Diario de León

Las primaveras ‘horribilis’ del campo berciano encadenan daños desde 2017

Las heladas, la sequía y las tormentas de granizo han arruinado, desplomando las producciones, varias cosechas de frutas, uva y miel

Detalle de una viña dañada por la granizada.

Detalle de una viña dañada por la granizada.L. DE LA MATA

Ponferrada

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La fuerte tormenta de granizo que sacudió el corazón agrícola del Bierzo el pasado martes fue calificada de «histórica» pero no es un hecho extraordinario. Las tormentas a destiempo, algunas con pedrisco, la sequía y, sobre todo, las heladas de primavera que desploman los termómetros hasta cuatro y cinco grados bajo cero han arruinado varias cosechas en los últimos años. La cereza, la manzana reineta, la pera conferencia, las uvas y la miel sufren las consecuencias de un cambio climático que nadie en el campo cuestiona, especialmente desde aquel 2017 estragado ya por la sequía en el que la temperatura cayó por debajo de los menos cuatro grados.

Aquella fue una de las peores campañas que se recuerdan, con pérdidas de hasta un 70% en las producciones de pera y manzana y de más de un 30% en el caso de la uva certificada. Ese año fue también el que marcó un retroceso sin retorno en la producción de miel en el Bierzo, que pasó de los 20 kilos por colmena a los ocho kilos de la media que todavía se mantiene en la actualidad. Hasta diez kilos por colmena es el máximo alcanzado ahora en un año considerado bueno.

A finales de agosto de 2022, a las puertas ya de las campañas de recolección, una tromba de pedrisco afectó seriamente a las cosechas de manzana y pera cuando ya no había margen para la cicatrización del fruto. Arganza, Cacabelos, Camponaraya y Carracedelo fueron, como esta semana, los municipios afectados; aunque entonces también se registraron daños en la zona productora de Dehesas (Ponferrada). Finalmente, las pérdidas rondaron el 25% en el caso de la pera y hasta la mitad de la producción de manzana, que es mucho más sensible y vulnerable a las condiciones climatológicas adversas.

No lo sufrieron tanto los viticultores en una campaña que cerró con algo más de 11,2 millones de kilos de uva controlada. Una merma sobre los entre 13 y 15 millones de kilos de un año calificado como normal que estuvo más relacionada con las escasas precipitaciones registradas en una primavera «especialmente seca», según recoge el informe de fin de vendimia de aquel 2022. Precisamente, la sequía es otro de los grandes problemas, especialmente reseñable en el caso de la apicultura, según explica el presidente de la Asociación Leonesa de Apicultores (ALA), Javier Morán.

«Entre los años 2013 y 2018, la diferencia de producción fue enorme, con una merma de entre un 40% y un 45%. En 2013, se recogían 20 kilos de miel por colmena y en 2018 ya fueron ocho kilos. La sequía en la época de mayor floración y, algún año concreto, las tormentas que influyen sobre la producción de los castaños están detrás de esta reducción», explicó Morán, que también suma a esos factores el daño causado por la avispilla y la irrupción de la vespa velutina, además de «un aumento desproporcionado de apicultores».

La falta de lluvias durante la floración reduce el néctar de las plantas. «La flor está, se ve, pero no tiene néctar, está seca», dice Morán. Y con las tormentas fuertes sucede lo mismo, pero porque «el agua lava la flor». No pasa esto con lluvias suaves y cuando las trombas llegan acompañadas de granizo, la piedra rompe las flores y el daño también afecta a la producción.

Con la granizada del martes —asegura Javier Morán— «se han perdido cinco o seis días de producción» porque los quince litros por metro cuadrado caídos en tan solo media hora afectaron a las flores, que necesitarán de días de sol para recuperar. Esto en un año ya malo para la apicultura berciana. «Hasta hace dos semanas, podía decir que la producción iba a ser cero», relata el presidente de la ALA. El mal tiempo prolongado está detrás de esa previsión. «Hacía un día de sol y luego venía tres semanas de lluvia y las abejas de comían las reservas que habían metido», detalló.

Según los datos de los consejos reguladores de la MG Pera Conferencia y DOP Manzana Reineta, las heladas han marcado cinco de las seis últimas campañas. En el caso de la manzana, salvo las de 2018 y la última, las producciones se han quedado prácticamente a la mitad o, incluso, por debajo. La evolución de la pera ha sido más estable, también por su mayor resistencia, y las peores cosechas fueron las de 2017, 2020 y 2022.

En el caso de la viticultura, la sequía y las condiciones climáticas que favorecen el desarrollo de enfermedades como el mildiu y el black rot son las que han marcado la diferencia. Los años de menor producción fueron 2017, 2018, 2020 y 2022. Las heladas, la sequía y las lluvias persistentes en los momentos menos idóneos son las causas que están detrás.

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