Diario de León

Aviador Zorita: 70 años de una hazaña

Este marzo se cumplirá el aniversario de la primera vez que se rompió la barrera del sonido

El comandante ponferradino Demetrio Zorita subido a uno de los aviones que pilotó.

Imagen de archivo del comandante ponferradino Demetrio Zorita subido a uno de los aviones que pilotó.

Publicado por
m.c.cachafeiro
León

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Este año no sólo se cumplen 100 años de la declaración del Castillo de Ponferrada como Monumento Nacional; el próximo mes de marzo hará 70 años desde que el militar berciano Demetrio Zorita Alonso (Ponferrada, 5 de octubre de 1917-Torrejón de Ardoz, Madrid, 27 de noviembre de 1956) superó la barrera del sonido.

Aunque su legado histórico está salpicado por su papel en la Guerra Civil y la División Azul, su nombre sigue en las calles de muchas ciudades por su hazaña del 5 de marzo de 1954 en la Base Aérea de Brétigny (Francia), a bordo de un avión Dassault MD 452 Mystère II del Ejército del Aire Francés.

En el parte de vuelo quedó reflejada su hazaña: «A los 12 minutos y 40 segundos y a 44000 pies de altura, mi máchmetro señala 0,8. Hay muchas nubes y sólo veo una parte de la pista, casi debajo de mí. A esta velocidad me pongo casi en invertido y tiro de la palanca para ponerme a la vertical, en cuyo momento meto los gases a fondo. Al tirar de la palanca el avión me entra en pérdida pero, después de algunas sacudidas obedece y me encuentro picando a la vertical con el morro apuntando a unos 3 o 5 kilómetros del campo. Sigue subiendo el máchmetro y se estabiliza en 1,01 en cuyo momento comienzo a recoger suavemente para «barrer» el aeródromo y que oigan en el suelo el «bam-bam». Salí del picado a 27000 pies. Unos 35 segundos después creo que se oyen en el aeródromo dos «bam» muy seguidos y me felicitan por radio. Termino el vuelo sin novedad. He alcanzado de 1,03 a 1,04 de mach y la velocidad supersónica la he mantenido durante 6 segundos».

Calle Comandante Zorita, en Ponferrada, en el Temple.ana f. barredo

La velocidad del sonido son unos 1.225Km/h, y suponía una dura prueba para piloto y avión. Su nieto, que también se llama Demetrio Zorita, recordó hace unos años a raíz de la que por entonces los aviones no estaban diseñados ni construidos para ello. «Estos nuevos prototipos podían alcanzar la velocidad sónica con esa maniobra tremendamente arriesgada. En ella, los pilotos experimentaban efectos fisiológicos, aerodinámicos y de ingobernabilidad del aparato no comprendidos en la época. Pocos eran los que lo habían logrado, y dada la alta mortandad la maniobra no era normalmente autorizada».

En una crónica de la época se explicaba: «Cuando un avión sobrepasa la velocidad del sonido (1.220km/h), el aire parece que aumenta su densidad y resistencia, hasta casi convertirse en cuerpo sólido. Esto es lo que los aviadores llaman «filetes de aire». Entonces el avión y el piloto tienen que soportar una dura prueba […], comienzan a suceder cosas extrañas: Las alas del avión se bambolean como si se estuviesen desprendiendo del fuselaje, el avión salta y se tuerce caprichosamente […], los aparatos de control funcionan al revés […] en un extraño fenómeno –todavía no explicado-. Los pilotos que realizan un vuelo de este tipo llevan un traje especial de protección contra la pérdida de sentido, ya sea por «oscurecimiento» (escasez de sangre en el cerebro) o por «enrojecimiento» (superabundancia de sangre). Tengamos en cuenta finalmente que el vuelo […] tiene que ser «en picado» para pasar la barrera del sonido. Y, según dicen los que han hecho esta prueba, la salida del picado somete al avión a una prueba tan rigurosa como alcanzarla, las correas casi se clavan en los pilotos y la gravedad tiende a producir la pérdida del sentido».

Zorita había solicitado tentar la Barrera durante un curso de piloto de pruebas que hacía en Francia. Después de varias negativas por parte del mando francés, que no quería arriesgarse a un accidente de un piloto extranjero ni a perder un avión costoso, fue finalmente autorizado. Tras la hazaña, confesó que lo encontró «más fácil de lo que creía», explica su nieto, que asegura que su abuelo quería «situar a nuestra aeronáutica al más alto nivel, y solo fue posible tras haberse formado extraordinariamente en distintos aviones y destinos, lo que le permitió adquirir una pericia y experiencia en vuelo notables».

Diario de León, también se hizo eco de la noticia, como muchos medios españoles y franceses. Era una buena historia por varios motivos: exploración de lo desconocido, desafío tecnológico, pilotos arrojados, competencia empresarial, aventura y fama.

Dos años más tarde, Zorita se mató probando un prototipo de avioneta que tenía graves problemas. Presiones comerciales obligaron a darle una última oportunidad, en vez de realizarle las modificaciones necesarias en fábrica. Como jefe del Grupo de Experimentación en Vuelo del Ejército del Aire, Zorita asumió personalmente el riesgo, la avioneta volvió a fallar, y se estrelló. Se truncó así tempranamente su vida y carrera a los 39 años, recuerda su nieto Demetrio.

El Ayuntamiento de Madrid concedió unos años más tarde el nombrar una calle como Comandante Zorita, «como homenaje al malogrado aviador, primero de los españoles en vencer la barrera del sonido». Tras la polémica se mantuvo como primer español «supersónico», en el callejero del barrio de Tetuán.

Ponferrada también dio nombre al militar berciano por su gesta aérea como Comandante Zorita.

En Madrid han cambiado y ahora se llama Aviador Zorita.

Testimonio de Zorita

«A esta velocidad me pongo casi en invertido y tiro de la palanca para ponerme a la vertical»
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