Los apicultores de Igüeña aprenden a defender sus colmenas del oso
u Fapas lleva a Tremor y Pobladura el cierre con el que lleva años experimentando
Los nuevos cortines —muros de piedra que defendía las colmenas de la voracidad de los osos— envuelven a los hogares de abejas en cortinas metálicas que producen descargas eléctricas. Y son más efectivos.
Lo van a comprobar los apicultores de Tremor y de Pobladura (Igüeña) que llevan un tiempo sufriendo las visitas del oso pardo en busca de la miel de sus colmenas, después de que el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes les haya ayudado a instalar uno de los cierres con los que lleva años experimentando para garantizar que la apicultura se pueda desarrollar en aquellas zonas de montaña donde viven los plantígrados.
«El incremento de la presencia del oso en estas zonas del Bierzo es notable», advierten en el Fapas tras consultar con los afexctados, que sufren «permanentes daños de los osos a las colmenas». Las visitas de los animales, afirma el Fondo en una nota, «son constantes y prácticamente todos los colmenares de estas montañas han tenido daños».
El Fapas ha comprobado que más de un apicultor no tiene instalado ningún sistema de protección y ha mostrado a los apicultores de Tremor y Pobladura de qué forma se instala un cierre de protección eficaz. «Defender la apicultura de montaña es una estrategia para la conservación de la biodiversidad» porque «las colmenas de los apicultores favorecen a los ecosistemas naturales a través de la polinización, más ahora que la abeja melífera en estado silvestre está prácticamente extinguida a causa de las enfermedades y la infección de sus colonias por parásitos», añaden en el Fapas, que han facilitado a los apicultores instrucciones sobre el comportamiento del oso y los mejores sistemas de protección.