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TEATRO Y VERDAD

Del corazón de la mina a un banco de la capital

El actor Andrés Campelo (Nath Teatro) cuenta la historia de su familia y de todas las familias mineras hasta la Marcha Negra de 1992 en ‘Entre Tierras’

El actor Andrés Campelo caracterizado como Tomás. NATH TEATRO

Ponferrada

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Antes de ser estandarte de lo que han dado en llamar España Vaciada, la cuenca minera Fabero-Sil fue destino de referencia para quienes, desde cualquier punto de España y de más allá de sus fronteras, buscaban trabajo en las minas. Emigraron al Bierzo, hoy atenazado por la despoblación, para encontrar un futuro próspero que al principio no fue como esperaban y acabaron haciendo familia y viviendo de un carbón que no creyeron que fuera a desaparecer hasta que empezaron a verlo caer.

Tomás fue uno de los que vino. Salió de Extremadura allá por los años 50 para trabajar en la construcción de un puente de la carretera de Matarrosa del Sil y acabó, como casi todos, metido en el pozo. Ahí, en su viaje, empieza la historia que Andrés Campelo (Nath Teatro) cuenta en Entre Tierras .

El cartel de la obra. DL

La historia de Tomás, que era el abuelo del actor, puede ser la historia de cualquiera. También la de su otro abuelo, que llegó a Matarrosa desde Galicia para trabajar en Antracitas de Gaiztarro, y la de los abuelos y los padres de cualquiera de su generación, marcada por el monopolio de una minería que trajo trabajo, dinero, prosperidad, lucha y resignación. En este orden temporal.

Entre Tierras no es la historia de la mina, sino de los mineros y de quienes sin serlo llevaban los genes. La obra que Nath Teatro presenta, el sábado, en Palacios del Sil está basada en hechos reales y apoyada en las propias vivencias de su creador.

La narración comienza en 1952, con el viaje de su abuelo, y termina en 1992 cuando la Marcha Negra entra en Madrid y los mineros son recibidos como héroes. En un banco de la capital espera Tomás a su hijo, que es uno de los caminantes. Y desde ese banco lo cuenta todo, junto a un casco de minero y refrendado por cinco piezas audiovisuales que marcan el comienzo de cada escena e integran al espectador en el momento histórico que se representa.

«La gente decía que los mineros luchaban por vivir por encima de sus posibilidades, pero en realidad luchaban por tener la posibilidad de vivir». Esta frase que Andrés Campelo pronuncia en la obra resume a la perfección el alma de la misma. No hay humor y la ficción ni se percibe en un relato cargado de emoción que conmueve a quien, como Andrés, siente correr por sus venas una chispa de fuego cuando escucha En el pozo María Luis a.

La gente decía que los mineros luchaban por vivir por encima de sus posibilidades, pero en realidad luchaban por tener la posibilidad de vivir

Entre Tierras es una historia «contada desde la emoción y el sentimiento», insiste Andrés Campelo. Los cinco momentos que marcan la obra y constituyen cada una de la escenas son la llegada de los emigrantes para trabajar en las minas, el trabajo de las mujeres mineras, los accidentes en los pozos, las huelgas de 1962 y 1980 y la Marcha Negra de 1992. 

Que los jóvenes conozcan el pasado y los que vivieron en él no olviden lo que fue es el propósito de Nath Teatro, más Andrés Campelo que nunca. Entre Tierras es un proyecto nacido de dentro, de sus entrañas, de sus experiencia, de sus recuerdos. Suyos y de muchos que pueden contar lo mismo. Entre Tierras es un homenaje, una nostalgia y una impresión.

La obra, incluida e la programación de  Dinamiz-ARTj promovida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), ya ha sido estrenada en Barruelo de Santullán (Palencia) y en Palacios del Sil se presentará, el sábado, en el local anexo al hogar del pensionista a partir de las 18.00 horas. También se llevará a Toreno, Quintana de Fuseros, Ibias y Sabero, entre otros.