La afección por hongos desploma el mercado y los precios de la castaña

El verano sobrevenido en la última quincena de septiembre y los primeros días de agosto, con temperaturas por encima de los 25 grados, sentenciaron la producción de castaña en el Bierzo. Esas altas temperaturas unidas a las condiciones previas de humedad por las lluvias caídas antes fueron el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de hongos que, aprovechando la debilidad de los árboles por el ataque de la avispilla, han pasado al fruto invalidándolo para cualquier uso. Tanto que el mercado se ha desplomado. Donde no es inexistente, la compra-venta lo ha sido y la que hay es escasa y a precios bastante más reducidos. Las castañas que quedan en los sotos se cuentan por cientos porque nadie (o pocos) se arriesga a comprar fruto para desecho y, aunque las últimas lluvias parecen haber contribuido a mejorar un poco la situación, la campaña está prácticamente perdida y se estima que más del 30% de la cosecha tiene afección fúngica.

Impera el desánimo entre los productores, que no tienen a quien vender, y el sector empresarial, que no encuentra la manera de atajar el avance del Gnoniopsis smithogilvyi . Así se llama el hongo al que se le atribuye el mayor daño, aunque pudiera haber más y eso es lo que está investigando la Mesa del Castaño del Bierzo de la mano de Inbiotec. Están realizando pruebas en todo el territorio comarcal, extraen el ADN de las castañas y hacen cultivos que después analizan para determinar si es uno o varios los hongos que causan estragos. Una vez identificados, el siguiente paso será tratar de determinar las causas concretas que han llevado a la situación actual.

La preocupación es generalizada, tanto que está prevista una reunión de la Red Estatal del Castaño, el Ministerio de Agricultura y la Junta de Castilla y León en los próximos días. También, representantes de las principales agrupaciones de castañicultores del Bierzo se reunieron ayer para determinar la manera de abordar este contexto y valorar si se sigue recogiendo castaña o si se da por zanjada la campaña que, no obstante, está ya en la recta final. Suele concluir a mediados de noviembre, pero este año comenzó antes.

Que la campaña iba a ser mala en volumen se sabía desde el principio, pero el daño fúngic o ha sido mucho mayor del esperado y ha afectado gravemente a la calidad del fruto. En muchos casos, sobre todo en una fase inicial, la castaña parece sana y es al abrirla cuando se comprueba el daño. En un estado incipiente de ataque por hongos, se perciben unas motas blanquecinas que, con el paso de los días, van adquiriendo el tono oscuro propio de la podredumbre y se oscurecen también por fuera. «La castaña se ablanda y huele mal. Es incomestible», explicó el secretario de la Mesa del Castaño del Bierzo, Roberto Rubio.

Más detalles

Entre 70 y 60 céntimos de euros se ha llegado a pagar por kilos en zonas donde el precio habitual suele estar sobre 1,30 o 1,40 euros. Y hasta este precio ha bajado el kilo de castañas que, otros años, alcanzan o supera los dos euros, según la información facilitada por compradores y castañicultores consultados por este periódico. «El mercado no puede absorber un producto con una calidad tan baja. Es muy difícil que un consumidor pague por esas castañas», aseguró Roberto Rubio, que explica que el daño del hongo se extiende por el fruto a medida que pasan los días.

«La cosecha no está la mejor ni en cantidad ni en calidad», afirmó el secretario de la Mesa del Castaño. Ha sido un año muy seco que provocó que durante el cuajado de la flor no se dieran las mejores condiciones. A ello hay que sumar el agusanado habitual de la castaña y el daño arrastrado de la avispilla. Un desequilibrio del que también han sacado partido hongos oportunistas que siempre han estado en los árboles pero que ahora se han hecho más fuertes.

Compradores

«El mercado está parada o muy ralentizado. Lo que está doliendo en los pueblos es no poder recoger las castañas porque no hay comprador. Incluso son han llamado de Galicia, de Becerreá, para preguntarnos si comprábamos, porque ellos están en la misma situación», explicaron fuentes de la Asociación de Castañicultores Los Tres Valles.

«Las primeras castañas fueron malísimas, la proporción de afectadas por el hongo superaba el 50%. Ahora se ha recuperado un poco y estoy comprando con entre un 15% y un 20% de lo recogido para desecho», explica un comprador de la zona del Alto Sil. «Lo que hago es abrir cien castañas delante de que las trae para determinar el grado de afectación», explica. Solo así puede saber cuáles están malas ante una apariencia, en principio, normal.

Roberto Rubio explica que «existe un sistema de bloqueo del hongo» mediante variaciones de temperaturas pero no se ha demostrado efectivo al cien por cien. «A veces funciona y otras no», asegura. Lo mejor —dice— es recoger el fruto y venderlo inmediatamente, no dejarlo varios días en el saco porque el hongo avanza. Por eso, la desesperación generalizada porque una gran parte de la producción sigue tirada debajo de los árboles.