NATURALEZA MONUMENTAL
El viento tumba el castaño Regañón
Era uno de los árboles más grandes del Bierzo, con 12 metros de cintura, medidos a 1,30 de alto de su base. Está en el suelo de un soto de Ruidelamas, en el valle del municipio de Balboa
Era uno de los colosos de la naturaleza del Bierzo. Su cintura, medida a 1,30 metros de su base, era un superior a los 12 metros. Había crecido durante cientos de años, quitó el hambre a muchos en tiempos de necesidad, dio sombra al bosque, nido a los pájaros y —sin moverse de su sitio— siempre generó riqueza a su alrededor. Y ahora, hace apenas unos días, una ventolera procedente del Atlántico lo echó a tierra, dejando al aire sus raíces gruesas como tanques y sus ramas altas como edificios.
La naturaleza del Bierzo está de luto. Ha muerto el castaño Regañón, varias veces centenario. Y lo ha hecho en silencio, si no fuera porque su obituario lo dio a conocer a este periódico Santiago Castelao (hoy autoridad de gestión en Villafranca), una de las personas que más sabe de árboles monumentales en la comarca, porque los ha fotografiado, ha pateado sus entornos, los ha dado a conocer en libros y exposiciones, y les sigue queriendo, como a cualquiera al que se le coge cariño y luego —por circunstancias— desaparece para siempre.
El fallecido castaño Regañón se encuentra en un soto de Ruidelamas, en el término municipal de Balboa. Sabemos por la documentación recabada por Castelao que el castaño es propiedad de María Brañas Vidal y que se llama «Regañón», no por que regañase o refunfuñase mucho a los que se acercaban a él, sino porque los erizos que escondían las castañas se abren antes de caer al suelo. Algo así como abrir la boca y enseñar la dentadura, pero nada más.
Este castaño, de la especie castanea sativa, estaba entre los tres primeros más grandes del Bierzo, con El Campano de Villar de Acero (Villafranca) en la cima, por sus 16 metros de diámetro (hay quien sitúa a uno —castaño el Santo— en Málaga como el más grande de España, con el mismo diámetro que el berciano, pero con 22 metros de cintura en su base).
Al morir el Ragañón, ascienden en la estadística de los grandes el resto de castaños, como por ejemplo el Castaño de los Rojos o Castaño de Fontexán, en Valiña (Toral de los Vados).
El Bierzo aún cuenta con un amplio abanico de castaños centenarios, que han capeado el paso de los siglos y se mantienen como estampa viva re producción y resistencia a las plagas e inclemencias meteorológicas.
La lista es larga y los datos exactos pueden variar. Incluso hablar de las medidas de un castaño y otro puede generar polémica y debate vecinal, pero entre el listado de castaños con gruesos troncos existen al menos siete que son para citar por estar catalogados.
Así, dependiendo de quien mida, se dice que el castaño de Valdeloso (Santa Lucía de Valdueza) tiene una cintura de 13 metros, el castaño de Pena do Subeiro 12 metros; el castaño del Mallo otros doce metros, empatados también con el protagonista de esta historia (el Regañón), y con el poderío de los 14,50 metros de cintura del castaño de Catín. Al de Fontexán le atribuyen 16 metros y al famoso Campano 14,40 metros unos y 15 metros otros. Por eso, sea como fuere, metro arriba o abajo, la monumentalidad de cada uno de estos árboles nadie la discute como un legado histórico y aún vivo.
Pero hoy toca obituario en memoria del castaño varias veces centenario, que produjo castañas, sombra y madera: ¡Descanse en paz, Regañón!