UNIDOS POR UNA HUIDA
Tres alcaldes, dos hermanos, dos primos y un hombre escondido en el estiércol
La historia de un antepasado común que esquivó a la muerte en 1936 une a los regidores de Arganza y Silleda
Esta es una historia de dos hermanos. De tres alcaldes. De dos primos. Y sobre todo, de un hombre escondido en el estiércol y en un horno de pan, tras unos sarmientos, y fugado en una cuba de vino para salvar su vida en el verano de 1936.
La historia del hombre oculto en el abono ya la hemos contado en Diario de León. Avelino Fernández, alcalde republicano de Arganza tuvo que esconderse de los falangistas bajo las boñigas, primero, en un horno después, y finalmente en una cuba de vino para huir a Silleda, en Pontevedra, donde su hermano Isaac, constructor y dueño de una empresa de autobuses, le dio refugio en los primeros meses de la Guerra Civil. Pero faltaba, para cerrar el círculo, el relato del encuentro de los dos primos, que también son los otros dos alcaldes de esta historia; Javier Ovalle, actual regidor de Arganza en las filas de Coalición por el Bierzo, bisnieto de Avelino; y Paula Fernández, actual alcaldesa socialista de Silleda, nieta de Isaac.
Y el epílogo que cierra el círculo comenzó en un grupo de Whatsapp de la familia de la alcaldesa, donde otra de sus primas compartió el enlace del reportaje publicado en enero en Diario de León sobre la dramática huida de Avelino Fernández; El alcalde que esquivó a la muerte enterrado en el estiércol. «Cuando leí la parte de la fuga a Silleda, descolgué el teléfono y llamé al Ayuntamiento de Arganza. Dije que era la alcaldesa de Silleda y que quería hablar con el alcalde de Arganza», relata Paula Fernández, encantada con el final que ha tenido esta historia. ¿Y cómo se presentó cuando la voz de Javier Ovalle apareció al otro lado del teléfono? «Soy tu prima», le dijo sin más.
«No nos conocíamos de nada», añade Paula. «Somos primos lejanos», reconoce Javier Ovalle, que a finales de la semana pasada viajaba por fin a Silleda para conocer a su pariente alcaldesa.
En Silleda apenas sabían nada de lo que le había ocurrido a Avelino Fernández antes de huir de Arganza. «Sabíamos que había venido ‘fusido’ (huido) en una cuba de vino y poco más, pero no conocíamos la intrahistoria y ha sido una sorpresa leer cómo la tía Antolina le escondió en el abono cuando fueron a buscarle», reconoce la regidora de Silleda.
Ovalle aprovechó el regreso de las vacaciones familiares en Galicia para, acompañado de su mujer y de su hijo visitar a la alcaldesa de Silleda. Recibido por la corporación municipal el pasado viernes, firmó en el libro de honor, comió con Paula Fernández y después fue a visitar la casa familiar en la vecina pedanía de A Bandeira, donde su bisabuelo estuvo escondido unos meses hasta que alguien lo delató. Por suerte, la ebullición de los primeros días de la guerra, cuando sacaban a la gente de las casas para matarles, ya había pasado y Avelino Fernández acabó en la cárcel, de la que salió en 1943.
Ovalle ya ha invitado a Paula Fernández a devolverle la visita. Y la alcaldesa de Silleda, que tiene el vago recuerdo de haber estado una vez en Arganza después de un larguísimo viaje por carretera cuando era niña, ya ha aceptado la invitación. «Por supuesto que tengo pensado ir. Javier me decía que se quedó con la sensación de que me conociera. Y lo más bonito de todo esto es que de una historia terrible haya salido algo hermoso».