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Así quiere evitar la Junta los sustos que da el oso en los pueblos del Alto Sil

Dos plantígrados se pasean por Tejedo del Sil y Suárez-Quiñones presenta un plan para ahuyentarlos con trampas de radio control

El consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones, con el alcalde, el pedáneo y el delegado de la Junta ante la trampa para osos. ANA F. BARREDO

Ponferrada

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Velarde Rodríguez iba a por agua a la fuente de Tejedo del Sil cuando vio al oso. Una bestia peluda caminaba tranquilamente por la carretera, a las cinco de la tarde, camino del mismo pilón, y Velarde, antes de que el animal se  le acercara a una distancia peligrosa, increpó al incómodo visitante, como si le entendiera. «Le dije ¿¡Donde vas!?, ¿Dónde vas?!, y el oso se dio la vuelta, tiró camino abajo y se metió en la vaguada», contaba este martes a este periódico, minutos antes de la llegada al pueblo del Alto Sil desde Valladolid del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, para presentarle a la prensa las medidas de la Junta de Castilla y León para controlar a la población de oso pardo de la zona y, sobre todo, para ahuyentar a los animales salvajes de los pueblos y que no se acostumbren a buscar comida en los contenedores de basura, en las ramas de los ciruelos, de los cerezos, en la miel de las colmenas o en las huertas de lechugas.

Trampas para instalar a los osos más curiosos collarines de radio control con un sistema de GPS que avisa cuando los animales se meten donde no deben (o sea, en un pueblo), perros rastreadores, criados y adiestrados para dar con la pista de los plantígrados, un protocolo para que la población sepa cómo actuar en caso de avistamientos como los que ha vivido Tejedo a finales de julio, y compensaciones económicas por los daños sobre cultivos o colmenares, son las principales medidas de control que ha presentado Suárez-Quiñones, acompañado del alcalde de Palacios del Sil, Roberto Fernández, del pedáneo de Tejedo, David Verano, de personal de la Fundación del Patrimonio Natural de la Junta y de la Patrulla del Oso, de agentes medioambientales y de la Guardia Civil.

370 osos en la cordillera

«Hay que hacer las cosas bien y estamos poniendo los medios para que el oso esté controlado», aseguró el consejero después de anunciar que, una vez que se ha conseguido recuperar la población de osos pardo y unir a los 250 ejemplares de la zona occidental de la Cordillera Cantábrica con los 120 de la oriental a través de un corredor, la prioridad de la administración es lograr que la especie «coexista» con la presencia humana.

El que se llevó Velarde no ha sido el único susto que se han llevado en Tejedo del Sil, una localidad que en verano multiplica la veintena de vecinos que residen allí en invierno. Un día antes, Remedios Ordóñez vio venir a otro por la calle principal, no lejos de la fuente, a las nueve de la noche y con el sol todavía por declinar. Remedios llamó a la Guardia Civil, la Fundación Oso Pardo y al 112. Pero ni a ella ni a su hermana María Luisa, que también pasa el verano en el pueblo con sus hijos y sus nietos de corta edad, han conseguido tranquilizarlas. «El oso dio la vuelta cuando me vio», relataba este martes. Y su hermana María Luisa, que ya se teme que los niños que llegan en verano a Tejedo no van a poder corretear tranquilos por el pueblo, más que asustada está indignada. «De niña me iba al monte con las vacas y nunca vi un oso. Me dicen que es normal verlos ahora en el pueblo, pero no es normal», se quejaba. «¡El oso es un animal salvaje!, a ver si vamos a tener que encerrar a los niños en casa...».

Remedios, que es la segunda vez que ve un oso, la secundó este martes. «Yo ya no voy sola a pasar y cuando vamos en grupo, siempre lo hacemos hablando, por si acaso, para que no se nos acerquen», añade. El consejero de Medio Ambiente, minutos después, presenta a los periodistas, en una finca de cerezos, una trampa con un sistema de cierre que ha patentado la propia Fundación del Patrimonio Natural que depende de la Junta de Castilla y León. Se trata de un cilindro plateado con una tabillas de miel en el fondo, rodeado de cámaras, y una trampilla que se cierra a distancia solo si los miembros de la Patrulla del Oso comprueban que el ejemplar va solo y no es una osa con crías a las que podría herir el cierre de la puerta. «En la trampa americana, es el oso el que le da a la palanca que la cierra cuando entra», explica el coordinador de la Patrulla del Oso en Castilla y León, David Pinto. Pero es un sistema que puede poner en riesgo a las crías. De ahí la patente nueva. «Hay que darle confianza y proteger a la población», afirma el alcalde de Palacios después de reconocer la «preocupación» que los últimos avistamientos de osos ha generado entre los vecinos de Tejedo. «Estamos orgullosos del que el oso esté en nuestro municipio, pero hay que coexistir porque los avistamientos se han disparado», afirmó Roberto Fernández después de darle las gracias al consejero por las medidas que está implantando la administración autonómica.

La Junta  de Castilla y León—que ha invertido «casi un millón de euros», estimó Suárez-Quiñones, en el plan de control—ya ha instalado a ocho osos collarines de radio control, equipados con sistema GPS y una batería de dos años, que permiten geolocalizar a los ejemplares y, sobre todo, alertar de su presencia en poblaciones.  Y el reto es instalar otros ocho más este verano. En la zona de Tejedo del Sil, cuentan los vecinos y lo ratifican los agentes forestales, rondan tres osos distintos. Dos de ellos ya se han aventurado a entrar en el pueblo, para susto de los vecinos. Lo que pretenden ahora todos aquellos que dedican su tiempo a controlarlos es que no vuelvan a hacerlo.