Sube el nivel del agua que escupe la mina La Cazadora y hay miedo a un reventón
Un técnico de Minas valorará la situación ante la inestabilidad del terreno sobre esta vieja explotación de Santa Cruz del Sil
Hace diez años, un fuerte estruendo despertó a varios vecinos del barrio de La Vega de Santa Cruz del Sil. El suelo se había hundido unos metros por encima de las casas sobre la vieja mina de carbón La Cazadora y, ante la incapacidad de desagüe, el agua acumulada se abrió paso al exterior de la peor forma posible, provocando un corrimiento de tierra que colapsó el jardín de una de las viviendas y avanzó hasta la propia carretera CL-631. Entonces, un técnico de la Sección de Minas de la Junta de Castilla y León valoró la situación y localizó dos puntos conflictivos bien identificados en un informe en el que dejó constancia de que, de no hacerse nada, las inundaciones y corrimientos del terreno se seguirían produciendo, principalmente en épocas de abundante lluvia. Y nada se hizo.
Diez años después, los vecinos de La Vega siguen mirando de reojo a la mata hueca que tapa La Cazadora, una explotación minera en la que actividad cesó a mediados de los 90 y que está llena del agua de los manantiales que el transversal del pozo cortó. No se dejaron puntos de desagüe y el agua corre por donde quiere. Sobre La Vega, el terreno revienta en tres puntos diferentes. Uno está junto a una de las chimeneas de ventilación de la explotación, cuya boca se mantiene abierta por el soporte que hace una vieja vagoneta colocada del revés.
Por esta chimenea abierta a finales de los años 80 salía el agua antes del hundimiento de 2014 y se canalizaba una parte. Cuando el suelo reventó corrompido por la corriente de agua, se abrió en un punto por encima y es ahí donde nace un manantial artificial en pendiente que, irremediablemente, va a parar al núcleo de casas, concretamente a una presa de riego que no tiene capacidad suficiente para asumir el agua que recibe, especialmente cuando a la que sale de las entrañas de la tierra se le suma la de un invierno de gran pluviosidad como el que acaba de terminar.
De La Cazadora sale agua todo el año, pero en los últimos meses, los vecinos la han visto brotar donde nunca antes lo había hecho y ha subido el nivel. Temen que eso sea indicativo de que la capacidad de almacenamiento de la mina vuelva a ser limitada, ello derive en un nuevo reventón del terreno y la historia se repita diez años después sin que nadie haya hecho nada por evitar lo que ya anticipaba el informe de un técnico. Precisamente, mañana está previsto que uno de los funcionarios de Minas se desplace hasta la zona para valorar nuevamente la situación de un terreno inestable porque está hueco por dentro y lleno de agua que corre de manera continua, convirtiendo en regueras los caminos y anegando las fincas que linda con la carretera.
El arrastre de lodo y piedras de hace una década no solo afectó a propiedades privadas, sino que invadió la carretera que comunica Ponferrada con Villablino y arrastró, también, parte del material acumulado en una escombrera ubicada en la zona sur del pueblo que, igualmente, paró en la CL-631.
Uno de los puntos conflictivos señalados en el informe del Servicio de Minas de 2016 está por encima de La Vega. El otro, en la zona sur de Santa Cruz, donde estaba la bocamina de La Cazadora. De eso hace ya ocho años y el suelo ha seguido cediendo, de ahí que sea necesaria una nueva valoración.