dos meses también acuden dos veces por semana al Colegio San Ildefonso para llevar a la práctica la iniciativa que ocupa estas líneas.
Probaron un proyecto piloto en el colegio en el que ambos hicieron prácticas en Salamanca, después de detectar varios casos de niños con problemas de socialización, y vieron que la idea funcionaba.
«Mientras hacíamos prácticas como maestros, nos dimos cuenta de que en el tiempo de recreo, los niños solo jugaban a fútbol y quienes no lo hacían se mantenían apartados en grupos muy reducidos o en solitario. Es una problemática que se da en todos los colegios, porque los patios no están bien estructurados. Se da poca importancia al recreo y no debería ser así, porque es en el patio donde los niños se relacionan con sus iguales sin la figura de un adulto que les indica lo que deben hacer», explicó Marta Prieto, que pone el acento en que «para muchos, el recreo supone un momento de tensión y estrés» y en lo poco o nada contemplado que esta esto en el sistema educativo.
Lo que Maestros de a pie pretende conseguir con sus ‘Patios inclusivos’ es que los niños realmente disfruten del patio y romper el monopolio del fútbol con otros juegos que fomentan la cooperación y despiertan la creatividad. Actividades que no se dividen ni por sexos ni por edades.
Antes de empezar, Marta e Ignacio hacen un estudio del patio en función del alumnado y para determinar sus posibilidades y seccionarlo en función de los juegos que se van a realizar.
«Lo separamos en diferentes espacios. El fútbol sigue siendo un juego, pero uno más y no el que ocupa el 90% del espacio. Ningún alumno está obligado a jugar y puede hacerlo en donde quiera y con quien quiera. No hay divisiones y esto también favorece la relación con alumnos de otras clases», explicó Marta Prieto. Esto último es importante, porque si por el motivo que sea, un niño no encaja en su aula, así tiene la oportunidad de relacionarse con otros con los que no entablaría contacto de no ser por esta actividad.
El fútbol sigue siendo un juego, pero uno más y no el que ocupa el 90% del espacio
Juegos de mesa, activos y de creatividad. En los ‘Patios inclusivos’ hay cabida para todo. Desde el ajedrez y las cartas, a la pintura de murales, el pañuelo, el paracaídas, el pilla pilla o el balón quemado. «Al final, lo que más les gusta son los juegos de cooperación y hasta los más futboleros participan en las dinámicas», asegura Marta, que defiende la necesidad del sistema educativo de Castilla y León de «ponerse la pilas, porque estamos a años luz ya no del futuro, sino del propio presente, empezando ya por el propio mobiliario».
Esta joven maestra asegura que, por ejemplo, en el País Vasco, los recreos inclusivos se han implementado en la mayoría de los colegios.
El cambio pasa también por la implicación del profesorado. «El problema del modelo que promulgamos es que requiere de mucha implicación por parte del docente. Hay que romper ya con esa figura de control», apuntó la ‘maestra de pie’ que, en los últimos meses, ha visto como varios niños con discapacidad y problemas de integración del Colegio San Ildefonso han conseguido romper las barreras que les separaban del resto. Una labor en la que también se han implicado un grupo de alumnos de los módulos de Técnico Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva y Técnico de Actividades Socioculturales del Colegio La Inmaculada de Camponaraya.