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La planta solar que desafía al sector agrario y amenaza al paisaje que atrae 9.000 enoturistas

El Bierzo se rebela contra el macroparque fotovoltaico de Cacabelos porque atenta contra sus principales valores

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Ponferrada

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A un kilómetro en línea recta de la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo y a menos de cuatro kilómetros del Bosque Didáctico de Prada, en el corazón vitícola de la comarca, alrededor de la Bodega Ribas del Cúa y en un radio de seis kilómetros de otras bodegas adheridas al sello de calidad, en suelo rústico de protección agropecuaria, según las normas urbanísticas de Cacabelos, y zona de regadío del Canal Alto del Bierzo. Ahí, donde empieza a latir el viñedo viejo, es donde se ha proyectado un parque fotovoltaico de 63,80 hectáreas que confronta abiertamente con la defensa del terruño y del paisaje como motor de desarrollo en una región centrada de nuevo en el sector agroalimentario y en plena expansión enoturística.

La planta solar ‘Inti Energy’ (82.602 módulos fotovoltaicos repartidos en 297 parcelas de los términos municipales de Cacabelos, Arganza y Camponaraya) tiene ya informe de impacto ambiental favorable y se encuentra, actualmente, en fase de presentación de alegaciones a la autorización administrativa para su construcción y puesta en funcionamiento.

Todo comenzó hace algo más de dos años. «El dueño de una finca de manzanos que está junto al camino que pasa por delante de la bodega empezó a ponernos al resto de propietarios en contacto con gente de Madrid. Vinieron a hacer una visita y siguieron las conversaciones por correo electrónico. Después hubo más visitas y como no nos interesó lo que ofrecían, empezaron las presiones», explica la directora comercial de Ribas del Cúa, Susana García. La suya es una bodega familiar que gestiona un viñedo de más de 40 hectáreas plantado en espaldera y en una única pieza, la Finca Robledo que quedará rodeada de módulos solares de prosperar el proyecto.

En un principio, la referencia catastral de la finca de Ribas del Cúa figuraba en el registro de parcelas afectadas por el proyecto fotovoltaico. Una condición que después se modificó. «Nunca hubo acuerdo y no entendemos por qué sí se había contemplado su afectación», relatan desde la bodega, que ya ha puesto el tema en manos de sus representantes legales para estar preparados ante lo que pueda venir. Entre los temores de los propietarios que no han aceptado —son varios según explican desde Ribas del Cúa— está incluso la sombra de una expropiación si el proyecto para la generación de energía eléctrica llegara a ser declarado de utilidad pública.

«Esa parcela es la única fuente de alimentación de la bodega. Toda la uva la sacamos de ahí. Mi padre estuvo diez años comprando viñas», relata Susana García. Las compra de las parcelas que ahora son la Finca Robledo comenzó en 1992 y «en el 2000 ya estaba todo plantado. Fuimos injertando a Mencía y todavía el año pasado se injertaron dos hectáreas», explica. Antes había Tempranillo, Cabernet y Merlot.

La bodega, cuyas instalaciones están ubicadas en el mismo entorno, funciona a pleno rendimiento y «exporta alrededor del 40%» de una producción anual de más de 300.000 kilos de uva. «Aceptar eso es tirar piedras contra nuestra propio tejado, es estropear el paisaje y menoscabar el valor económico del vino, que es importante», defienden desde Ribas del Cúa.

Su viñedo quedaría en una isla entre los dos sectores del parque solar ‘Inti Energy’, separados más de 500 metros a ambos lados de la carretera LE-5201 y el arroyo de Vega del Rey, afluente de río Cúa. Un complejo flanqueado por un vallado perimetral de casi siete kilómetros que «deja dentro del perímetro de la planta caminos rurales a los que no se les da alternativa», asegura la alcaldesa de Cacabelos, Irene González. Su Ayuntamiento ya ha hecho «un decreto de oposición a la instalación» apoyado por un informe de la arquitecta municipal que incide en que las normas urbanísticas prohíben las instalación por estar en suelo rústico de especial protección.

