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Una inyección de 200 caballos de hidrógeno para el Ponfeblino

El tren turístico en pruebas tirará de un vagón acristalado de 360 grados y trasladará a 60 viajeros Tendrá una autonomía para un viaje de ida y vuelta de Cubillos del Sil a Villablino

Ponferrada

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No valen las pilas de hidrógeno. Los ensayos para resucitar el tren minero que recorrió las vías entre Ponferrada y Villablino tirado por locomotoras de vapor y alimentado por carbón, se harán con un motor de combustión nutrido por el hidrógeno que produzca la planta de la Fundación Ciudad de la Energía (C8iuden). Y el automotor de 200 caballos modificado a partir de la tecnología de los motores diesel, con capacidad para una treintena de pasajeros, tirará durante las pruebas de un moderno vagón-mirador acristalado de 360 grados que permitirá contemplar el paisaje de la ribera del Alto Sil durante el trayecto a otros 30 viajeros.

«Le hemos buscado una salida al hidrógeno verde que generamos. Queremos que la gente sea consciente de que vale», explica el responsable de I+D+i de la Ciuden, Javier Quiñones. Y es que será el hidrógeno producido por la propia fundación en sus instalaciones el que sirva para rellenar los dos depósitos —situados uno en Cubilos y otro en Villablino, en principio— que recargarán al primer vehículo automotor que circule por las vías. Primero lo hará por el trayecto de 11 kilómetros entre Villablino y Palacios. Una vez testado su rendimiento a lo largo del próximo año, el tren de hidrógeno, posiblemente con un motor de mayor potencia —de mil a mil doscientos caballos, puntualiza la directora de la Ciuden, Yasodhara López— abarcaría toda la línea de medio centenar de kilómetros hasta Cubillos.

Sería entonces cuando el desarrollo de la tecnología del hidrógeno verde en el Ponfeblino podría aplicarse a otros trenes de viajeros de pequeñas líneas de cercanías sin electrificar, como adelantaba la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, esta semana el foro europeo que acogió La Térmica Cultural. «Tenemos que comprobar los rendimientos del nuevo motor, hasta que punto son ágiles y ver todos los problemas que pueden plantearse para garantizar un transporte seguro», explica Quiñones. «No hacemos experimentos con gaseosa», deja claro.

De los 2,5 millones de euros del proyecto, una buena parte se lo llevarán la instalación de los dos depósitos. De lo que se trata es de comprobar que el nuevo tren tiene suficiente autonomía y no se quedará parado en mitad del trayecto. «No es una tecnología barata», explica Quiñones a este periódico. Y junto a Yasodhara López, asegura que el desarrollo de la tecnología a partir de la licitación de la compra de los motores se cederá al Consorcio del Tren Turístico Ponfeblino, porque no es la función de la Ciuden participar directamente la explotación turística de la línea. De hecho, la Ciuden ni siquiera forma parte del Patronato del Consorcio, recuerda López, y las pruebas también servirán para saber si el motor de combustión alimentado por hidrógeno también puede servir para esas líneas de cercanías del transporte de viajeros por ferrocarril que no se han electrificado.

El «objetivo final», en cualquier caso, será a largo plazo calibrar las posibilidades de adaptar a la tecnología del hidrógeno verde una locomotora de vapor tan emblemática como la Baldwin PV9, bautizada con el nombre de Wagner, que fue fabricada en 1919 en Filadelfia. Con una locomotora histórica, recalcan, tampoco se juega.