NATURALEZA
El Anillo Verde entierra la huella de la montaña de carbón de Ponferrada con cinco mil árboles
El proyecto de 2,3 millones de euros redescubre a los ponferradinos 52 hectáreas de la ciudad que estaba degradadas
Restos de una báscula industrial, un aljibe sin agua y la carcasa vacía de un transformador eléctrico con la fachada garabateada de grafitis, sobre un suelo negro, recuerdan que aquí estuvo la montaña de carbón de Ponferrada. En el mismo lugar, muy cerca de las dos térmicas antiguas recuperadas por la Fundación Ciudad de la Energía, donde hoy crecen una hilera de chopos y de fresnos, a pesar de que la tierra es poco fértil. Los escombros de la antigua montaña negra, pero también los terrenos del viejo vertedero de Campo, o de la ladera del Plantío con la calle Caribe —zonas degradadas de la ciudad y de su extrarradio— están experimentado una transformación en los últimos meses que los conecta con el mapa urbano de la capital berciana después de que los técnicos del proyecto del Anillo Verde ya hayan plantado cinco mil de los seis mil quinientos árboles previstos.
Árboles autóctonos, de crecimiento lento, que aún tardarán en algunos casos una década en dar sombra, pero que ya están haciendo que muchos ponferradinos descubran una parte de la ciudad desconocida para ellos hasta ahora.
«Aquí han prendido 140 castaños», explica la concejala del área de fondos europeos (2,3 millones de euros) que financia el Anillo Verde, Lidia Coca, mientras pasea a media mañana de este sábado junto al edil de Medio Ambiente, Carlos Fernández, por una de las sendas de los terrenos de la antigua montaña de carbón que nace de la nueva zona de juegos infantiles próxima a las instalaciones de la Ciuden. Y no son solo castaños. Son robles y alcornoques, encinas, olmos resistentes a la graciosis que se están llevando al popular negrillo del parque de Cuatrovientos, y son cerezos, nogales, avellanos, además de plantaciones de centeno, cebada y avena o alfalfa, los que están cambiando la fisonomía de zonas de la ciudad «que estaban oculta y que los ponferradinos están descubriendo ahora», añade Coca.
Nadie paseaba por un vertedero, por una zona de escombros de carbón. Y este sábado, en un alivio del calor, la zona de juegos infantiles está concurrida y hay ancianos sentados en los bancos. «El terreno es poco fértil y hay que regarlo constantemente para que crezcan los árboles, pero están prendiendo», comenta, esperanzado Fernández.
El ámbito de actuación del proyecto iniciado bajo el anterior gobierno municipal del PSOE y CB abarca 54 hectáreas e incluye la mejora de la Senda de los Romeros, la de los Castillos Templarios,que conduce a Cornatel en la Villavieja, y a la de la Abadía de Compludo, más de 50 kilómetros por los que pasear y montar en bicicleta por la zona rural del municipio, recuerda por teléfono Fernando Arias, uno de los técnicos que ejecutan un proyecto al que el gobierno del PP y de CB ha dado continuidad, a pesar de la desconfianza inicial de los populares cuando estaban en la oposición. «Si el gobierno de Olegario Ramón hubiera sido más transparente y nos hubiera facilitado los datos que le pedíamos para conocer el proyecto no hubiéramos tenido aquella suspicacia», se justifica Coca.
Hoy hay consenso sobre el plan del Anillo Verde, que el Ayuntamiento desarrolla en colaboración con la Fundación Naturaleza y Hombre. El proyecto inicial de 2,3 millones de fondos Next Generation se desarrollará hasta diciembre de 2025, eliminando también especies invasoras como al alianto y las mimosas y con un actuación pendiente sobre el transformador grafiteado. Y la idea es tan buena, que sobre el escombro del carbón crezcan los fresnos, que Coca ya está buscando nuevos fondos para darle continuidad después de 2025.