Diario de León

Un encierro voluntario de seis años que acabó cuando Orlando conoció a Matilde

Se encontraron gracias al programa 'A gusto en casa' que en el Bierzo gestiona Asprona. Ella llevaba un año en paro antes de empezar a trabajar como asistente personal y él, afectado de una lesión medular que le impide caminar, necesitaba ayuda y, sobre todo, compañía. La vida de los dos ha cambiado

Orlando Maciel y Matilde Nieto. L. DE LA MATA

Orlando Maciel y Matilde Nieto. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Orlando Maciel no se acuerda de cómo fue la última vez que pisó la calle antes de un encierro voluntario que le mantuvo atado a su casa seis años. Sí recuerda cuando buceaba en el Océano Atlántico junto a las Islas Azores. De eso hace ya mucho tiempo.

Un accidente le causó una lesión medular que le impide caminar y tiene problemas de huesos. Toma tanta medicación que llegó a sufrir pérdidas de memoria y cuenta solo 53 años. Orlando Maciel entró un día en casa para no volver a salir y salió más de 2.100 noches después porque conoció a Matilde Nieto.

Fue el pasado verano, tres semanas más allá de aquel día de primeros de julio en el que Matilde se convirtió en su asistente personal. Asprona Bierzo y el programa ‘A gusto en casa’ de la Junta de Castilla y León les conectaron y la conexión fue total "desde el primer momento", dicen los dos.

A Orlando le cambió la vida cuando conoció a Matilde y a ella le sucedió lo mismo. Nunca había trabajado como cuidadora de personas dependientes y llevaba un año en paro. Es alegre de carácter y, aún así, había optado por encerrarse en casa ante la ausencia de una rutina laboral. Los dos residen en Bembibre, pero no se conocían y ahora no se quieren separar. 

Orlando ha recuperado sus hobbies. L. DE LA MATA

Orlando ha recuperado sus hobbies. L. DE LA MATA

"Es como una hermana para mí. Desde que ella está, mi vida ha cambiado como de la noche al día", asegura Orlando, que ha pasado de la monotonía de la nada diaria a recuperar sus aficiones, a querer nadar y a tener ganas de volver a ver el mar. Todo esto en solo tres meses. Y, sobre todo, ha vuelto a salir de casa. "El primer día fue como un nuevo comienzo para mí. Respirar el aire puro es una sensación muy linda", afirma. 

Lo primero que quiso hacer fue tomarse un café. Y lo hizo. "Salí porque Matilde me aligeró. Conecté mucho con ella desde el primer día, porque tiene una forma de hablar que a mí me entra. Me dio confianza y decidí seguir sus pautas. Salimos y nos tomamos un buen cafecito sentados en la terraza de un bar. Me encantó volver a ver a gente y comprobar que ya no había peligro por el bicho (coronavirus)", explica. Cerró la puerta de su casa mucho antes de la pandemia, pero esta acrecentó un miedo a pisar la calle que parecía irremediable.

El primer día fue como un nuevo comienzo para mí. Respirar el aire puro es una sensación muy linda

"Me encerré de tal forma que no quería salir", dice. Sus problemas de movilidad y la necesidad de desplazarse en silla de ruedas contribuyeron a ese retraimiento, sobre todo porque tiene que superar varios escalones para entrar y salir de casa; pero detrás de la reclusión voluntaria de Orlando hay mucho más y, tanto como su discapacidad, ha pesado su estado anímico. "La única familia que tengo es mi madre, pero está muy enferma", apunta.

Aunque nació en las Azores y ha trabajado en el sector de la seguridad en varias ciudades de España, Orlando Maciel ha pasado la mayor parte de su vida en Bembibre, de donde es su madre. También fue bombero voluntario y tiene un don para las manualidades que había abandonado como el resto de su vida. Ahora, está construyendo un yate de madera que tendrá varias alturas y creando piedras con escayola para proyectos de paisajismo que tiene en mente. "Ya estoy preparado para la aventura y quiero hacer todo lo que pueda o lo que mi cuerpo me permita", afirma.

Orlando tiene serios problemas de movilidad y necesita silla de ruedas. L. DE LA MATA

Orlando tiene serios problemas de movilidad y necesita silla de ruedas. L. DE LA MATA

"Es una persona muy buena de llevar y, aunque no lo reconoce, ha vivido una vida muy intensa", dice Matilde mientras se coloca a su lado. Esa cercanía es lo que le ha permitido a Orlando volver a confiar en sí mismo. "Necesitaba que alguien le empujara y yo le he dado ese pequeño empujoncito. Ahora, vamos a empezar con revisiones para ver si puede dejar de tomar alguna medicación y saber si su estado general ha mejorado. Su azúcar ya se está controlando y ha recuperado con sus hobbies. Por algo se empieza", explica la asistente personal que ha encontrado en este trabajo una vocación que desconocía.

Matilde Nieto está contratada a jornada completa y, aunque Orlando es la persona con la que trabaja la mayor parte de ella, también atiende a otros tres usuarios más en el municipio de Bembibre. "Vengo de once a dos y vuelvo de siete a ocho y media de la tarde. Lo primero que hacemos por la mañana es tomarnos un té y charlar un rato", relata. Aunque le hace la compra y se encarga de la limpieza, lo principal con Orlando es el acompañamiento.

La tranquilidad de su voz ayuda mucho a una persona que vive con dolor las 24 horas del día. A veces, ese tono es mejor que la medicina

Cocinar no le hace falta porque él es uno de los usuarios del servicio de catering que también ofrece Asprona Bierzo. «Vengo a animarlo y ya ha cambiado mucho», insiste Matilde. Y él lo secunda también reiteradamente: "Me encuentro mucho mejor de ánimo. No tiene nada qué ver una cosa con la otra".

"Es la forma de hablar de Matilde, la tranquilidad de su voz. Eso ayuda mucho a una persona que vive con dolor las 24 horas del día. Es un dolor puro, por desgracia, y ese tono de voz, a veces, es mejor que la medicina", destaca Orlando, que lo máximo que alcanza a caminar es la distancia que separa la habitación del baño o este de la cocina y tiene que sentarse cada poco, porque «las piernas me fallan sin avisar».

Empleo en el medio rural

Matilde Nieto es una de las 40 personas que han encontrado trabajo con Asprona gracias a los programas ‘A gusto en casa’ e ‘Intecum’ —dirigido al cuidado de personas que están en la recta final de su vida— desde abril. Hasta que entró en el equipo de asistentes personales de la entidad, Matilde había trabajado como administrativo y de cara al público. Destaca que su empleo  actual no solo le permite trabajar sin salir de su pueblo, sino y sobre todo conciliar con su familia.

"Este trabajo me ha ayudado a coger una nueva rutina y la dinámica de salir de casa. Y con él (Orlando), es muy fácil porque tiene una vida muy enriquecida, y sabe mucho. Estamos en familia", destaca la mujer que ha conseguido que Orlando vuelva a respirar aire puro. A los dos les gusta la guitarra y la música de los años 80. Dyango y Juan Pardo están entre sus preferencias. "Quiero vivir otra vez, otra vez intentarlo. Y si el camino se acaba, hay que seguir, no hay que aceptarlo. Hay que buscar un sendero, un arroyo. Y caminarlo y caminarlo", dice precisamente una canción de Pardo.

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