Arqueología del abandono del carbón

Unas alpargatas con la suela de goma que nadie se ha puesto en cincuenta años. Un documento medio quemado que habla de la racionalización del trabajo. Papeles que ardieron. Zapatos que dejaron de usarse. Son algunos de los objetos que se ha encontrado en el poblado minero en ruinas de Albares-Estación —que entre los años cincuenta y setenta alojó a los trabajadores y a los dueños de la antigua empresa Antracitas de La Granja— la historiadora berciana Laura Martínez Panizo, becada por la Real Academia de España en Roma para sacar adelante una investigación que compara la arquitectura del carbón en el Bierzo con la Cerdeña de Mussolini. Panizo ha volado días atrás desde Roma a su Bierzo natal para realizar una pequeña intervención arqueológica en el poblado abandonado y escarbar en lo que los expertos llaman la ‘Arqueología del abandono’, o lo que es lo mismo, la intrahistoria de los lugares arruinados.

Son esos pequeños objetos cotidianos que todavía se encuentra en poblados ruinosos como el de Albares-Estación, muy cerca de la población de La Granja en el municipio de Torre del Bierzo lo que permiten a investigadores como Martínez Panizo contar la historia de un lugar. Durante tres días, y ayudada por sus compañeros en el grupo de investigación Sputnik Labrego, la historiadora ha trabajado en una de las casas del poblado para rebuscar y conservar los materiales que empleará para concluir su estudio. «Los objetos recogidos está vinculados directamente con la vida del poblado. Encontramos desde botellas de los años 40 a calzado, cestos para el carbón, molduras de la casa grande.... También mucha documentación, que aunque está en muy mal estado de conservación, nos sirve para identificar las publicaciones y localizarlas para su consulta», cuenta desde Roma Laura Martínez Panizo. «Además, recogimos algunos vales de carbón, algún libro de registro del economato y unos cuantos sobres con los nombres de los trabajadores y el salario que les correspondía», explica la investigadora, que ya trabaja en el laboratorio para limpiar, fotografiar e inventariar todo el material con el que espera reconstruir la historia de un poblado, de unas gentes y de la ruina en la que ha acabado todo.