Lechugas a la mesa de la huerta de aquí

¿Porqué comprar la lechuga fuera del Bierzo si se puede producir aquí, manufacturar aquí y consumir aquí fresca todos los días, dejando el valor económico y el empleo aquí? Con esa básica pregunta, un grupo de siete socios le han dado vueltas al asunto y han puesto en marcha un incipiente negocio que empieza ya a dar buenos resultados.

En una finca de Fuentesnuevas plantan lechugas con conocimientos de ingeniería agrícola, pero usando los principios básicos de la huerta natural de toda la vida. Una vez cultivadas, las piezas de lechuga y otros productos hortícolas se preparan con todas las condiciones higiénico sanitarias para entregarlas en el día en los restaurantes del Bierzo. Todo a un precio que compite con las firmas de grandes distribuidoras de estos alimentos frescos y que aporta la inmediatez de la entrega con mayor calidad al acortar el tránsito de la huerta a la boca.

El proyecto puesto en marcha desde febrero lo llaman «Tierra y corazón». Cuenta uno de sus promotores Fernando Mauriz que comenzaron «con la única idea de ser diferentes» y «por qué no ser disruptivos, ideamos una manera de cultivar diferente». «Lo primero era poder cultivar de pie en un bancal a un 120 centímetros de altura. Esto nos permitía trabajar con herramientas de mano menos pesadas y por supuesto menos dolores de espalda. Este bancal también nos permitia hacer un control de sustrato, podíamos mezclar diferentes tipos de tierras y adaptar el PH de la tierra al tipo de cultivo. También nos admite un riego por goteo mas estable y un cuidado de la tierra y recolección más óptimo».

«Una vez probado y superada esta idea, —indica Mauriz— el debate interno surgía en qué forma de cultivo íbamos a utilizar, el cultivo ecológico, orgánico, biodinamico, la hidroponía, la permacultura y se optó por hacer cultivo tradicional en combinación con todos los anteriores». «Después de tomar estas decisiones apareció la ingeniería y la inteligencia artificial que combinadas son la herramienta mas potente que nosotros hemos utilizado y se buscó cómo rentabilizar al 100% cada centímetros cuadrados de tierra».

En el Bierzo está la adversidad del clima que permite solo un cultivo, pero qué pasa si crean un microclima dentro de los bancales. «Sólo hacían falta en otoño e invierno cuatro horas más de luz y una temperatura ambiental superior a los 18 grados constantes día y noche. Así, la parte de temperatura la solucionamos reduciendo el m3 de aire dentro del invernadero y combinando dos tecnologías que por cada KW de consumo producimos 7KW de calor, para la luz es muy sencillo un led de muy bajo consumo con una pequeña batería solar y el control de humedad mediante aspersión y deshumidificación en función a lo necesario en cada momento, evidentemente todo controlado por un software propio». De esta forma afirman que han conseguido «producir lechugas totalmente ecológicas con solo agua y abonos orgánicos, con un poder de crecimiento importante, hemos conseguido reducir las plagas al cultivar en altura y gracias a la biodinámica hemos conseguido trabajar y sembrar en función a los diferentes eventos astronómicos. También hemos aprendido de los diferentes lugareños a realizar extractos de diferentes plantas para el control de hongos como el mildeo y plagas como el pulgón.

En la actualidad y —según Mauriz— «debido a que todavía somos un bebé recién nacido, vendemos a restaurantes de la zona y el proyecto piloto ha sido un éxito con una tasa de conversión del 80%. De cada 10 clientes visitados 8 compraron y compran nuestro producto. En una encuesta realizada en el mercado de abastos a 90 personas, el 93% se sentía orgullosa de que en el Bierzo se tenga un proyecto de estas características y el 80% compraría el producto a un precio razonable». «Esto nos da fuerza e impulso para seguir innovando, para seguir creciendo. La siguiente meta es vender en Ponferrada con servicio a domicilio a clientes particulares y empezar a vender a restaurantes en la provincia de León».