Las vidas del cáncer: angustia, incertidumbre y miedo a no tener médico
Los pacientes de Oncología del Hospital El Bierzo sufren las consecuencias psicológicas de la alteración de su medicación por la falta de especialistas. El último médico que se quedó de baja tuvo que afrontar solo 40 tratamientos y 19 ingresos en planta en un día
La última consulta de Natividad en Oncología del Hospital El Bierzo duró apenas «medio minuto». Fue el lunes día 20 y ya solo un oncólogo sostenía el servicio hasta que colapsó, dejando sin atención alguna a los pacientes del martes. Esa última jornada antes de quedarse de baja, el único especialista activo —su compañera ya no trabajó esa mañana— tuvo que pautar 40 tratamientos de quimioterapia y atender a los 19 hospitalizados en planta, según fuentes sindicales consultadas por este periódico. Algo inasumible para un solo profesional, que hasta hace unas semanas formaba parte de un grupo de cuatro oncólogos y que el último día que pasó consulta «estaba totalmente desbordado, fuera de sí por la cantidad de trabajo», reconoce Natividad.
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Ella tiene cáncer de mama y está pendiente de intervención quirúrgica. Ya deberían haberla operado, pero cuando hubo que hacerlo «me dijeron que no había quirófano disponible, así que me han pautado una nueva fase de quimioterapia preventiva hasta que me puedan intervenir», explica. La próxima cita médica la tiene el 10 de junio y vive en un mar de incertidumbre porque no sabe si cuando vuelva estará su médico y si, en caso de que la vea un oncólogo de los de refuerzo, pueda haber un nuevo cambio de planes. Como todos los enfermos de cáncer, Natividad necesita sentirse segura y, ahora mismo, lo que siente es «ansiedad» por la situación generada.
«Nosotras estamos tan sensibles y tan asustadas y somos tan ignorantes en este tema que necesitamos que nos informen y que muestren empatía. Ahora mismo, estamos recibiendo informaciones de todo tipo, hablamos con otros pacientes y nos dicen que otros médicos les dan otros diagnósticos y eso genera mucha ansiedad», asegura una mujer que tiene que acudir a consulta con un listado de preguntas por escrito para poder ser rápida en la resolución de sus dudas ante el poco tiempo que dura la cita. «Siempre llevo preparado un folio con algunas preguntas, porque a veces estás tan bloqueada y todo va tan rápido que se te olvida», relata.
"Me siento desprotegida como paciente y olvidada respecto a los pacientes de otras zonas de la comunidad"
El día que no hubo oncólogos en el Hospital El Bierzo era la primera sesión de quimioterapia de Ana. Su hijo vive fuera, pero se había cogido una semana de vacaciones para poder acompañarla durante los primeros días del proceso. En vano. A las 7.45, ya estaban sentados frente a la puerta de la consulta de Oncología. Una hora antes de la marcada. «Llegamos temprano porque estábamos nerviosos», relata el hijo. Salieron pronto de casa porque Ana vive en Villablino y la carretera que comunica con Ponferrada está cortada por un grave desprendimiento, pero a casa tuvieron que volver sin haber sido atendidos.
Al día siguiente, una llamada telefónica informó a su madre de que recibiría el tratamiento el 31 de mayo. «¿Cómo sabemos que para entonces no ha avanzado?», cuestiona. Otra pregunta normal entre los enfermos que luchan contra el cáncer. «Furiosa y asustada». Así se sintió Ana.
Ansiedad, angustia, incertidumbre, impotencia, rabia y miedo son emociones propias de los pacientes con cáncer ante un contratiempo como el que están viviendo en el Hospital El Bierzo. Ana, incluso, se ha planteado empadronarse en Oviedo, donde vive uno de sus hijos, para ser tratada allí ante el vacío abierto en su hospital de referencia y las dudas que le invaden a ella y a su familia. «Esta situación no te da ninguna confianza», critica su hijo, que también explica que la primera sesión de quimioterapia de su madre (la suspendida) ya llegaba «con un mes de retraso, porque nos dijeron que antes no había plazas en el hospital de día».
Una enfermedad desgastadora a nivel psicológico
«Estamos hablando de una enfermedad particularmente desgastadora a nivel psicológico. Desde el momento del diagnóstico, que nunca es fácil de asimilar, hasta las decenas de dudas que invaden al paciente sobre el tratamiento, el curso de la enfermedad, los cuidados requeridos y los cambios que tiene que hacer en su vida. Cuando se suspende una consulta y se aplaza el tratamiento, hay que sumar a esos puntos anteriores la incertidumbre y el miedo».
Emociones que «pueden incidir negativamente en el curso de la enfermedad y en la calidad de vida del paciente», explica el psicooncólogo Gerardo Luna. «No hay que olvidar que en torno al cáncer hay estigmas sociales, prejuicios y tabúes que aún persisten debidos, principalmente, al desconocimiento sobre la enfermedad, su origen, su curso y el pronóstico de cada caso particular», añade el psicólogo especializado en oncología.
"Estamos hablando de una enfermedad particularmente desgastadora a nivel psicológico y las emociones pueden incidir negativamente en el curso de la enfermedad y en la calidad de vida del paciente"
Nélida fue diagnosticada de cáncer mamario en noviembre y empezó el tratamiento con quimioterapia en enero. Desde entonces, la han visto tres oncólogos diferentes. No ser atendido siempre por el mismo especialista también incrementa la inseguridad. Por eso que ahora vayan a ser médicos llegados de otros hospitales de Castilla y León quienes se encarguen de su caso, merma su confianza. «No sabes quién te va a tocar cada semana y aunque parezca una tontería, no lo es», afirma también Susana. Ella ha sido otra de las afectadas por la suspensión del servicio el pasado martes.
