Blindan los viñedos contra el exceso de jabalíes
Los viticultores refuerzan los viñedos con vallados metálicos para minimizar las pérdidas en lo posible, en vista de que las esperas nocturnas de los cazadores no resuelven el problema
Los viticultores bercianos han tenido que extremar, este año, las medidas para tratar de minimizar el máximo los daños provocados por el jabalí, sobre todo tras un 2022 caótico en el que algunos productores contaron daños de entre el 80% y el 90% de la producción de uvas en algunas parcelas. Como cada año, la Junta de Castilla y León ha autorizado esperas nocturnas de las que se ocupan los integrantes de los cotos de caza de cada lugar, pero estas son insuficientes, según el testimonio de los viticultores. Para que fueran efectivas —aseguran— los cazadores tendrían que estar haciendo guardia durante toda la madrugada, algo que reconocen que es inviable. «Los cotos no tienen medios suficientes y los cazadores tienen trabajos a los que deben acudir», afirmó uno de los afectados. Alambre es, ahora, la única medida complementaria.
Los propietarios de la Bodega 13 Viñas de Cubillos del Sil llevan días vallando algunas de las parcelas. Y como ellos, otros viticultores de la zona. Están instalado un vallado perimetral de alambrada cinegética y, en la parte de abajo, alambre de espino para tratar de frenar al jabalí. El problema es que esto no garantiza que el animal no acabe entrando en la viña y tampoco frena a los corzos, capaces de sortear el metro de altura que le están dando al vallado. Todo ello conlleva, así mismo, un coste de tiempo y dinero. Hasta a 4.000 euros por hectárea calcula Julio Calvo, de 13 Viñas, que asciende la medida.
Hace menos de una semana que se produjeron los primeros daños. Ya hay racimos destrozados en el suelo. Es verdad que, este año, la población parece más contenida que en la pasada campaña, pero el temor a las pérdidas ensombrece cualquier optimismo. Las esperas nocturnas se mantendrán hasta mediados de septiembre. En total, dos meses que la Junta de Castilla y León está concediendo de manera generalizada, con esperas que se podrían extender hasta las cinco de la madrugada. Pero sin abarcar toda la noche, los jabalíes se acostumbran a la dinámica y acceden a las parcelas cuando lo ven seguro. A ello hay que añadir la peligrosidad de esas cazas controladas en horario nocturno, «en zonas próximas a las casas y en zonas de paso de ciclistas y personas que hacen senderismo», reconoce el propietario de 13 Viñas.
La solución a la que apuntan y piden los afectados es la misma que ya plantearon el pasado año, la de llevar a cabo un control poblacional en la zonas vedadas donde el jabalí se refugia en invierno. Así se combatiría la superpoblación que está habiendo en los últimos años y se evitarían los daños a los racimos tiernos y, por consiguiente, a las cosechas a estas alturas del año.