«Tampoco se tiene en cuenta que afecta a una zona de regadío del Canal Alto y su reciente modernización», afirma la regidora, que insiste en la posición contraria del Ayuntamiento porque «afecta a un sector muy importante para el municipio de Cacabelos y para el Bierzo. Ya bastante pérdida de población y de su agrícola hemos tenido. Ahí hay frutales y viñedos en plena producción», dice.

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo, el sindicato Asaja, la Fundación Prada A Tope, varias formaciones políticas y colectivos conservacionistas se han manifestado también en contra de un proyecto que pudiera ser el germen de una red fotovoltaica mucho mayor en pleno corazón agrícola del Bierzo. De hecho, la propia documentación contenida en el informe de impacto ambiental que describe las características del proyecto recoge que «en la zona existen otras infraestructuras similares en distintas fases de tramitación administrativa (...) en un radio de cinco kilómetros». Se denominan Apolo Energy 2, Baal Energy y Aton Energy. La primera, eso sí, ya ha sido desestimada.

«No estamos hablando de un proyecto que afecta a una bodega o a dos o a tres. Es un tema de destrucción de paisaje que nos afecta a todos. Nuestro principal objetivo es crear territorio y preservar el paisaje como destino, es apostar por un turismo de calidad y defender un recurso único que nos aporta valor», explica la presidenta de Bierzo Enoturismo, Olga Verde. Y el parque solar va en contra de esos principios.

«De esta manera vamos a seguir vaciando el territorio. Es pan para hoy y hambre para mañana y desfigurará totalmente nuestro paisaje», añade la presidenta de la entidad encargada de la gestión de la Ruta del Vino del Bierzo, que en el último año ha registrado a más de 6.200 enoturistas. Cifra que se puede incrementar un 25% si se tiene en cuenta que solo se registran los datos facilitados por algunas bodegas y no por todas las que reciben visitantes. La estimación eleva el dato hasta los 9.000 enoturistas.

«Apoyamos las renovables, pero haciendo un estudio del territorio y, desde luego, nunca destruyendo un recurso esencial. Por qué no se plantea la instalación en tejados de los polígonos industriales y de edificios públicos. Por qué no se apuesta por comunidades energéticas locales», pregunta Verde, al tiempo que recuerda que «en el Bierzo estamos bastantes personas y entidades alineadas en crecer en un turismo de calidad y eso cuesta mucho, porque somos bodegas muy pequeñas y familiares que están intentando poner en valor el viñedo viejo, lo genuino que es. El discurso se diluye si apoyamos estas cosas»

Tomás García empezó a comprar las parcelas del viñedo de Ribas del Cúa a principios de los 90. De eso hace más de 30 años. La vida útil de la planta solar ‘Inti Energy’ es de 30 años y el informe de impacto ambiental recoge que «el uso agrícola, el paisaje y la vegetación se pueden recuperar tras el cese de la explotación con la restauración topográfica y vegetal del suelo». Pero dentro de 30 años, algunas de las viñas que empezó a plantar a injertar Tomás García tendrán 60 y no se puede volver a plantar viñedo de 60 años.

Hace menos de 48 horas, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, subrayó el valor de la industria agroalimentaria por «generar riqueza y oportunidades, crear puestos de trabajo y asentar población en el medio rural». También mostró su «orgullo por el mundo del vino que apuesta por la máxima calidad». Eso es lo que está haciendo, desde hace años, el sector vitivinícola del Bierzo de los siete sellos de calidad. «No es de recibo propugnar la defensa del paisaje y de la agricultura como medio de vender Bierzo y a la vez cerrar los ojos ante proyectos tan devastadores para el medio natural», resume el empresario José Luis Prada (Prada A Tope).