Dos mil vecinos de Villafranca del Bierzo se quedan sin agua
La inspección sanitaria ha declarado el agua no apta para consumo debido a su turbidez y el Ayuntamiento se ha visto obligado a montar un operativo de urgencia para repartir botellas y bidones
Los aproximadamente 2.000 vecinos de Villafranca del Bierzo, Vilela, Valtuille de Arriba y Valtuille de Abajo no pueden beber el agua que sale del grifo ni utilizarla para cocinar y tampoco pueden hacer uso de ella los establecimientos de hostelería y restauración. El problema es la turbidez asociada, desde hace años, a las lluvias pero que, ahora, tras un cambio en la normativa, ha llevado a los inspectores de Sanidad a declarar el agua no apta para consumo, explica el alcalde, Anderson Batista. En respuesta a la prohibición, el Ayuntamiento ya ha empezado a repartir bidones y packs de botellas de agua.
El propio alcalde ha informado a los vecinos de la situación "impuesta" por la Junta de Castilla y León a través de un bando. Ha sido todo tan rápido que prácticamente no les ha dado tiempo a reaccionar y la única solución que han encontrado es comprar agua embotellada y empezar a repartirla entre los afectados. Una medida que, según explica el regidor, no se puede mantener en el tiempo porque "nos arruinaríamos".
Batista asegura que los problemas con la turbidez de agua cada vez que llueve con intensidad o se produce una crecida del río se vienen dando desde "hace décadas" y nunca antes se había prohibido el consumo, aún cuando los parámetros en ocasiones anteriores han sido -afirma- peores. El cambio en la norma está detrás de este revés y aunque entiende que hay que respetarla y buscar una solución que ponga fin al problema, explica que el Ayuntamiento no tiene medios para hacerlo por sí solo.
"Nosotros no tenemos depuradora ni sistema de filtración y nos consta que el anterior equipo de gobierno le presentó a la Junta de Castilla y León un proyecto de implantación de filtros que nosotros no podemos asumir presupuestariamente. Ellos (la Junta) nos obligan a cortar el agua, pero tendrán que decirnos qué medidas podemos tomar porque esta situación no se puede sostener mucho tiempo. En Villafranca, la hostelería tiene un peso muy importante y no puede funcionar sin hacer uso del agua", relató Anderson Batista.
Alrededor de 600.000 euros son necesarios para instalar un sistema de filtración que evite que cada vez que llueve el agua salga "del color del chocolate", apuntó el regidor. Una inversión imposible de asumir para las arcas municipales. Además, la Administración autonómica les ha dado un plazo de seis meses para que resuelvan el problema y garantizar al calidad del agua. Así, el Ayuntamiento tendrá que recurrir al apoyo de otras administraciones y el alcalde insiste en pedir cuentas a la Junta de Castilla y León. "Prohíbe pero no aporta soluciones", se lamentó. "¿Qué medidas van a tomar ellos para ayudarnos a solventar esta situación", insistió.
Batista asegura que "se está generando un estado de alarma" que no debería se tal cuanto el problema del agua es sabido desde hace mucho tiempo y se repite con frecuencia. Los parámetros volverán a a ser normales una vez que deje de llover, pero "no podemos estar dependiendo de las decisiones de los inspectores ni repartiendo agua embotellada", afirmó la máxima autoridad local. "Estamos de acuerdo con que la situación no es la adecuada, pero no se pueden tomar medidas tan drásticas de un momento para otro", concluyó.