Los jóvenes que aguantan el aliento del pueblo: «Las raíces son tan importantes como nuestras aspiraciones en la vida»
La mayoría se han ido del Bierzo, pero regresan con frecuencia y cargan a sus espaldas la responsabilidad de fomentar el ocio y la cultura en esa parte de España que se calza lejos de los grandes teatros. "Nadie debería pasar el invierno encerrado en casa".
Ninguno tiene más de 30 años ni vive en el pueblo. Algunos se fueron para estudiar o trabajar y otros son las hijas y los hijos de quienes tuvieron que hacerlo primero. Pero sin estar de continuo, están siempre. Son una nueva generación de jóvenes empeñados en demostrar que los pueblos tienen vida si se quiere y que el ocio y la cultura son tan necesarios como el consultorio médico, la escuela y la sucursal bancaria. En El Bierzo, cada vez hay más grupos de retornados (temporales o no) que cuidan de la salud social de la España que —dicen— está vacía «por lo poco que se invierte en ella».
Todo lo hacen de manera altruista. Regresan al pueblo cada fin de semana o varias veces al mes. En verano, siempre. Y lejos de aprovechar esa estancia para rebajar la actividad de su vida cotidiana, cargan a sus espaldas la responsabilidad de entretener a quienes se habían acostumbrado al letargo. Probablemente, impuesto. Pero detrás de esa acción está también la defensa de las tradiciones y la reivindicación de lo que creen que corresponde. Son jóvenes comprometidos.
"Hay una parte del Estado que está pendiente de coger un bus y largarse a la capital, pero también existe una memoria a través de la que articular soluciones que nazcan de abajo hacia arriba"
«Nuestra motivación nace de la falta de ocio y actividades culturales que hay en el pueblo. A su vez, tenemos una fuerte voluntad por aprender y transmitir la historia e intrahistoria de nuestros antepasados», aseguran Daniel, Blanca y Rubén desde Pereda de Ancares. Ellos viven en Madrid, Barcelona y Santiago y, este año, han organizado la primera edición del ‘Galochafest’, con música en directo y talleres ligados a la etnografía. También están dedicando tiempo a la recopilación de las palabras propias del dialecto de la zona.
Los tres defienden que la cultura, puede ser una herramienta de lucha contra la despoblación. «Podemos generar atracción y despertar un interés que fomente la vinculación al territorio. Es muy importante mantener vivo el entorno para que la gente siga sintiendo arraigo como para atraer a nuevas personas a conocer Valle de Ancares. La transmisión cultural es esencial no solo porque desarrolla una identidad personal, sino porque fomenta el mantenimiento de una visión colectiva sobre la cultura local», defienden estos tres jóvenes que recuerdan que «la cultura y el ocio son derechos fundamentales amparados por la Constitución» vivas donde vivas.
Desde que Dhana, David, Manuel, Mario, Bea, María y Ester se organizaron para preparar las fiestas de Páramo del Sil, el pueblo ha dado un vuelco de 180 grados. Empezaron instaurando bingos semanales para romper la soledad del invierno y han acabado convenciendo a los más incrédulos. Conciertos, talleres y actividades infantiles, deporte, jornadas de orientación y concursos gastronómicos son algunas de sus propuestas.
«La poca vida social que había en el pueblo estaba cayendo en picado. El invierno era muy largo y pocas veces te encontrabas a alguien por la calle"
«La poca vida social que había en el pueblo estaba cayendo en picado. El invierno era muy largo y pocas veces te encontrabas a alguien por la calle. No había nada que hacer, ningún punto de encuentro ni fecha señalada en el calendario más que las fiestas de verano. Sota, caballo y rey», explican los de Páramo.
Al principio, les dio «vértigo» el miedo a la nula participación, pero no. «Conforme íbamos haciendo actividades, la gente se subió al carro y el concepto caló en algunos de los que eran reacios al principio. Nuestra función es hacer que los del pueblo salgan y se relacionen y también crear un punto de encuentro para los que estamos fuera», relatan. «Lo que más nos hace falta es gente y con estas actividades conseguimos atraer a la de otras zonas. Es otra forma de fomentar el turismo», añaden.
Todos creen que los pueblos tienen futuro si se ponen ganas. Y de esas ganas no se pueden desligar, lógicamente, las comunicaciones y los servicios esenciales, incluido Internet. Esto que pudiera parece natural sobre el terreno no lo es porque, pese a los discursos políticos, sigue habiendo muchos puntos en negro. «El teletrabajo puede ser una gran ayuda para los pueblos, pero para ello es imprescindible una buena conexión», defienden los tres centinelas de Pereda, que citan como imprescindibles también el mantenimiento de actividades como la ganadería y la de las empresas de turismo.
"En los pueblos son necesarias herramientas para crear comunidad"
«A pesar de que el aburrimiento pueda ser revolucionario en las ciudades como medida contra las exigencias de productividad exhaustiva lo cierto es que en los pueblos, donde ‘nunca pasa el tiempo’, son necesarias herramientas para crear comunidad», aseguran Daniel, Blanca y Rubén, que han establecido una alianza con otros colectivos que luchan contra la despoblación a través de actividades culturales, como el MacaroRecords en Burgos y O Fiandón en El Bierzo También en Sotoparada (Trabadelo) hay uno de esos grupos de vida.
«La gente no debería pasar el invierno encerrada en sus casas. Eso tiene que cambiar», defienden los jóvenes de Páramo del Sil a las puertas de que el ciclo del verano termine y comience «la diáspora de exiliados», como lo denominan desde O Fiandón Berciano. Son Lucía, Raúl y Bruno. Ellos sí se quedaron para «embarullar el mundo rural» desde Valtuille de Arriba. «Para todas las que os vais y querer volver, estamos», dicen desde un Bierzo «quebrado por la apatía, la somnolencia y la falta de oportunidades». El mismo Bierzo que ellos y los demás alumbran.
«Las raíces son tan importantes como nuestras aspiraciones en la vida. Existe una parte del Estado que está pendiente de coger un bus y largarse a la capital, pero también existe una memoria a través de la que articular soluciones que nazcan de abajo hacia arriba, transformando demandas sencillas en políticas vertebradoras de lo público desde Sotogayoso a Madrid, pasando por Vilela y Soria», asegura O Fiandón, que ha revolucionado El Bierzo con cuatro letras. A.C.A.B (A comer al Bierzo).