Cuando los camiones eran diablos sobre ruedas en la cuesta de Montearenas
Un grupo de Facebook rescata dos fotos inéditas de uno de los accidentes «más sonados» en Ponferrada: el camión sin frenos que empotró un coche contra una perfumería en La Puebla y se estampó contra la lencería de al lado hace 50 años
Imagínense un enorme camión Pegaso cargado de carbón y sin frenos, desbocado como un diablo sobre ruedas por la cuesta de Montearenas y camino, sin nadie lo para, del centro de Ponferrada. Imagínense al conductor, incapaz de detenerlo, que da un volantazo en plena avenida de la Puebla, arrolla a un coche aparcado y lo estampa contra el interior de una perfumería antes de empotrarse después en el local del al lado; la tienda de lencería La Muñequita. Imagínense todo eso y luego respiren aliviados, porque no hubo víctimas, a pesar del impacto, de los cristales rotos, y de los hierros torcidos.
Las tiendas no habían abierto todavía.
Ocurrió en los primeros años setenta y aunque hoy nos resulte extraño que un camión tan pesado pierda los frenos, accidentes como aquel eran más habituales de lo que parece. En esa misma época, otro camión cargado esta vez de azúcar, y con los frenos recalentados después de descender la misma cuesta empinada, arrollaba en 1971 a los peatones que esperaban al autobús en la acera del Edificio Uría y dejaba dos muertos y diez heridos; un suceso dantesco que convirtió en realidad la pesadilla de aquella película que Steven Spielberg rodaba para la televisión en aquellos mismos años — El diablo sobre ruedas se tituló en España— y que, con algunas licencias, ya ha pasado del papel del periódico y las hemerotecas a alguna novela reciente.
Ha sido la página de Facebook Fotos Antiguas de Ponferrada, que administra el popular hostelero de La Destilería y locutor de Radio Cima Carlos Rodríguez ‘Terciopelo Azul’, a la que le corresponde el mérito de haber descubierto y subido a su muro de internet dos imágenes de aquel accidente del camión Pegaso cargado de carbón en la que entonces era la avenida más comercial de Ponferrada. Y fue un suceso espectacular porque el conductor ‘se tragó’ más de un automóvil y acabó por empotrar un turismo dentro de la Perfumería Colet.
«Recuerdo que nuestra casa, dos edificios más abajo, tembló por el golpe y mi tía Pilar, que vivía en México y estaba unos días de visita, salió disparada del dormitorio chillando ‘¡Un terremoto! ¡Todos a la calle»!, cuenta en el mismo grupo de Facebook el veterinario Henry Álvarez, que todavía tiene abierta su clínica a unos metros de donde ocurrió el accidente. Y en la calle se encontraron al camión Pegaso a la puerta de La Muñequita, el turismo en la perfumería, y a otro camión de carbón parado unos metros más atrás. Como para no temblar, pero no por un terremoto.
«Aquello fue muy sonado», cuenta por teléfono la esposa de Henry Álvarez, Susana López. «Cuando el dueño de La Muñequita fue a abrir la tienda se encontró con el camión y el coche dentro. Si llega a estar allí lo hubieran matado», comenta. Y sitúa la fecha a finales de los años sesenta. La matrícula del coche que terminó en la perfumería, sin embargo, es de bien entrada la década de los setenta.
La publicación en Facebook ha generado expectación entre los miembros del grupo, muy activos cuando aparece una fotografía como la que ha cedido Mar Barrero. «Qué decir tiene que es mi casa, mi abuela regentaba La Caperucita (se refiere a La Muñequita), y le acabo de mandar la foto a mi madre, que se acuerda perfectamente...», comparte también Jorge Lama en el mismo grupo de Facebook que lleva más de una década recopilando imágenes de la Ciudad del Dólar y de fechas más recientes, hasta componer un mosaico de la historia gráfica de la ciudad.
El camión de azúcar
Lo que no ha conseguido el grupo es localizar alguna imagen del otro accidente similar marcado en la memoria de los ponferradinos. Era el 23 de julio de 1971 cuando otro camión sin frenos, lleno de azúcar, perdía los frenos en la misma cuesta y, según reflejaba el diario Proa, tras descender la pendiente de Montearenas y de la calle General Vivies «sorteando vehículos y peatones» en lo que hoy es la avenida de La Puebla y entonces aún se llamaba José Antonio, giraba en la plaza de Lazúrtegui y arrollaba a las personas que esperaban en la parada de autobús a los pies de los Almacenes Santana, en los bajos del Edificio Uría.
Otro de los miembros del grupo de Facebook lo recuerda. Y produce escalofríos su testimonio. «Tuve la mala suerte de presenciar los dos», dice Virgilio Blázquez. El camión que había perdido los frenos en julio de 1971, cuenta, «chocó de lado contra el pilar central del edificio Uría, fue intentando frenar contra el edificio y aplastó a un hombre contra los cristales de la tienda. Fue un poco dantesco y no cuento más detalles porque puede puede herir la sensibilidad. Después continuó por la calle, de aquella Capitán Losada, y fue a parar donde la sierra de Los Venancios». El muerto, y esto sí lo recuerda la hemeroteca, se llamaba Edelmiro Sánchez y quedó partido en dos. Aquel camión cargado azúcar que lo mató sí que fue un verdadero diablo. Los dos