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Un costarricense mitad taiwanés que busca en El Bierzo las raíces de su bisabuelo

Antonio Marqués emigró a Costa Rica en 1906 y allí abrió una tienda de ultramarinos que funcionó bien. Falleció joven y no pudo volver a Cabañas Raras, su pueblo natal, así que su biznieto ha hecho el viaje inverso para escarbar en su historia y encontrarse con la familia

Roy Liu en su primera visita a Cabañas Raras, el pueblo de su bisabuelo.DL

Ponferrada

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En 1906 y con poco suelto en el bolsillo, Antonio Marqués López emprendió un viaje sin retorno con destino a Costa Rica. Aquel joven de Cabañas Raras que tuvo que pedir dinero prestado para el pasaje se embarcó en una aventura para probar suerte en la vida y viajó hasta Zapote, donde ya residía un paisano suyo que le ayudó hasta que empezó a hacer camino. Antonio no tardó en instalarse en Curridabat, otro pueblo de la provincia de San José no muy lejos del primero, y abrió una tienda de ultramarinos —allí llamada pulpería— que gestionó con holgura y bastante éxito, según recoge una de sus hijas en el artículo que escribió para una revista local. La Rosa le puso al negocio, en recuerdo de su madre.

Más de un siglo después, un biznieto de aquel berciano emigrante ha hecho el recorrido inverso para buscar sus raíces en Cabañas Raras. Aprovechó un viaje a España por motivos laborales para pasar unos días en El Bierzo y encontrarse con su historia. Buscó primero, en la Biblioteca Municipal de Ponferrada, el libro que Aquilino Guerra publicó, hace casi una década, repasando el devenir del municipio (Las Cabañas del Portiel de don Fernando) y acabó del brazo del propio autor, que le ha ayudado a escarbar en el pasado de su familia y está elaborando, incluso, un árbol genealógico. En ese encuentro influyó la presidenta del Instituto de Estudios Bercianos (IEB), Mar Palacio, a la que el joven también pidió consejo.

Roy Liu y Aquilino Guerra, el autor del libro con la historia de Cabañas Raras que le está ayudando a localizar a su familia.DL

Roy Liu Marqués es el biznieto de Antonio Marqués, nieto del cuarto hijo de aquel, que también se llamaba Antonio y cogió las riendas del negocio familiar cuando el padre falleció con tan solo 45 años. Tuvo, asimismo, una fábrica de escobas con la que hizo dinero tras la erupción del volcán Irazú en los años 60. «El volcán tiró mucha ceniza, por lo que el negocio le fue bien», explica Roy Liu. Tal vez por eso él sí pudo viajar a España en los años 80 con el fin conocer a la familia que su padre había dejado aquí.

«Mi abuelo tuvo el mismo proyecto que yo y se dio a la tarea de buscar sus raíces. Él visitó Ponferrada y preguntando logró localizar a una prima suya por medio de una información que le dieron en Talleres Patacas de Camponaraya. Yo era muy pequeño cuando todo eso sucedió y no recuerdo, pero me lo contaron mi tía y mi mamá», relata Roy Lui. Su madre, María Marqués, es el enlace directo con El Bierzo. Tiene 72 años y nunca ha podido visitar al pueblo de su abuelo. Por eso Roy quiere encontrase con quienes tienen la misma sangre que él.

El abuelo de Roy Liu, también llamado Antonio Marqués, tuvo una fábrica de escobas y sí pudo viajar a El Bierzo para conocer a parte de su familia en los años 80.DL

«He visitado España en varias ocasiones, pero nunca había estado en Cabañas. Me gustaría conocer a las personas de mi familia y saber qué tenemos en común y cómo han sido sus vidas. Quisiera volver al pueblo y, si todavía existe, conocer la casa donde crecieron mi bisabuelo y su familia. Mi madre nunca ha estado en España y me gustaría traerla antes de que se le haga muy difícil poder venir», explica un hombre de madre costarricense y padre taiwanés que vive en Estados Unidos y recorre el mundo como guía de turistas de viajeros activos que buscan rutas en bicicleta, senderismo y multiaventura. Fue eso lo que le trajo a Mallorca hace algunas semanas con un grupo de clientes americanos.

Dice que no lo tenía pensado, pero aprovechó unos días libres para conocer el norte de España. «El viaje no lo tenía planeado, pero sí tenía inquietud; así que volé a Bilbao y renté un auto para conducir hasta Ponferrada», explica. Estuvo tres días aquí, dos de ellos en Cabañas. Después tuvo que marcharse, pero ha dejado el encargo a un oriundo del pueblo empeñado, desde hace años, en descubrir las raíces de todo aquel que le pide ayuda. Eso quiere subrayar el propio alcalde, Manuel García, que de segundo se apellida también Marqués, porque marqueses de apellido hay muchos en Cabañas Raras.

Una de las hijas de Antonio Marqués escribió un artículo en una revista local de Curridabat en el que habló del negocio de su padre, una tienda de ultramarinos.DL

Aquilino Guerra ya tiene hecho el boceto del árbol genealógico de Roy Liu Marqués. No tardó mucho en destapar los primeros nombres con los datos que el joven costarricense le proporciono y la ayuda de toda la documentación que atesora después de años de estudio e investigación sobre la historia de su pueblo. La próxima vez que el biznieto de Antonio Marqués vuelva a Cabañas, podrá encontrarse con quienes buscaba.

Casi cien años estuvo abierto el negocio de aquel berciano que emigró a Costa Rica para labrarse un futuro mejor. Primero, alquiló el local en el que abrió La Rosa, pero más tarde lo compró y con los años fue ampliando la pulpería en la que vendía libras de café, arroz y sal, maíz, patatas y cuartillos de frijoles; también pan francés, quesadillas, bizcotelas y galletas. Los refrescos gaseosos que compraban los clientes de Antonio Marqués se los servía otro español que era el dueño de la fábrica La Cruz Blanca; y también ponía ron blanco y colorado anisado y ginebra en la cantina.

El alcalde de Cabañas Raras y Aqulino Guerra, que está haciendo un árbol genealógico, repasan documentación con información sobre la familia de Roy Liu.l. de la mata

Desde alcanfor y cebada a varios tipos de aceites, fósforos, puros y cigarros. La Rosa tenía todo lo que los vecinos de Curridabat pudieran necesitar. «Casi todo el vecindario era cliente de mi papá, lo mismo que los vecinos del distrito de Sánchez», dejó por escrito su hija Elisa en aquel artículo de la revista local.

Antonio Marqués fue un hombre muy integrado en el pueblo en el que hizo la vida. «Era un entusiasta de la fiesta patronal y, en más de una ocasión, contrató una marimba y preparaba una tarima en la pulpería, que se llenaba de gente. Casi nadie compraba nada, pues solo iban a oír la marimba, pero mi papá era feliz», recoge también el escrito de una hija orgullosa del hombre al que ahora quiere conocer mejor su biznieto; a quien, en 1927, llegaron a dedicarle un partido de fútbol entre dos equipos locales. Un berciano que hizo mundo.

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