Lo mismo dice María Jesús: «Al haber tan pocos profesionales, cada vez que vas te ve un médico diferente, que no es el tuyo, que no conoce tu historial y que entiendo que tiene poco tiempo material para estudiar cada caso. Un seguimiento de oncología debería ser más personalizado».
Nélida acudió a consulta el miércoles, cuando el servicio de Oncología ya estaba siendo cubierto por dos médicos desplazados desde León. «Entré cuatro horas más tarde porque aquello parecía el metro en hora punta», describe. Salió desconcertada. «El oncólogo que me atendió me dio una información diferente a la que me habían dado. Yo tenía programados más ciclos de quimioterapia porque así lo habían decidido los médicos de aquí, pero el especialista de León dijo que no tenía sentido seguir», relata. Ella está ya en espera de una intervención quirúrgica. «Me fui con una sensación de inseguridad absoluta, teniendo que asimilar el cambio», asegura.
El «pánico» que afirma sentir esta paciente está relacionado, precisamente, con su próxima operación: «Los pacientes oncológicos pasamos por muchos servicios (Cardiología, Cirugía, Farmacia...) y en todos me he encontrado con la misma situación de profesionales sobrecargados, especialmente en Cardiología, donde la última cardióloga que me atendió estaba extenuada y llegó a disculparse porque la mala atención. Ahora, tengo pánico a que cuando me toque la cirugía no esté mi cirujana porque se encuentre de baja o haya pedido un traslado».
"Llevo un proceso muy corto y ya me han visto tres oncólogos diferentes. El personal está sobrecargado y ahora tengo pánico a que cuando me toque la cirugía no esté mi cirujana porque se haya dado de baja o pedido un traslado"
María Jesús se siente «olvidada» como paciente. «No se puede suspender un servicio en el hospital. Esto es una falta de previsión absoluta por parte de la gerencia. Estamos desprotegidos como pacientes con respecto a otras zonas de la comunidad autónoma», critica, recordando que la quimioterapia es «el único arma que tenemos contra la enfermedad». Por eso, retrasar cualquier ciclo conlleva un impacto psicólogo importante. «No podemos hacer otra cosa».
Medicina Interna se ocupa de los hospitalizados
El número de pacientes hospitalizados dependientes de Oncología se mueve entre 15 y 19. Enfermos que también están sufriendo las consecuencias de la falta de especialistas y que ahora mismo están siendo atendidos por internistas, explica el representante del sindicato Singefe, Carlos Javier Reguera. «Es Medicina Interna quien está viendo a estos pacientes de manera provisional», dice. A Reguera esto le sirve para volver a apuntar la necesidad de contar con cinco oncólogos en plantilla orgánica, habida cuenta del volumen de pacientes oncológicos y la prevalencia de la enfermedad en este área de salud.
El Hospital de Soria, por ejemplo, tiene cuatro oncólogos. Son los mismos de la plantilla orgánica del Hospital El Bierzo, pero para «la mitad o una tercera parte de la población», subraya el representante de Singefe. En Ávila, la plantilla de Oncología Médica está integrada por cinco especialistas y en Palencia son seis. El Hospital de Zamora también tiene cinco oncólogos, a los que se suman tres especialistas en Oncología Radioterápica. La Gerencia de Asistencia Sanitaria de Segovia, por su parte, cuenta con seis oncólogos y, entre los centros hospitalarios más grandes, los de Salamanca (14 especialistas en Oncología Médica y 8 de Oncología Radioterápica) y León (10 en Oncología Médica y 7 en Oncología Radioterápica).
"El cáncer es una enfermedad muy jodida y lo que estoy viendo parece una falta de humanidad total"
Uno de los dos médicos que se desplazará al Bierzo la próxima semana para cubrir el servicio lo hará desde el Hospital Clínico de Valladolid. Aquí, la plantilla orgánica de Oncología está formada por 19 especialistas (9 de Oncología Médica y 10 de Radioterápica). También en Valladolid, el Río Hortega cuenta con 7 oncólogos. Los hospitales con menos plantilla orgánica son el Santos Reyes de Aranda de Duero y el Santiago Apóstol de Miranda de Ebro, con dos cada uno.
«En el Bierzo ha llegado a haber cuatro plazas cubiertas y un quinto por acumulación de tareas. Contar con cinco oncólogos permitiría tener más margen en caso de bajas y abrir el hospital de día por las tardes para poder citar a más pacientes», recalcó Carlos Javier Reguera. En todo caso, ahora mismo el contador está muy lejos del cinco. Cero es la marca de especialistas de un servicio que vuelve a funcionar exclusivamente con profesionales de otros hospitales y con la mirada puesta en la reincorporación de los dos que están de baja. Dos que, además, acaban de obtener plaza fija en el proceso de estabilización. También se ha cerrado una tercera, pero habrá que ver si se incorpora.
«El cáncer es una enfermedad muy jodida, organizas tu vida en torno al tratamiento. Vives para eso, es lo único en lo que piensas, y lo que veo es una falta de humanidad total», sentencia Susana.