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JOSÉ LUZ VEGA

Entrevista

José Cruz Vega: «Antes teníamos contaminación, pero Ponferrada era más alegre»

Escritor, profesor y periodista, acaba de publicar un libro

José Cruz Vega, en una imagen tomada para la entrevista.L. DE LA MATA

Publicado por
m.c.cachafeiro
León

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José Cruz Vega es uno de los grandes conocedores de la evolución de Ponferrada en las últimas décadas. Acaba de publicar «Ponferrada. Dos décadas de recuerdos (III)». Un libro imprescindible para los enamorados de esta ciudad, que son muchos, empezando por Cruz Vega.

—¿Cuál es el mensaje de este libro? ¿Qué le gustaría que quedara en la retina a los lectores?

—Este libro es la continuación de los dos anteriores «Ponferrada. Dos décadas de recuerdos «(I y II), que salieron a la luz pública en 2007 y 2019, con el cual se cierran sesenta años de vida de nuestra ciudad de Ponferrada. En ellos y en este último de una forma más directa, dado que estaba inmerso en los medios de comunicación, voy analizando sucesos y acontecimientos que, de una forma o de otra, dejaron huella en la ciudad. El mensaje es «el recuerdo» el traer al presente parte del pasado porque digamos lo que digamos, forma parte de nuestra propia vida.

—Ponferrada ha cambiado. ¿Cuál es el gran cambio de Ponferrada en las últimas décadas?

—Analizado en conjunto estos sesenta años, que se recogen en los tres volúmenes, la ciudad en efecto, ha cambiado mucho. Yo diría que pasó de ser un pueblo grande a una gran ciudad.

—Era una ciudad con muchos problemas de contaminación, calles con malos servicios, pero muy alegre.

—La portada del último libro lleva en la misma la imagen de la famosa montaña de carbón que comenzó a iniciar su desmantelamiento en 1998 y que durante ochenta años había sido un icono del paisaje ponferradino, pero también algo que tuvimos que soportar los que vivíamos en la ciudad. El polvo que se respiraba en el ambiente formaba parte de nuestra vida. Teníamos problemas de contaminación, los trazados de ciertas zonas eran puestos como ejemplo en algunas escuelas de arquitectura como lo que no debía hacerse, pero eso sí era una ciudad muy alegre con amplia vida diurna y nocturna.

—Ya no es tan alegre. ¿Por qué?

—Indudablemente se ha perdido en parte esa alegría. A ello han contribuido sin duda la falta de puestos de trabajo, el cierre de muchas potentes empresas y sobre todo que los jóvenes, pese a contar con algunas ramas universitaria, se tienen que buscar la vida fuera de su lugar de nacimiento.

—Si tuviera que proyectar la Ponferrada del siglo XXI, ¿cuál sería su propuesta?

—Hablar del siglo XXI, donde ya llevamos consumidas casi una cuarta parte, es difícil porque nadie sabe el futuro que nos espera a niveles más elevados. Indudablemente sería necesario que mejorasen las comunicaciones porque visto desde un prisma objetivo nos están dejando prácticamente aislados y eso repercute en muchos aspectos de la vida cotidiana limitando el futuro de no cambiar.

—Es el mejor de sus libros. ¿En qué se diferencia de los anteriores?

—No puedo decir cual es el mejor de mis libros porque todos son hijos del mismo padre y a todos se les quiere por igual. De los once que llevó publicados sobre temas de Ponferrada todos tienen una relación personal. Estos últimos «recuerdos» se diferencian de los dos anteriores , desde mi punto de vista, en tres aspectos: He cambiado las ilustraciones por fotografías, se incluyen más vivencias personales porque la casi totalidad de los capítulos han sido vividos en forma directa y prueba de ello son las páginas propias que en su momento escribí. Y finalmente están colocados de forma más o menos cronológicas para facilitar su identificación.

—¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de Ponferrada, de todos estos años?

—El mejor recuerdo que tengo y que tendré siempre es de esta ciudad, Ponferrada, que me acogió pocos días después de mi nacimiento y en donde he desarrollado toda mi actividad en los campos de la enseñanza, la cultura y el deporte. Tuve oportunidades de marcharme lejos pero nunca renuncié a mis orígenes bercianos y más concretamente ponferradinos.

—¿Ya está preparando el siguiente?

—Nunca se puede decir nada de lo que nos deparará el futuro. Cada año que pasa las facultades físicas y mentales van disminuyendo o perdiéndose. Dejemos que el tiempo vaya decidiendo de lo que sigue uno siendo capaz de realizar.